Si sacas un 5 pelado, el siguiente examinando tiene menos opciones de aprobar

Detectan y calculan por primera vez la erosión de la generosidad a la hora de evaluar un examen

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Un estudiante haciendo el examen de lengua castellana y literatura de la selectividad

Seguramente alguna vez te has enfrentado a un examen y has pensado que tu nota no solo dependía de tus respuestas sino también de la nota de los otros evaluados. Y probablemente no te equivocabas. Hasta ahora, varios estudios ya han corroborado que el orden a la hora de evaluar afecta a la probabilidad de aprobar, y se habían dado dos explicaciones a este fenómeno: el efecto contraste –si corriges un examen es casi inevitable compararlo con el examen anterior– y el efecto expectativa –de manera consciente o no, el evaluador tiene en mente cuántos tendrían que aprobar y cuántos no–. Ahora bien, estas dos explicaciones no tienen en cuenta todo lo que representa para un candidato el simple hecho de aprobar con un 5 pelado, y esto es lo que han querido analizar un grupo de investigadores catalanes de la Universitat de Barcelona, de Zúrich y de Brown.

Con el objetivo de estudiar cómo afecta en la decisión de los comités evaluadores el hecho de que un candidato ocupe una posición determinada en la lista de personas examinadas, han analizado 10.000 pruebas de oposiciones en el cuerpo de docentes de primaria y ESO del 2019 y han visto que la nota más repetida en la primera prueba –la presentación de la programación didáctica– era un 5 o un 5 y pico. "Muchos de estos 5 eran actos de generosidad. Era una manera de decir: «Te apruebo y ya veremos»", explica al ARA Jordi J. Teixidó, investigador de la Facultad de Economía y Empresa de la UB y coautor del artículo, publicado en Science Advances. Pero este "acto bondadoso" de poner un 5, que podía salvar a algunos alumnos del suspenso, acaba generando un efecto perverso, porque los evaluadores se vuelven más estrictos con los siguientes. "Es un nuevo sesgo cognitivo que hemos denominado erosión de la generosidad, porque la generosidad de poner cincos se va gastando", argumenta Teixidó.

Un 7,7% menos de probabilidades de aprobar por cada 5 previo

Pero los investigadores no solo han puesto nombre a tal efecto sino que también lo han calculado, y han concluido que las probabilidades de aprobar de un candidato disminuyen un 7,7% por cada persona que previamente haya sacado un 5. "Lo más interesante es que cuando tenemos en cuenta el nuevo efecto de generosidad, el efecto contraste y el efecto expectativa son irrelevantes. El nuevo efecto es más importante que los otros", sentencia el investigador. Es decir, al contrario de lo que habían dicho otras investigaciones, el mecanismo que afecta a la nota final no es la fatiga de examinar, ni la comparación con los candidatos anteriores, ni la expectativa del jurado, sino la erosión de la generosidad, porque los evaluadores tienden a ser generosos y aprueban a candidatos dudosos para evitar el sentimiento de culpa, pero una vez aprueban a varios candidatos con un 5, este sentimiento de culpa disminuye y juzgan con más dureza.

"Es un sesgo cognitivo que no se puede controlar", afirma Teixidó. Aún así, los investigadores han concluido que hay políticas que podrían atenuar este efecto, como por ejemplo evitar el efecto repetición creando más tribunales, o tener en cuenta solo algunas notas de los miembros del jurado de manera aleatoria para diluir la responsabilidad que pueden sentir los evaluadores. Mientras esto no pase, según los resultados de la investigación publicada, todo el mundo que se presenta a un examen tendría que desear ser examinado antes que el resto de candidatos.

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