Los púnicos fueron la primera civilización cosmopolita del Mediterráneo
Un estudio genético con participación catalana constata que este pueblo no tuvo contacto con los fenicios
BarcelonaEn el mar Mediterráneo, cuna de tantas civilizaciones, la púnica fue la primera realmente cosmopolita y la que realizó el primer intento de globalización. Lo recoge un estudio publicado este martes en la revista Nature, impulsado por el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, que ha analizado el genoma de 210 individuos de 14 yacimientos en España, el norte de África y las islas italianas de Sicilia y Cerdeña.
Los investigadores descubrieron que los púnicos tenían muy poca relación genética con los fenicios, aunque ambas civilizaciones compartían raíces culturales, económicas y lingüísticas. Esto significa que los fenicios transmitieron su cultura a personas de ascendencia completamente distinta, pero sin que hubiera una migración masiva. La asimilación de la cultura fenicia se realizó a través de un proceso dinámico de transmisión.
La cultura fenicia surgió en las ciudades-estado de la edad del bronce en la orilla oriental del Mediterráneo, donde hoy en día se sitúan, entre otros países, Líbano y Siria, y desarrolló innovaciones trascendentales como el primer alfabeto. En el siglo VI antes de Cristo, Cartago —ciudad del actual Túnez— se convirtió en uno de los principales centros de influencia fenicia, pasando a ser conocidas como púnicas todas las comunidades asociadas a ellas. Entre ellas se establecieron redes de comunicación que facilitaron los intercambios culturales y comerciales por toda la costa marítima.
Primer intento de globalización
A partir de la investigación, los investigadores afirman que, pese a las similitudes culturales, entre fenicios y púnicos existe una "desconexión genética", según explica el director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona y paleogenetista del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, Carlos Lalueza-Fox, que colidera el estudio. A diferencia de los romanos, que basaron su expansión en conquistas militar, la civilización púnica se esparció por las costas del mar en el "primer intento de globalización o de imperio transmediterráneo" a través del comercio. Cartago sí se expande y mezcla genéticamente con el resto de poblaciones mediterráneas, mientras que entre fenicios y cartagineses no había una relación genética muy extensa, precisa.
Los investigadores han utilizado técnicas de ADN antiguo, como la secuenciación y análisis de genomas de restos humanos enterrados en yacimientos fenicios y púnicos de diferentes puntos del Mediterráneo con el objetivo de caracterizar la ascendencia de estos pueblos y buscar vínculos genéticos. Todos los yacimientos púnicos de los que se han estudiado muestras de ADN tienen una ancestralidad norteafricana que antes no estaba, una expansión genética que "representa esta globalización". En estos yacimientos se encuentran individuos locales, norteafricanos y otros que son mezcla de ambas ancestralidades.
Otro signo de globalización, según Lalueza-Fox, es que encontraron un par de parientes cercanos, aproximadamente primos segundos, enterrados a ambos lados del Mediterráneo, uno en el norte de África y otro en Sicilia, lo que implica la existencia de una vía de conexión marítima. El perfil genético del mundo púnico "era extraordinariamente heterogéneo", según David Reich, de la Universidad de Harvard y otro de los coautores de la investigación, informa Efe.
A partir de ahora, Lalueza-Fox apunta a que los resultados pueden ser una ayuda para que la paleogenética sea capaz de reinterpretar parte de la historia de la civilización fenicia, ya que su voz ha llegado hasta nuestros días a través de lo que han explicado sus enemigos romanos. De hecho, no hay ninguna crónica, ningún escrito, "aunque era una civilización lógicamente muy avanzada". De este modo, se puede "dar una cierta voz a estas personas ya esta civilización" de la que solo se tiene la versión "de quienes la destruyeron", subraya el investigador catalán.