Marginalidad y pobreza

“Aunque parezca mentira, hay sitios en Catalunya donde se vive así”

Las administraciones aseguraron que actuarían de "forma inmediata" en el barrio de Sant Roc, en Badalona, ​​después de las violaciones, pero de momento han hecho poco

11 min
Vecinos en una plaza del barrio de Sant Roc.

BadalonaA eso de las cinco de la tarde, la gente saca su silla plegable de casa y se sienta en la calle a tomar la fresca. Otros la dejan directamente encadenada a una farola. Por la acera un gallo se pasea tranquilamente picoteando todo lo que encuentra. Como en un pueblo. Pero no hay casas bajas, sino bloques de pisos de hasta quince plantas.

“Aquí lo que hay son ratas como conejos”. Es lo primero que te sueltan los vecinos. Debe de ser cierto porque hasta en el CAP dicen que han atendido algún caso de mordedura de rata. Lo que sí que hay seguro, y salta a la vista, es suciedad por todas partes. Bolsas y muebles acumulados al lado de los contenedores, y envases y papeles en el pavimento. Porque aquí cuando, por ejemplo, alguien acaba de beberse un zumo, coge y tira el tetrabrik al suelo. Sin miramientos. También es verdad que hay pocas papeleras.

Suciedad en el barrio de Sant Roc, de Badalona.

Las aceras están en mal estado y las malas hierbas crecen entre las baldosas, señal de que hace siglos que nadie las arregla. En un parque infantil hay un columpio sin columpios y sin juegos. Sólo quedan las marcas en el suelo, como si alguien los hubiera arrancado de cuajo. Los cables cuelgan de cualquier forma de las fachadas de los edificios e incluso algunos están atados con cuerdas.

Un parque infantil en Sant Roc con un columpio sin columpios y sin juegos.

Cuando oscurece, un grupo de jóvenes se instala en la calle Còrdova con varias sillas y un altavoz que emite música a toda castaña. En la calle Alfons XII hay otro grupito que también se ha montado su fiesta. Es un día cualquiera, entre semana.

Jóvenes escuchan música a toda castaña con un altavoz en una calle del barrio de Sant Roc, cuando ya ha oscurecido.

“Aunque parezca mentira, hay sitios en Catalunya donde se vive así”, afirma David Godino, director del instituto escuela Baldomer Solà. Se trata del barrio de Sant Roc, de Badalona, a menos de diez minutos en coche de Barcelona, y que en junio se convirtió en el foco de atención de todos los medios de comunicación porque algunos de los supuestos autores de las violaciones en el centro comercial Màgic y en un descampado cercano de este municipio, serían del barrio y menores de edad. De hecho, hace poco más de una semana dos fueron detenidos por los Mossos de Esquadra.

Actuación "inmediata"

Los casos generaron tanta conmoción que el consejero de Derechos Sociales, Carles Campuzano, y el flamante alcalde de Badalona, Xavier Garcia Albiol, se reunieron el 23 de junio para analizar las necesidades de Sant Roc y acordaron actuar “de forma inmediata”, según informó entonces el Ayuntamiento de Badalona. En definitiva, que la ciudadanía podía estar tranquila, porque ellos se pondrían manos a la obra. Han pasado más de tres meses. ¿Qué se ha hecho desde entonces?

En Sant Roc viven unas 14.000 personas, la mayoría de etnia gitana, aunque también hay un porcentaje muy elevado de extranjeros, casi el 30%, sobre todo de origen pakistaní. Hay que aclarar que no todo el barrio es igual. De hecho, está troceado en tres partes porque lo divide la avenida Marquès de Montroig, una vía por donde pasan dos carriles de tranvía y cuatro más de vehículos; y la autopista C-31, que cruza el barrio por encima dejando debajo una zona de parking enorme, muy útil para aparcar pero que es un nido de suciedad y no ayuda a la seguridad.

