Salud

Muere Jordi Mancebo, jefe de la UCI del Sant Pau y referente de la medicina intensiva

El médico, de 64 años, no ha superado el cáncer de pulmón que sufría

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Jordi Mancebo, ninguno de la UCI del Hospital Santo Pau

BarcelonaUn médico brillante, siempre en vanguardia, un referente dentro y fuera del hospital que exudaba conocimiento –era un ávido lector– y a quien sus compañeros y amigos definen como generoso, gran consejero y muy campechano. La medicina intensiva está de luto por la pérdida del médico Jordi Mancebo, jefe de la unidad de cuidados intensivos (UCI) del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau de Barcelona, que ha muerto este sábado a los 64 años. El intensivista, respetado en casa y en todo el mundo por su intensa producción científica, fue diagnosticado el marzo pasado de un cáncer de pulmón en estado avanzado, una enfermedad que no ha podido superar. "Hoy es un día muy triste en Sant Pau", explicaba el hospital en un tuit.

Experto en la atención y la reanimación de los enfermos con insuficiencia respiratoria aguda y empeñado en encontrar nuevas vías de ventilación no invasivas, aterrizó en 2009 en la dirección del servicio de medicina intensiva del Sant Pau, de donde nunca se marchó y donde se quería jubilar. Licenciado en 1980 en medicina en la Universitat Autònoma de Barcelona, llegó al centro barcelonés solo un año después para especializarse en medicina intensiva. Allí conoció a su gran amigo Pere Domingo, también médico internista en el Sant Pau, cuando los dos eran jóvenes y empezaban la residencia. "Hay una definición muy antigua de médico que sirve para describir a Jordi: era una buena persona que era experto en el arte de curar", explica Domingo.

Apasionado del esquí, sin embargo, nunca conseguía desconectar del todo del trabajo. Siempre había alguna pregunta sin respuesta que lo hacía estar pendiente del ordenador, leyendo o revisando artículos para prestigiosas revistas internacionales de medicina intensiva. De hecho, Mancebo compaginaba la clínica con la publicación y edición de artículos científicos en la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine y la docencia. Desde 2017 era profesor titular en el departamento de medicina de la Universidad de Montreal, en Canadá, y profesor asociado en la UAB. Su dilatada experiencia en investigación le ha valido varios premios y distinciones nacionales e internacionales. El último gran estudio en el que participó fue el que demostraba que poner a los pacientes intubados en posición decúbito prono –boca abajo– favorecía la oxigenación de los pulmones y les mejoraba el pronóstico. "Las últimas semanas estaba acabando de revisar un artículo que tiene que salir pronto publicado", ejemplifica Domingo, como prueba de su perseverancia.

Se conocen desde hace más de 40 años y Mancebo fue quien le diagnosticó el cáncer –"por una tos que no me gustaba nada", puntualiza– y quien ha estado a su lado los últimos cuatro meses. Hasta el último momento. "Cuando murió sonaba en su casa My way, de Frank Sinatra: «Porque ¿qué es un hombre?, ¿qué tiene? Si no él mismo, no tiene nada. Por decir las cosas que siente realmente y no las palabras de quien se arrodilla, recibí golpes. Y lo hice a mi manera». Esto hacía para él. Y con esta última estrofa le rendiremos homenaje", afirma. Compañeros y pacientes del intensivista destacan su empatía y su trato humano, pero también su franqueza e independencia. "Era una persona irreducible: no se inclinaba nunca ante nada que no fuera la evidencia científica, fuera quien fuera", explica Domingo.

Prueba de esto fue la pandemia del coronavirus: en los peores momentos, Mancebo fue una de las voces más autorizadas para hablar del impacto asistencial y fue el primero que permitió a los medios entrar en su UCI, alrededor de abril del 2020, para dar a conocer las condiciones de las plantillas y del alud de enfermos que entraban. Entonces su equipo de ocho personas tuvo que crecer masivamente con más de un centenar de profesionales de varias especialidades, algunos sin ningún tipo de experiencia en la atención a los enfermos críticos, para atender a un centenar de pacientes al día. Y él no escondía ni disimulaba su indignación por la respuesta de las autoridades a la emergencia ni reprimía ninguna emoción cuando hablaba de la gran fatiga física, psicológica y emocional que sufrían los profesionales sanitarios. Desde la crítica hacia las instituciones y el elogio y el agradecimiento a sus compañeros, en enero del 2021 dio una emotiva entrevista al ARA. "Cuando el jefe de un servicio llora a media entrevista es que tenemos un problema", decía entonces. "La gente muere y no tendrían que morir. A veces me siente impotente", admitía.

El perfil de Mancebo era muy técnico y científico: le obsesionaba el rigor, su cabeza no dejaba nunca de funcionar y esta ambición por conocer y generar conocimiento le han valido varios reconocimientos. En el año 2013 recibió el premio a la Excelencia Profesional del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB). Además, era socio de honor de la sociedad científica catalana de los especialistas en la atención al enfermo crítico (SOCMIC) y, hace solo dos meses, fue homenajeado con la misma distinción por la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) para ser "un referente de la medicina intensiva y ejemplo de excelencia médica" en el Estado, por su gran implicación en la investigación y la actividad formativa de la especialidad. "Jordi era un científico excelente con aportaciones destacadas en el campo de los cuidados intensivos. Lo echaremos mucho de menos", ha dicho el presidente de la Sociedad Europea de Medicina Intensiva (ESICM), Maurizio Cecconi.

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