Milenario de Montserrat

"La Moreneta es algo de todo el mundo, sea religioso o no"

Miles de personas se han concentrado para seguir la procesión de la Virgen de Montserrat, la primera de este siglo

Uno de los momentos de la primera procesión de la Moreneta este siglo
27/04/2025
6 min

Monistrol de Montserrat"La Moreneta es algo de todo el mundo –dice–, sea religioso o no". El vagón del cremallera donde estamos, que ahora se pone en marcha para llegar a Montserrat antes de las diez, está lleno de periodistas. Ella, de hecho, es Montserrat Esteve, la directora del programa religioso de 3Cat, Signos de los tiempos. Esta Montserrat (una de las pocas Montserrats que hay hoy en día) nos explica –a nosotros, porque todos los del vagón, incluido el político Jordi Turull, que se sienta al fondo, ya lo saben– qué pasará hoy en lo alto de la montaña. "Hoy sacan la virgen en procesión, y será una de las tres veces que habrá salido en procesión, la primera del siglo". La sacarán en un bayard, y dará la vuelta a la plaza, cerca de los devotos que ya hace días que han reservado silla. Llegamos con la montaña cubierta de niebla, sólo se ven las agujas.

En uno de los miradores, rodeado de romero, estarán los periodistas. No podremos movernos de allí, cuando empiece la ceremonia, y Pau, el fotógrafo del ARA, piensa cómo hacérselo para tener la imagen histórica. "A las diez no habrá niebla", nos dice Eduard Pladellorens, que es quien se encarga de "la prensa" y conoce bien la climatología. "Cuando sale el sol, desciende la nube, es habitual".

Un espectáculo de drones iluminó el cielo con la cara de la Moreneta.
El evento ha congregado a miles de personas en Montserrat.

Y acto seguido nos explica "la escalerilla" del acto: "El abad la sacará del trono y se lo dará al padre párroco, que la sacará del camarín. Se lo dará al prior y al subprior, y ellos dos la bajarán por el Portal Angélico. Bajarán las escaleras y la colocarán en el baiard L'' mixto, y cuando vengan al escenario, los de la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lurdes, y entonces, cuatro miembros de la comunidad benedictina...".

"¡Estoy malalta y no me dejes pasar!", se desgañita una señora. La vigilante de seguridad le intenta explicar que las sillas están reservadas. "¿Dice que vendrá Salvador Illa?", nos pregunta una mujer. "No lo sé, ayer estaba en Sevilla con el Barça", hace otra. ¿eh?" Nos giramos porque llega el padre Bernat Juliol a hablar con nosotros. "¿Le podemos pedir nombre y cargo?", hace una chica, y yo sonrío con eso de "cargo". El cargo –apunto– es comisario del Milenario, mayordomo y subprior. catalanista en plena dictadura. "Los políticos que hicieron la democracia estaban aquí", añade: "No podemos sentirnos unidos sin símbolos". la virgen a hombros para salvarla. "Dime de qué medio viene –hace también–, "porque la Virgen sí sabe sus nombres, pero yo no". Le preguntamos qué le parece que va a pasar. Todos pensamos que habrá emoción y lágrimas. "Llorar, ya está bien", nos dice. Acto seguido, los periodistas de las cadenas estatales le "Para el señor, mil años es un día, pero para nosotros, no...", siento que cuenta él.

La misa de este domingo con la imagen de la Moreneta.
Cientos de personas han acudido a la misa en Montserrat.

