Tabaquismo

El tabaco calentado ya no podrá tener aromas

El gobierno español equipara el tabaco calentado al convencional. A partir de ahora deberá mostrar avisos sobre los peligros para la salud en el etiquetado

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Un producto de tabaco por calentamiento

BarcelonaEl tabaco calentado pasará a regularse al igual que el convencional. Un real decreto aprobado este martes por el consejo de ministros prohibirá a las tabaqueras poder incorporar aromas y obligará a que en el etiquetado figuren advertencias sobre su riesgo para la salud. Los aromas en el tabaco son vistos como una forma de hacer el producto más atractivo y de más fácil entrada. De esta forma, el ejecutivo transpondrá la normativa de la Unión Europea del pasado junio. El decreto entrará en vigor tres meses después de su publicación en el BOE.

El tabaco calentado ya era objeto de diferentes regulaciones que limitaban su uso: no se podía vender a menores, sólo se podía comercializar en los puntos autorizados y no podía publicitarse fuera de los puntos de venta. Se trata de un tabaco que, según el Plan Nacional sobre Drogas, tiene efectos nocivos para la salud, tanto para los consumidores como para la gente que les rodea, y genera adicción.

Los váperos quedan fuera

La medida aprobada este martes no afectará, sin embargo, a otros sustitutivos del tabaco convencional. Es el caso de los vaporizadores (conocidos popularmente como váperos), que han quedado fuera de la regularización y podrán seguir vendiendo su producto sin limitar sus aromas y sin tener que incorporar las advertencias sobre su riesgo para la salud. Pero lo que sí prohíbe el decreto es que tanto filtros como papeles y cápsulas puedan contener tabaco o nicotina.

En España el tabaco calentado es cada vez más popular. Un informe elaborado por el ministerio de Sanidad en 2022 constataba este crecimiento con datos de 2017 y 2018. Si en enero de 2017 las ventas mensuales se situaban en las 419.942, un año más tarde habían subido hasta las 4.189.859, un dato que demuestra cómo se había disparado su consumo. El principal vendedor es Philip Morris, a través de su marca IQOS.

Informe del ministeri de Sanitat sobre el consum de tabac escalfat

Vaper vs. tabaco de calentar vs. tabaco tradicional: ¿qué es qué?

Un cigarro de tabaco de calentar de la marca IQOS

Pero, ¿a qué afecta la medida? El tabaco de calentar, a simple vista, parecen pequeños cigarrillos. Tienen un filtro como los de toda la vida, pero el espacio ocupado por las hojas de tabaco es mucho menor. Esto es así porque, para fumarlos, los consumidores introducen los cigarrillos en un aparato cilíndrico con batería que los calienta a temperaturas que alcanzan los 400 °C. Esto hace que el cigarrillo no genere ceniza: las hojas de tabaco no arden, sino que se calientan hasta tal punto que permite fumarlas sin la necesidad de una combustión. Esta explicación es la que dan los vendedores de este tipo de tabaco a todos aquellos que se interesen: en teoría, según aseguran empresas como IQOS, la no combustión hace que los peligros para la salud de los consumidores sean muy inferiores a los de los cigarrillos estándar. Éstos contienen nicotina y sólo se pueden vender en puntos autorizados, tratándose de tabaco.

Váperos desechables.

Por otro lado, tenemos a los vaporizadores, que se han quedado fuera de esta normativa. Éstos no se basan en la hoja del tabaco, sino que funcionan a través de la evaporación de líquidos. Así, los consumidores, al inhalar, mediante un motor, le evaporan y se le fuman. A simple vista pueden presentar diferentes formas, ya que las hay recargables o desechables. En función de esto, el mecanismo será más complejo o menos. Estos se basan totalmente en los aromas y hay cientos de gustos en el mercado. Aparte, pueden tener nicotina o no. Esto ha hecho que puedan ser comercializados en todas partes. La fácil obtención y alto protagonismo de los aromas han hecho que se popularice mucho entre los jóvenes, también en los menores.

Por último, el tabaco tradicional es el que se ha fumado durante siglos. Con forma cilíndrica y alargada, los cigarrillos pueden venir preparados o se pueden vender por piezas para que cada uno se lo fabrique. Contienen nicotina y son nocivos para la salud de los consumidores. En España su venta está restringida y sólo pueden comprar personas adultas mayores de 18 años.

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