Protestas ecologistas por una carretera junto a las marismas de Pals
El Ayuntamiento de Pals quiere terminar el último tramo del vial norte que lleva a la playa del Grau, pero SOS Costa Brava critica que pondría en peligro los ecosistemas de las balsas de Coll
MástilesPara llegar en coche a la playa del Grau, al norte de la larguísima costa de Pals, es necesario desviarse de la C-31 en dirección a la depuradora. Tras el desvío, comienza una carretera de dos carriles con doble dirección, ancha y en buen estado, hasta que, después de 2,4 kilómetros, queda abruptamente cortada por una señal de stop. Entonces, para acabar de hacer vía hasta el mar, la ruta sigue por un paso estrecho, con bultos, muros a ambos lados, cruces con poca visibilidad y un final sin asfaltar, que desemboca en la calle de las urbanizaciones y el camping cercanos a la playa. En verano, cuando la llegada de visitantes se multiplica exponencialmente, por este trazado, que no está suficientemente acondicionado para recibir un gran volumen de tráfico, pasan cientos de vehículos, generando graves problemas de movilidad.
Por eso, desde hace tiempo, el Ayuntamiento de Pals trabaja para arreglar y hacer más transitable esta parte final del vial norte. La intención del consistorio es alargar la misma carretera que va de la depuradora hasta la rotonda del camping, asfaltando aproximadamente 1,5 km de una nueva ruta en diagonal, desde el stop hasta la rotonda. El proyecto, que ya estaba previsto en el planeamiento municipal de 1985 y aparece acotado en el mapa oficial del catastro, está en fase de estudio. La Generalitat de Cataluña debe darle ahora el visto bueno ambiental definitivo, ya que en 2022 rechazó el proyecto inicial del consistorio por los informes desfavorables de la Agencia Catalana del Agua (ACA) y el Parque Natural del Montgrí sobre el suyo impacto en el entorno.
Las balsas de Coll, ¿en peligro?
Los ecologistas ampurdaneses están radicalmente en contra del proyecto, ya que consideran que el trazado del final de la carretera delimitaría con el espacio de interés natural de las balsas de Coll, una extensión de arrozales, marismas, carrizales y dunas desde de donde es posible mirar aves y animalitos. "El estanque del Vernagar quedaría afectado y todo es zona inundable, cuando llueve todo se niega, así que la carretera cortaría el flujo natural del agua", argumenta Pau Bosch, presidente de Salvem la Playa de Pals y vicepresidente de SOS Costa Brava, que continúa: "Es un paraje de gran interés faunístico, pasan muchas aves migratorias y los amantes de la naturaleza vienen a ver patos, cigüeñas, crustáceos o insectos". Desde SOS Costa Brava aseguran que, en el momento en que el ayuntamiento palsense tramite el proyecto recorrerán la propuesta, dado que, por mucho que esté amparada por los mapas municipales, consideran el planeamiento de 1985 está "desfasado".
El Ayuntamiento, sin embargo, matiza que no tiene otra opción que seguir el trayecto que marcan los mapas del municipio y que, si los agentes medioambientales de la Generalitat concluyen que es necesario reconsiderar el trazado para no afectar a los humedales colindantes, adaptarán el planeamiento sin inconveniente. "No estamos construyendo una nueva carretera que cruce por medio las Balsas de Coll y los arrozales, sencillamente queremos acabar la parte final de una carretera que acaba con un canal que en un principio sólo estaba pensado para tractores y ahora pasan muchos coches", explica el alcalde Carles Pi.
Para el Ayuntamiento, el trazado actual es peligroso
El principal argumento del consistorio para sacar adelante esta infraestructura es, pues, los problemas de tráfico y seguridad vial que genera actualmente el trazado final, asfaltado en malas condiciones, por donde los meses de temporada turística comparten calzada muchos coches, caravanas y bicicletas arriba y abajo. Estas razones, sin embargo, no convencen a los miembros de las plataformas naturalistas: "Por 15 días al año, no vemos la conveniencia de gastarnos millones de euros y estropear el entorno", defiende Bosch. "Además, será contraproducente porque, en vez de mejorar el tráfico, la carretera provocará que aumente la circulación y la frecuencia en una playa que tiene dunas protegidas y que está muy cerca de Radio Liberty, un espacio que también está protegido" , termina.
El alcalde, en cambio, replica que el paso de coches por esta carretera no es estacional, ya que, según explica, "de enero a agosto del pasado año, pasaron 450.000 vehículos, la mitad en verano y, el resto, durante el invierno y la primavera". Carles Pi también argumenta que si cerraran el paso del vial norte y desviaran a toda la gente que quiere venir a la playa del Grau por la carretera principal de la parte sur de la playa de Pals, en el lado de Begur, donde están todos los campings, hoteles, supermercados y urbanizaciones, "esta zona sur quedaría absolutamente masificada".
El fantasma de una nueva urbanización
Por último, los ecologistas también quieren intentar detener esta infraestructura porque temen que abra la puerta a un proyecto urbanístico con mucho impacto en las dos parcelas por las que ahora cruza la pista sin asfaltar. "Este vial es necesario para construir una macrourbanización de 600 segundas residencias en un pinar”, asegura Pau Bosch, mientras que el alcalde afirma que son dos temas independientes: "Este es un solo urbanizable desde hace mucho tiempo, el Ayuntamiento no puede descalificarlo sin pagar indemnizaciones millonarias y los promotores no necesitan el vial", concluye Pi.