Cada día se registran 16 robos de cobre en Cataluña
El 3% de las sustracciones están en instalaciones ferroviarias, aunque el 41% de los incidentes afectan a la movilidad
Barcelona"El robo de cable se registró de madrugada y originó tres incendios en la infraestructura ferroviaria". Este fragmento forma parte de una noticia del ARA que se titula: "Caos en Cercanías: el robo de cable afectará a 60.000 viajeros". La memoria reciente evoca los hechos del pasado domingo, cuando esta idéntica sucesión de hechos dejó la red de trenes paralizada en plena jornada electoral. Pero la noticia citada es del 15 de diciembre del 2015 y demuestra que los robos de cobre no son ni una problemática nueva ni excepcional, si bien sí es extraordinario que una sustracción de ese metal provoque el caos. Los robos de cobre forman parte de la cotidianidad del día a día de ese país. Tanto es así que, según los datos de los Mossos d'Esquadra a los que ha tenido acceso el ARA, entre abril de 2023 y marzo de 2024 ha habido 5.511 incidentes relacionados con robos de cobre, un 3,61% más que el mismo período del año pasado. Esto significa que se cometen más de 16 sustracciones cada día, independientemente de que sean en empresas, obras o vías de trenes.
Cada día la policía catalana pilla al menos a dos personas con cobre robado. Son casi 12 ladrones a la semana y 582 en once meses, según los datos de abril de 2023 a abril de este año. Hablamos de 250 personas detenidas y 332 denunciadas, ya que cuando los Mossos encuentran un delincuente con cobre robado sólo pueden acusarle de apropiación indebida y denunciarle penalmente. Si le enganchan robando en unas vías, por ejemplo, el delito no es grave: es un hurto. Si entran por la fuerza, robo con fuerza. Sin embargo, la presión policial se ha multiplicado y las detenciones han aumentado un 16%.
La policía busca a unos ladrones que roban mucho más en empresas que en instalaciones ferroviarias. De hecho, de todos los robos de este período, sólo el 3% se ha cometido en las vías de un tren. Pero este cómputo no tiene en cuenta cuántas personas afecta a la sustracción. De hecho, el 41% de los incidentes –también se contabilizan actos vandálicos– que ha habido entre abril del 2023 y marzo del 2024 en Cercanías y en Ferrocarriles de la Generalitat (FGC) han afectado directamente a la movilidad. Dicho de otra forma: hay pocos, pero se hacen notar mucho.
Nómadas
Ante todo, ¿por qué se elige el cobre? "Es un elemento que está mucho más presente de lo que imaginamos", comenta la directora general del Gremio de Recuperación de Catalunya, Victòria Ferrer. Por decir algunos usos menos conocidos, se utiliza en los coches eléctricos –unas cuatro veces más que en el resto–, en las bombillas o en las energías renovables. Está en todas partes y se vende a buen precio. Ahora se encuentra casi en uno de sus valores máximos (a 9.363 euros la tonelada), y su fluctuación está directamente relacionada con el número de robos. Otros metales como el plomo o el aluminio valen hasta cinco veces menos.
La cantidad de cobre robado marca, en buena medida, la autoría del robo. Fuentes de los Mossos d'Esquadra hablan de dos tipos de delincuencia: la habitual y la especializada. En el primer grupo se encuentran los delincuentes que hacen muchas veces pero todos ellos pequeños, y lo comparan con el mundo de la droga y la figura de los camellos. O con los chatarreros que recorren Barcelona, la mayoría de los cuales lo hacen para sobrevivir. Con el cobre ocurre lo mismo: hay pequeñas bandas formadas por personas muy jóvenes que roban pequeñas cantidades.