Sant Roc, un barri partit en tres
Al barri badaloní hi viuen 14.000 persones

SANT ROC NOU

C-31

SANT ROC VELL

avinguda Marquès de Mont-Roig

av. Alfons XIII

Congrés Eucarístic

av. del Maresme

carrer Alfons XII

100 m

SANT ROC NOU

C-31

SANT ROC VELL

av. Alfons XIII

av. Marquès de Mont-Roig

av. del Maresme

carrer Alfons XII

100 m

SANT ROC NOU

C-31

SANT ROC VELL

av. Alfons XIII

av. del Maresme

av. Marquès

de Mont-Roig

carrer Alfons XII

100 m

En uno de esos tres trozos, está el llamado Sant Roc nuevo. Una zona donde antes había bloques con aluminosis, que la Generalitat tiró al suelo y remodeló por completo a partir del año 2000. Invirtió casi 100 millones de euros y construyó 935 viviendas. Ahora hay edificios nuevos, las calles están bien arregladas y hay poca suciedad. No parece ni el mismo barrio.

Los nuevos edificios del llamado Sant Roc nuevo, remodelado a partir del año 2000.

“Yo solo reparto correspondencia por esta zona”, dice una cartera que empuja un carrito repleto de cartas. “Por la otra no me atrevo a ir sola. Me han llegado a tirar cosas desde las ventanas cuando llevo notificaciones de multas”, añade refiriéndose al degradado Sant Roc viejo. Allí la mayoría de los edificios son de cinco plantas sin ascensor, aunque también hay algunos bloques de quince, que los vecinos llaman “rascacielos”. La mayoría tienen humedad, techos desconchados, tuberías en mal estado…

Según los vecinos, en el barrio, tanto en la parte nueva como en la vieja, se conoce todo el mundo. Quizás por eso, cuando esta periodista intenta hacer algunas preguntas a un grupo de adolescentes, lo primero que dicen es: “¿Qué eres, de la secreta?”. Fuentes de Endesa afirman que la mitad de las conexiones eléctricas en el barrio son fraudulentas. El año pasado, la compañía abrió 553 expedientes en Badalona, la mayoría en Sant Roc, pero sólo siete correspondían a plantaciones de marihuana.

Cables colgando de cualquier forma en un edificio del barrio de Sant Roc.

Los datos de los Mossos de Esquadra también lo corroboran. Ni este año ni el pasado detectaron ningún narcopiso en el barrio. En 2022 solo clausuraron tres puntos de venta de droga –eso sí, uno de ellos lo regentaba una organización criminal-, y este año han desarticulado cuatro más, donde se vendía cocaína, marihuana o hachís.

Salvador Figuerola, director de la Fundación Ateneu Sant Roc, una entidad que trabaja en el barrio desde los años 80 y lo conoce bien, afirma que lo que hay en Sant Roc es “un grave problema de educación, vivienda, trabajo y salud”. En otras palabras, de marginalidad y pobreza. “La gente vive de subsidios sociales, del mercadillo y la chatarra”. Según dice, las administraciones públicas han hecho inversiones en el barrio pero de forma discontinua y, se queja, “es muy difícil trabajar de esta manera”.

La médico de familia Clara Flamarich y la enfermera Silvia Mas, del CAP de Sant Roc, confirman que ellas también detectan en la consulta estas graves deficiencias sociales. Por ejemplo, tienen muchos casos de obesidad y diabetes por una alimentación no saludable. También hay “un brote de sarna que no se puede controlar”, y que atribuyen al hacinamiento en las casas. Muchos pisos apenas miden 60 metros cuadrados y la mayoría de las familias son numerosas, con al menos tres o cuatro criaturas. 

Uno de los edificios de cinco plantas sin ascensor en el barrio de Sant Roc.

Un informe publicado en mayo por la Comunalitat Badalona Sud, un programa impulsado por el departamento de Empresa y Trabajo de la Generalitat, redunda en ese aspecto con datos que ponen los pelos de punta. En el Sant Roc Viejo, solo entre el 26 y el 37% de la población tiene un trabajo formal, según datos del 2021. Es el barrio de Badalona con más desahucios, uno de los tres de Catalunya con la renda más baja, y el absentismo escolar llegaba al 60% en la educación secundaria en 2017. Desde hace poco más de dos meses, además, las decenas de inmigrantes que vivían en la nave industrial que se quemó en 2020 en Badalona se han instalado en un antiguo centro educativo abandonado del barrio. La miseria llama a la miseria.

