Infancia

Las mujeres que renuncian a los bebés en el momento del parto caen a la mitad en una década

La DGAIA se hace cargo de la tutela de los menores y les busca familia para adoptarlos

Un bebé en un hospital

BarcelonaEntre 25 y 30 mujeres renuncian cada año a quedarse con su bebé, una cifra que en los últimos años se mantiene estable y bastante lejos de las que había hacia mediados de la década pasada. Por ejemplo, en 2006 y en 2007 se registraron 57 y 54 casos, respectivamente. Desde 2019 suman en total 104, a pesar de que falta revisar todavía los datos de 2022 (18 expedientes, de momento).

Las llamadas renuncias hospitalarias no tienen nada que ver con los abandonos de criaturas, un hecho que es un delito y, por lo tanto, está castigado penalmente por poner en riesgo la vida del menor. Por el contrario, la renuncia es un acto legal a través del cual la madre o los dos progenitores manifiestan su voluntad de ceder su potestad sobre el bebé, sea durante el embarazo o en el momento del parto. Lo tienen que hacer por escrito y detallando los motivos, después de haber sido previamente informados de las alternativas para que se puedan quedar con el hijo, como por ejemplo la cesión temporal de la tutela a la administración para que pueda buscar familia de acogida temporal u ofrecer una plaza en un centro maternal hasta que se pueda estabilizar la situación que les imposibilita quedárselo. La ley permite unos días de reflexión en los que se pueden desdecir de la renuncia.

Si se ratifican en su decisión de renunciar a los derechos y deberes que tienen con esta criatura, las trabajadoras sociales de los hospitales activan el circuito atendiendo a la instrucción 1/2022 de la DGAIA, la Dirección general de Atención a la Infancia y Adolescencia. Esto supone que un profesional técnico y un jurista se trasladen hasta el centro para informar a la madre o a los dos progenitores de aspectos legales y técnicos para acabar con una declaración de desamparo del menor, que pasará a estar bajo la tutela de la administración. De acuerdo con el Código de Familia, es cuando ya se puede dictar que el bebé puede pasar a una familia de acogida en la modalidad de preadopción, como paso previo a la adopción. Pero hasta que no se encuentre una familia adecuada, la criatura estará en un centro de acogida de la DGAIA.

No estigmatizar a las mujeres

Tanto los hospitales como la misma DGAIA son reticentes a informar sobre las renuncias, quizás para no estigmatizar a las madres en un proceso doloroso. Hace unos años, sin embargo, se apuntaba a embarazos que no contaban con el apoyo de la familia o la pareja, a maternidades adolescentes o al hecho de que los progenitores no se veían capaces de cuidar a su hijo si, por ejemplo, tiene una discapacidad. David Rodríguez, vocal de la junta de gobierno del Col·legi Oficial de Treball Social de Catalunya y especialista en infancia, añade como una posible causa “el latigazo” que han provocado las crisis encadenadas y que a estas madres les cuesta mucho “imaginar un futuro próspero” para la criatura. “Se puede percibir como un acto de protección y amor”, subraya, y aprovecha para hacer valer el trabajo que hace el colectivo de trabajadoras sociales “como apoyo y acompañamiento, y también como garante de la acción protectora hacia el niño”.

El protocolo para estos casos establece que la madre tiene el derecho de decidir si en un futuro la DGAIA podrá revelar su identidad cuando el hijo biológico cumpla la mayoría de edad y quiera saber sus orígenes. O, por el contrario, querrá mantener el anonimato. En todo caso se le permite hacer un escrito dirigido a la criatura o dejarle un objeto de recuerdo. También pueden manifestar si quieren hacer constar el nombre que les gustaría para la criatura para que conste en su expediente, a pesar de que no es obligatorio que lo conserve en caso de adopción. Siempre, no obstante, es la “decisión de la madre”, subraya la DGAIA. En un caso u otro, en el expediente de la criatura sí que constarán cuando sea posible los antecedentes médicos de la madre y el padre (si es conocido y la mujer quiere identificarlo).

¿A qué se debe la bajada de renuncias de la última década? Hay “múltiples circunstancias”, señala Rodríguez. Así, apunta a la continua bajada de natalidad en todos estos años, el uso más común de métodos anticonceptivos para evitar embarazos no deseados o el incremento de recursos de apoyo y refuerzo parental positivo, como espacios de apoyo maternoinfantil, programas de acompañamiento en la franja 0-3 años, o el despliegue de servicios como el de intervención socioeducativa.

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