Fuentes policiales los vinculan, mayoritariamente, con personas originarias del este de Europa, sobre todo de Rumanía, que llevan una vida nómada y viven en asentamientos. No se complican mucho la vida y roban en vías accesibles o en obras con herramientas que cualquiera puede tener en casa. El perfil de estos "delincuentes habituales" lo ejemplifica un suceso del pasado jueves en Gelida. Los Mossos tuvieron constancia de un robo y localizaron a los ladrones conduciendo una furgoneta por la AP-7. Se intentaron escapar y sufrieron un accidente. Uno de los dos huyó, pero al otro le detuvieron: era menor de edad y de origen rumano. En el maletero había cobre.
El robo de Montcada se enmarcaría en este tipo de grupos de delincuencia usual, aunque todavía no hay ninguna persona identificada. Y eso que la policía, según ha podido saber el ARA, por un momento pensó que había pillado al ladrón el mismo domingo. En Sant Andreu, no lejos del punto de sustracción, detuvieron un hombre que llevaba una bolsa llena de cables de cobre. Lo llevaron a Adif, pero la respuesta del administrador de las vías de los trenes a Catalunya fue que ese cobre no era suyo.
Los grandes grupos
Pero detrás de los robos de cobre también hay grupos mayores que están mucho más especializados. Pueden llegar a desconectar una catenaria para no calamar e incluso llevan bovinas para enrollar metros y metros de cable. "Incluso kilómetros", apunta un policía. Se atreven con grandes empresas y entran por la fuerza "empotrando vehículos a las puertas". Fuentes policiales apuntan de nuevo que la mayoría de estos perfiles son personas originarias del este de Europa. Ahora bien, son más profesionales (muchos de ellos han sido albañiles) y ya no son tan jóvenes.
La policía sospecha que estos grupos son capaces de llevarse todo el cobre robado a terceros países. Un agente recuerda que un día detuvieron una furgoneta rumana llena de radiadores que habían robado de una casa en obras. Sin embargo, no tienen constancia de que sea una dinámica habitual. Si bien encuentran ladrones de cobre todos los días, no encuentran "un camión con cobre atravesando la Jonquera". Sí que algunos de estos grupos alquilan naves y tienen su propia chatarrería ilegal. Un agente remarca que los grandes puntos limpios que hacen pirámides de lavadoras, coches y todo tipo de metales tienen "poco glamour" pero "se mueven mucho dinero".
Al lado legal de este negocio hay 400 empresas de tratamiento del metal con un control "muy exigente", una reflexión que comparten Ferrer y varias empresas consultadas por el ARA, como la Farga. Cualquier persona que vaya con el objetivo de vender cobre debe decir su nombre completo, el DNI, la matrícula del coche y explicar de dónde viene ese metal. Además, tal y como describe Ferrer, una vez por semana envían todas las ventas justificadas a los Mossos d'Esquadra. Y la policía catalana, aparte de todo esto, realiza inspecciones periódicas: el año pasado hicieron casi 700. "Es muy difícil que el cobre robado se quede en nuestro territorio", dice Ferrer. Ni ella ni los Mossos descartan, por ejemplo, que Adif pueda recomprar cobre que le han robado. La directora del Gremio se queja sobre todo de los puntos limpios ilegales.
Los puntos limpios legales tienen medidas de seguridad muy estrictas: cámaras, vigilantes, vallas... "Todo lo que te puedes imaginar", dicen desde la Farga. Un empresario del Gremio comenta que ahora tiene unas piezas de cobre valoradas en 25.000 euros bien guardadas en la nave, con puertas reforzadas y cámaras. Según Ferrer, a menudo las grandes damnificadas son las empresas, y el cobre que roban no sólo es el valor del metal, sino el de una pieza que ha costado mucho diseñar y fabricar. Por eso, desde el Gremio no entienden cómo el cobre de Adif no está mejor protegido. Una medida que recomiendan los Mossos, por ejemplo, es el sistema que tiene FGC: "Utilizamos dos conexiones externas distintas para garantizar que, en caso de que se corte una, la otra se mantenga", explican desde la empresa pública . Es decir, si se llevan un cable, uno en otro punto sigue funcionando.