"Somos los pobres de los ricos"
Vecinos de la zona de les Planes de Barcelona se reivindican como "los olvidados" de Sarrià-Sant Gervasi
Barcelona"Esto es Sarriá-Sant Gervasi. Somos el distrito más rico de Barcelona. ¿Ves estas calles con grietas? Son Sarriá-Sant Gervasi. ¿Ves todo este cableado sin soterrar? Hace más de un año que la calle principal del barrio, Major de Rectoret, está cortada porque hubo un desprendimento y todavía esperamos que lo arreglen. ¿Te lo imaginas esto en medio de Sarrià? Somos los grandes olvidados". Se llaman Hortènsia Duran, Antoni Palanques y Mari Ángeles Zuazo y son vecinos de la zona de les Planes, en Collserola pero todavía dentro de los límites de la ciudad de Barcelona y no –por unos metros– de Sant Cugat del Vallès. El último informe sobre renta disponible del Ayuntamiento puso de relieve que, efectivamente, la sección censal donde está Vallvidrera, el Tibidabo y les Planes se sale del molde de lo que sería habitual en Sarrià-Sant Gervasi: en los barrios de montaña, la renta media de las familias se sitúa en el intervalo de entre el 80% y el 90% de la media de Barcelona, que es de 21.484 euros per cápita, muy por debajo de los 33.113 euros del distrito, que es el más rico de la ciudad.
"Somos los pobres de los ricos, pero nosotros somos todavía los más desfavorecidos porque tenemos las casas afectadas y esto es una condena", denuncia Hortènsia Duran, presidenta de la Asociación de Veïns amb Afectacions Urbanístiques de les Planes. Hay una sexagésima de vecinos de la zona que, como ella, han visto como sus casas, construidas a mediados del siglo XX, han quedado incluidas dentro del Parque Natural de Collserola y definitivamente condenadas a desaparecer. Hace años que conviven con la losa de la afectación urbanística que les impide hacer grandes transformaciones a las viviendas, a pesar de que aseguran que cuando se construyeron, antes del Plan General Metropolitano de 1976, no había ninguna calificación que impidiera edificar en estos terrenos, que las casas eran "alegales" y que los vecinos pagaron los costes de urbanización y tienen todos los servicios. Y ahora ven como en algunos casos, como en la calle Nebuloses, la línea del parque natural deja sus casas fuera de la legalidad, pero, en cambio, permite construir otras nuevas al otro lado de la calle.
Los vecinos de la zona de sienten "olvidados" en cuanto a inversiones municipales y muy lejos del resto del distrito en todos los sentidos. La frontera entre unos y otros es boscosa, ancha y tiene conexión en ferrocarril. "De Sarrià-Sant Gervasi, aquí solo tenemos su nombre", defiende Antoni Palanques, que explica realidades como que el bus que les conecta con las estaciones de FGC tiene una frecuencia de paso de más de una hora. "Moverte sin coche es muy complicado. La subida es durísima", asegura este vecino de la zona del Rectoret, donde todavía esperan que se repare el tramo de la calle Mayor dañada por un derrumbamiento en abril de 2020, y cortada al tránsito. El gobierno municipal asegura que la previsión es hacer las obras en octubre. "Si esto fuera el centro de Sarrià...", recelan estos vecinos.
Fronteras invisibles
Esta no es la única frontera invisible entre zonas vecinas de la ciudad. Ni tampoco la más pronunciada: las más evidentes se dan entre la parte antigua y la parte nueva del barrio de Diagonal Mar –aquí lo que queda por encima de la Diagonal no es la zona rica– y con los barrios del Besòs, en el distrito de Sant Martí: una línea estrecha –hecha a base de edificios altos y grandes ventanas– que separa una de las zonas con más poder adquisitivo de la ciudad de una de las más pobres. "Han levantado edificios altos como si fueran pantallas para tapar lo que hay detrás", radiografía José Manuel López, presidente de la Asociación de Veïns del Maresme, que es parte de lo que hay detrás de los edificios de lujo de Diagonal Mar y el Front Marítim. El último ejemplo se acaba de levantar al final de la rambla Prim, cerca ya del Fòrum: el llamado edificio Antares, de la arquitecta francesa Odile Decq, un bloque espectacular de 28 plantas con pisos con vistas al mar que se anuncian a partir de 850.000 euros y que ya están prácticamente acabados.
"Los vecinos de las promociones de lujo no miran a los de los barrios humildes del entorno. Es como si hubiera una pantalla. No se implican en la vida de barrio, no les conocemos", añade López, que asegura que uno de los problemas de los barrios del Besòs es que la gente no va a hacer cosas ahí si no vive en la zona, y que muchos vecinos se van si mejora su situación económica. Por eso, apunta, han hecho propuestas como pedir que el bus turístico alargue su recorrido más allá del Fòrum y suba por la rambla Prim para que "los turistas también conozcan esta Barcelona". Visibilizarla. El bus turístico, sin embargo, no llega ahí. Ni los turistas.
Diferencias internas
Más allá de los contrastes evidentes con los barrios vecinos, Diagonal Mar y el Front Marítim también tiene diferencias importantes dentro de sus mismos límites, con el paseo de Garcia Fària ante el mar y considerada la quinta calle más cara de Barcelona –un estudio de Engels & Völkers fijaba hace poco en 6.000 euros por metro cuadrado el precio de la vivienda en esta vía– y las construcciones humildes de las cooperativas de los años 70 al otro lado de la Diagonal. "Son cuatro barrios con realidades muy diferentes en una: la parte antigua de Diagonal Mar, donde están las viviendas que se construyeron para los trabajadores de fábricas como Macosa; la parte nueva de Diagonal Mar, con los bloques de lujo y el parque, y las dos partes del Front Marítim, la más cara, que es la de primera línea, y la que queda más hacia el interior, con más mezcla", resume Amador Monleón, de la Asociación del Front Marítim.
Lo que queda popr ver, según Antonio López Gay, del Centro de Estudios Demográficos y del departamento de Geografía de la UAB, es cuál de las dos realidades de la zona se va imponiendo, cuál toma más protagonismo frente la otra. Apunta que se ven cambios como la diferenciación entre el lado Llobregat y el lado Besòs de la rambla Prim: en el primero detecta, explica, un crecimiento de la población con estudios superiores, lo que puede provocar cambios en el tejido. Mirando el mapa de las diferencias de renta al por menor de las secciones censales, López Gay también señala otras zonas de contraste, como la distancia que separa el barrio del Raval del de Sant Antoni, acentuada por el proceso de gentrificación que se ha vivido en Sant Antoni, ahora con una renta media per cápita de 21.627 euros, mientras que la del Raval es de 12.351. O la frontera entre Sants y los barrios de Collblanc y la Torrassa del Hospitalet.