Salud

Células que viajan del intestino al pecho: así cambia el cuerpo de las mujeres para proteger al hijo con la lactancia

Investigadores estadounidenses trazan un mapa de la migración de las defensas para poder dar el pecho

La leche materna de una mujer contiene una mezcla única de hormonas, anticuerpos y bacterias.
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BarcelonaLas defensas de las mujeres cambian durante el embarazo y la lactancia, lo que tiene beneficios tanto para la gestante como para el bebé. Cuando una madre da el pecho, reduce el riesgo de padecer cáncer de mama, de ovarios, de desarrollar diabetes tipo 2 y de hipertensión arterial. Además, favorece la nutrición y el sistema inmunitario del recién nacido. Aunque la ciencia conoce ampliamente los efectos positivos de la lactancia, todavía se desconocen los motivos que están detrás. Ahora, investigadores de Estados Unidos han descubierto en un estudio que existen abundantes células inmunitarias en las glándulas mamarias, algunas de las cuales provienen del intestino de la madre y favorecen una mejor salud tanto de ella como de su hijo.

Los autores de la investigación que publica este martes la revista Nature Immunology son inmunólogos del Instituto Salk de San Diego que han trazado un mapa de la migración de las defensas antes y durante la lactancia. Han utilizado ratones y también muestras de leche materna y consideran que las conclusiones pueden ayudar a explicar las ventajas de la lactancia materna, impulsar nuevas soluciones para las madres que no pueden amamantar y orientar decisiones dietéticas que mejoren la producción y calidad de la leche.

Así pues, han descubierto que durante la lactancia "hay un aumento significativo de células inmunitarias en el tejido mamario, y que este aumento requiere la presencia de microbios", según explica la investigadora y autora principal del estudio, Deepshika Ramanan. Hasta ahora los estudios anteriores se centraban en la relación entre el contenido de la leche materna y la salud del bebé, y se sabía que los recién nacidos reciben bacterias intestinales importantes y anticuerpos, pero se desconocían los cambios que experimenta el cuerpo de la mujer durante ese período.

Algunas de las muchas células inmunitarias que encontraron en las glándulas mamarias se llaman linfocitos intraepiteliales y se encuentran en tejidos mucosos de los intestinos o de los pulmones, que están expuestos al mundo exterior a través de la comida y el aire. Esto hace que estos tejidos sean más vulnerables, por lo que tienen unas defensas especiales que están preparadas para actuar ante cualquier amenaza. La migración de estas células del intestino a la mama facilita la transición de la glándula mamaria de tejido no mucoso a mucoso y la prepara para la lactancia, momento en el que quedará expuesta en el mundo exterior, aparte de los microbios de la piel de la madre y de la boca del bebé.

Soluciones para madres que no pueden amamantar

Entender los cambios de las células inmunitarias maternas durante el embarazo y la lactancia puede tener un "impacto generacional", puesto que las transferencias inmunitarias y de microbioma de madre a hijo se producen constantemente, sostienen los autores. Los hallazgos también podrían conducir a encontrar soluciones para madres que no pueden amamantar, ya sea con terapias que ayuden a estimular la producción natural de leche o con fórmulas más sofisticadas que ofrezcan una ayuda inmunitaria similar. A medida que se profundice en la conexión entre el intestino y la glándula mamaria, los investigadores creen que en un futuro se podrán recomendar dietas para promover la salud mamaria y materna y optimizar la calidad de la leche.

"Ahora sabemos mucho más sobre cómo cambia el sistema inmunitario materno durante este periodo crítico y podemos empezar a explorar los efectos directos de estas células inmunitarias en la salud tanto de la madre como del bebé", asegura Ramanan, quien considera que todavía queda mucho por investigar. "Si estamos viendo una conexión entre el intestino y la glándula mamaria, ¿qué otras interacciones pueden estar sucediendo en el cuerpo? ¿Y qué más puede estar afectando a la leche que transmitimos a nuestros hijos?", concluye.

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