"Somos suscriptores del ARA –me dice una mujer–. Estamos en el Hotel Cisneros desde ayer. Hubo concierto de la Sinfónica del Vallès, precioso, con música de películas. Y después, el espectáculo de drones, espectacular". Les pregunto dónde se compran las medallas de la Virgen María, que me han pedido las vecinas. "Abajo, en la tienda, hay de todo –me hacen saber–. Y si las quieres bendecidas, ¿sabes qué puedes hacer? Cuando visites el camarín las metas dentro del agua bendita y ya quedan bendecidas". De repente, recuerdo que mi abuela, por decir "agua bendita", decía "agua bendita". Un hombre, este de Sant Vicenç de Castellet, me dice: "¡Eh, vigila! Llevas el teléfono a flor de piel!" Quiere decir que lo llevo en el bolsillo y se me caerá. Una mujer grita, en inglés, porque dice que no la dejan entrar a ver a la virgen, que es negra como ella, por racismo. Intento decirle que es por las reservas, pero no lo consigo. "Tomàs Molina ha subido con nosotros –me hace saber una señora–. Y le hemos dicho que llevábamos crema solar". El corazón de monaguillos empieza a ensayar. Cantan –y perdón por la broma– como los ángeles. "Si hago un gesto grande con la mano, ¿qué quiero decir?", les recuerda el director, que no presta atención a que el micrófono está abierto. "¡Está la prensa antes que una señora enferma! ¡Esto no es razonable!", se desgañita una señora, que quiere sentarse. El turismo religioso puede ser tan arrebatado como el turismo deportivo o de conciertos. Todo de señoras, con la tablet, toman imágenes de las flores del altar, en la tarima de la plaza. Con el dedo pulsan airosamente los botones, como quien toca un timbre. Siento, de vez en cuando, "Montse!" o "Montserrat!" La mayor concentración de Montserrats que tendré nunca tan cerca.

Empieza la ceremonia y, con relativa sorpresa, constato que el público aplaude cada uno de los "pasos". Uno de los religiosos, de voz extraordinaria, por grave y aterciopelada, canta: "Es mayor el señor, no nos cansamos de alabarlo. Su montaña santa es admirable, es el gozo de todo el mundo..." Me fijo en la letra: "Les ha cogido, allí mismo, un temblor, al igual que el dolor de la mujer." Entonces, comienza la misa, que oficia el padre abad.

La imagen de la Moreneta se ha colocado en el bayard, una especie de litera que le ha servido de base y que data de 1916 y se ha restaurado especialmente para la ocasión.
La talla románica ha quedado protegida por un palio que ya se utilizó en 1947, cuando se entronizó a la Virgen de Montserrat.

Giro la cabeza y veo que en una ventana del Hotel Cisneros, en la planta baja, justo detrás de donde estamos, hay una abuela sentada. Entro y me acerco. En el alféizar de la ventana hay libros. La fiebre de oro, de Narcís Oller; Lo que sé de los vampiros, de Francisco Casavella, y el Diccionario Crítico del Arte Español Contemporáneo. Me sonríe y me pregunta si quiero sentarme. Se llama Eulàlia Rocabert, me cuenta, y tiene 82 años. La luz del sol le ilumina una mejilla. "Tengo una historia muy bonita, si la quiere oír". Me siento en el sillón de al lado. "Mi padre, Jaume Rocabert, escapó de la guerra, porque no quería disparar, con otro compañero. Cuando pasaba por aquí, por Montserrat, se cayó, y la pierna le hizo un creo, se le rompió. Y le prometió a la Virgen María que si le dejaba llegar a casa, cada año la subiría a ver". Mueve la cabeza. "¿Tiene prisa? ¿Tiene que ver a la virgen de más cerca?". Hago que no. "Mi padre, tan devoto de la Virgen, y yo... ¡nací el día de la Virgen de Montserrat! Le debía decir: «Te mando a esta niña para que se cuide de ti»". Al oírla, me he ablandado toda. Me ha salido la acelga que sin duda llevo debajo de la cazadora de cuero. Salgo fuera, aún conmovida.

"Rosa de abril, morena de la sierra", canta esta montaña. Que le digan al timbaler. "BK_SLT_LNA" "Yo a ti te conozco!", dice una señora. Y me los quedé yo". Me mira fijamente. "Yo querría ir a grabar la Moreneta de más cerca...". Le coloco un pase de prensa y bajamos hasta la valla. El jefe de prensa sonríe y mira hacia otro lado. La señora llora. Pero hay mucha, gente que llora, allí solados, allí sentados bajo el sol. ruidosamente, fuera de allí, su emoción, que quisiera oír, me miro la ventana del hotel.

El evento ha reunido a miles de personas.
Decoración floral confeccionada para la ocasión.

 

stats