Duelo perinatal

Despedir al hijo que aún no ha nacido: "Fue un día triste, pero también lleno de amor"

Vall d'Hebron extiende el plan de parto personalizado para decir adiós a la criatura que muere antes o durante el parto

Uno de los pasillos del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
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BarcelonaEl corazón de Aran dejó de latir a la semana 36 de gestación. Su madre había dejado de notar cómo se movía en su vientre y en urgencias les confirmaron la peor de las noticias: su hijo nacería muerto. De repente, los planes de vida que habían imaginado sus padres, Mireia Beltran y Andrés Morgenstern, a su lado desaparecieron. "Pero, a pesar de que la muerte de nuestro hijo es el peor momento de nuestra vida, el haber podido decidir qué queríamos hacer, cómo queríamos estar con él y decirle adiós, nos cambió la vivencia", explica Beltran. La pareja pudo despedirse de él de la manera que deseaban: le abrazaron y estuvieron con él todo el tiempo que necesitaron; le hicieron fotografías; le pudieron bañar y vestir, y le presentaron a la familia más cercana. "Los recuerdos del día de su nacimiento son tristes, pero también llenos de amor", explica Beltran.

Hace un año y medio de aquel duro y emotivo momento que compartieron con su criatura, y la historia de esta pareja, ambos pediatras del Hospital Vall d'Hebron, ha impulsado la actualización del protocolo de acompañamiento a la pérdida perinatal de este centro, que además podrá activarse en cualquier etapa del embarazo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que, para considerar que ha habido una muerte perinatal, el fallecimiento del feto o del bebé debe producirse a partir de las 22 semanas de gestación. Sin embargo, desde ahora este plan se puede activar en cualquier momento, desde el diagnóstico de la situación hasta pasados dos meses de la pérdida, ya que los profesionales entienden que "no hay una correlación directa" entre la intensidad del duelo y el tiempo de embarazo, y que cada familia tendrá unas necesidades distintas.

De hecho, el protocolo del hospital se ha cambiado gracias a la participación de familias como la de Beltran y Morgenstern. "Lo que hemos hecho es reescribir todo lo que ya hacíamos para ofrecer un plan con varias opciones, de modo que la mujer y su pareja sean capaces de decidir cómo quieren vivir el proceso de parto y de despedida de su criatura, y para evitar diferencias entre los profesionales a la hora de ofrecerles opciones", explica la supervisora de urgencias del Hospital de la Mujer del Valle Hebrón, Vanessa Bueno.

Este plan se articula en torno a la idea de que serán únicamente los progenitores quienes elegirán cómo quieren decir adiós a sus hijos entre la batería de posibilidades que los profesionales les ofrecen. "Son ellos, y sólo ellos, los que deben decidir si quieren estar acompañados durante el parto; si quieren recibir anestesia o no; si quieren ver al bebé para despedirse, tenerlo en brazos o hacerle piel con piel ;si quieren vestirlo o bañarlo, presentarlo a la familia o hacer una cajita de recuerdos", añade Bueno. La voluntad es "escuchar los deseos y preferencias" de las familias para que puedan desempeñar el rol de padres "aunque sea por poco tiempo", según la adjunta de neonatología Fátima Camba.

En los últimos años, dice Bueno, las comadronas se han familiarizado cada vez más con el duelo perinatal y la gran mayoría de cuestiones que se abordan en el nuevo protocolo ya se aplican para buscar un beneficio emocional para los padres. Sin embargo, las opciones dependen de cada profesional o de si la familia tiene más conocimiento o menos de la situación y expresa un deseo concreto.

"La gente no quiere hablar de la muerte de un hijo en el vientre"

En Catalunya, 4 de cada 1.000 niños que nacieron el pasado año habían muerto en el vientre de la madre, durante el parto o en la primera semana de vida, lo que se conoce como mortalidad perinatal. Como pediatras, Beltran y Morgenstern han acompañado a menudo a familias en la misma situación y aseguran que eran conscientes de que la muerte perinatal podía ocurrir a cualquier pareja, ellos incluidos. "Por nuestra profesión teníamos muy claras las opciones y sabíamos que teníamos derecho a estar con nuestro hijo, teníamos más herramientas de conocimiento que la media de la población. Hacíamos lo que sentíamos, basándonos en lo que habían pasado y elegido otros personas. Y por eso son importantes estos protocolos, para que esta información llegue a todas las familias para que al menos puedan elegir lo que consideren que les ayudará", reflexiona Morgenstern.

La pérdida gestacional es todavía una situación que muchas familias viven muy solas y en silencio, aunque cerca de un 20% de las embarazadas tienen riesgo de perder al bebé que esperan, sobre todo en las primeras 12 semanas de gestación. "Eso ocurre porque la gente no quiere hablar de ello, pero la muerte de un hijo en el vientre es relativamente frecuente", lamenta Beltran. De hecho, hasta hace pocos años, la mayoría de las familias tenían que hacer el duelo sin ningún recuerdo visual o palpable, con el agravante de que, al no haber podido ser presentados en el entorno, era como si este bebé no hubiera nunca existido. Para Beltran, el haber podido crear recuerdos con su hijo, haber incluido a sus familiares en el proceso de despedida y haber podido compartir con las personas más cercanas que quisieron sus fotografías también les permitió presentar en sociedad su hijo. "Ojalá el duelo perinatal deje de ser un tabú y este tipo de protocolo se estandarice en todos los hospitales", concluye, expresando un deseo.

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