Absentismo escolar

“Más que un centro educativo, a veces parecemos un centro asistencial”, declara David Godino, el director del instituto escuela Baldomer Solà, en alusión a la atención que deben dar al alumnado ante este panorama social. El centro tiene 400 alumnos, la mayoría de Sant Roc y un 70% de etnia gitana, y un absentismo escolar de más del 25%. Eso significa en la práctica que más de 100 niños no van a clase.

“Tenemos los absentistas crónicos, a los que no vemos el pelo en todo el curso y solo aparecen algún día. Y los absentistas intermitentes, que vienen tres o cuatro días a la semana”, detalla. También dice que hay niños que se quedan dormidos en clase porque se pasan la noche con el móvil o tomando bebidas energéticas, o alumnas que abandonan la ESO porque se quedan embarazadas o se casan. “Tienen muy asimilada la idea de que, a la hora de buscar trabajo, se lo darán antes a un payo que a un gitano. “¿Entonces para qué estudiar?”, añade.

Un vecino con su hijo en el barrio de Sant Roc.

“Mi niña se sacó un título de peluquera pero ¿sabes de qué trabaja? Fregando, porque es gitana y no la coge nadie”, se queja una vecina que está sentada a la fresca en la calle Alfons XII. “Casamos a los hijos jóvenes para que tengan responsabilidades y no vayan por ahí haciendo el golfo”, argumenta.

Un grupo de adolescentes de entre 15 y 16 años que matan el tiempo allí cerca y fuman un cigarro que se pasan de mano en mano contestan de esta manera cuando se les pregunta sobre los estudios. “Yo quiero ser mecánico o basurero”, suelta uno. Es difícil discernir si vacila o habla en serio. Otro admite que a veces por las mañanas no va al instituto “si hace mucho frío”.

“Cuando las necesidades básicas no están cubiertas, la educación no es la prioridad”, destaca el responsable de los programas educativos del Secretariado Gitano en Catalunya, Miguel Jiménez. También declara que el hecho de que exista un centro con el 70% del alumnado gitano ya es una anomalía, porque estigmatiza; y que a los alumnos gitanos les faltan referentes y acompañamiento. Ellos tienen diversos programas en Sant Roc, pero son una gota en un océano.

La fachada de un edificio en el barrio de Sant Roc.
Rellano de un bloque de pisos en el barrio de Sant Roc.

El departamento de Educación ha facilitado al ARA un largo listado de acciones que está realizando para prevenir el absentismo escolar y la violencia. Un profesor del instituto Enric Borràs, donde estudiaba el hermano de la niña que fue violada en el centro comercial Màgic, y que prefiere mantener el anonimato, asegura que es una problemática que va más allá de los centros educativos. “Los alumnos están carentes de disciplina e hiper sexualizados”, denuncia. Pone un ejemplo: “El viernes me encontré una pareja de primero de ESO, es decir, niños de 11, 12 o 13 años, morreándose en clase, mientras el resto de alumnos les gritaban que se hicieran un OnlyFans para ganar dinero”, en referencia a la plataforma social de pago que se caracteriza por los contenidos eróticos. También asegura que niños de esa edad hablan abiertamente de “follar” y de pornografía.

Carles Dorce, el director del instituto Barres i Ones, con un 25% de alumnado de Sant Roc, asegura que ya tienen suficientes integradores y educadores sociales en el centro, no necesitan más personal. “Lo que necesitamos es alguien que trabaje con las familias y el colectivo. Enviamos informes a Servicios Sociales del Ayuntamiento de Badalona, pero es el desierto”.

Una trabajadora de Servicios Sociales y delegada de CCOO, que también prefiere mantener el anonimato, rebate que no es el desierto, sino que no dan abasto. El Ayuntamiento de Badalona solo tiene un único técnico de absentismo escolar, 5 trabajadores sociales y 4 educadores de calle para todo el distrito 6, que incluye Sant Roc y dos barrios más. En total, unos 20.000 habitantes. Del 1 de enero al 19 de septiembre, abrieron 775 expedientes y atendieron 1.746 personas, según datos del consistorio. “Solo hacemos un trabajo de contención. No podemos desarrollar un plan de trabajo con las familias, porque tenemos poco para ofrecerles”, lamenta la trabajadora.

Aparcamiento que hay debajo de la autopista C-31, que cruza Sant Roc por arriba y divide el barrio.

Sin embargo, el tercer teniente de alcalde de Territorio y Sostenibilidad de Badalona, Daniel Gracia, declara que, de momento, no tienen ninguna intención de reforzar los servicios sociales porque primero prefieren reactivar el Consorcio Badalona Sud, un organismo creado en 2006 para que el Ayuntamiento y la Generalitat aunaran esfuerzos en esa zona de Badalona. En 2022 se decidió disolverlo, pero ahora lo pretenden resucitar tras el escándalo de las violaciones. El director general de Acción Cívica y Comunitaria del gobierno catalán, Xavier Godàs, aclara que, para reactivar el consorcio, hay que reformar sus estatutos, el pleno de Badalona lo tiene que ratificar, debe pasar un periodo de información pública… En definitiva, que va para largo.

El proyecto bloque a bloque

Lo que la Generalitat sí que pretende hacer ya es firmar un convenio con el Ayuntamiento para impulsar el denominado proyecto bloque a bloque, con el objetivo de organizar las comunidades de vecinos para que, por ejemplo, puedan solicitar subvenciones para la rehabilitación de los edificios. El problema es que muchos de los pisos en Sant Roc son ocupados y, en consecuencia, los vecinos no podrán pedir ayudas aunque se organicen. El departamento de Derechos Sociales destinará 120.000 euros anuales durante tres años para el proyecto. Por su parte, el tercer teniente de alcalde de Badalona asegura que ellos ya han intensificado el servicio de limpieza y la presencia policial en el barrio.

“Esto no se resuelve con 100.000 euros más para servicios sociales. Hace falta un plan integral de lucha contra la pobreza”, reivindica Carles Sagués, de la Plataforma Sant Roc Som Badalona, con quien es difícil mantener una conversación, porque cada dos por tres recibe llamadas de vecinos que le piden ayuda. La plataforma reparte comida, ofrece asesoramiento y sobre todo intenta frenar los desahucios, que son el pan de cada día en el Sant Roc viejo.

Vecinos de Sant Roc intentan evitar el desahucio de un piso en el barrio.

Natalia, de 25 años, y Francisco, de 26, son padres de una niña de 6, otra de 5 y unos mellizos de tres. Han recibido una orden de desahucio y no saben dónde ir. Viven de un subsidio social y de buscar chatarra. “En servicios sociales nos dan como solución que busquemos un piso de alquiler en Tortosa, porque allí los hay por 300 euros”, dice ella. O sea, a casi 200 kilómetros de distancia.

Lorenza se encuentra en la misma tesitura. “Dejé el colegio en segundo de ESO, me casé con 15 años y tengo dos hijos de 4 y 5”, explica. Ahora tiene 23 años y su marido la dejó hace tres. No puede evitar que se le salten las lágrimas cuando llega la comitiva judicial a desalojarla del piso. Tras mucho negociar, le dan de plazo hasta el 11 de octubre para que coja sus bártulos y se vaya. Natalia y Francisco lo tienen que hacer antes: el 9 de octubre. Suplican ayuda.

Natalia y Francisco, con sus cuatro hijos. Piden ayuda para que no les desahucien del piso donde viven en Sant Roc.
Lorenza llora cuando la comitiva judicial le dice que debe desalojar el piso donde vive en Sant Roc con sus dos hijos, de 4 y 5 años. Su marido la dejó hace tres años.

En cambio, ni la Generalitat ni el Ayuntamiento tienen una fecha para el inicio del proyecto bloque a bloque. “Teníamos que firmar el convenio con el Ayuntamiento en marzo, pero con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina era imposible”, justifica Godàs. También asegura que la inestabilidad política en Badalona tampoco ha ayudado a hacer avances. En los últimos ocho años, ha habido cinco alcaldes en el municipio. En cuanto al Consorcio Badalona Sud, confía que antes del próximo verano se pueda reactivar. Pero entonces faltará poco más de medio año para las elecciones a la Generalitat. ¿El calendario electoral volverá a ser un estorbo para que se haga algo en Sant Roc?

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