La familia de Pol Cugat, asesinado en Lleida, hace un llamamiento para encontrar el cuerpo: "No podemos despedir de él"
El joven, de 25 años, vigilaba una plantación de marihuana en Les Borges Blanques y desapareció hace casi tres años
BarcelonaCarme habló por última vez con su hijo, Pol, hace dos años, siete meses y nueve días. Fue un simple mensaje de WhatsApp que ella sigue pensando que no escribió Polo. Hablaban de una lavadora y la respuesta de su hijo, seca y limitándose a un simple "sí", no era propia de él. "Se enrollaba mucho", comenta. Ella sospecha que entonces ya estaba muerto, que ya le habían matado. Cuando los Mossos d'Esquadra llegaron a aquella casa apartada de todo en Les Borges Blanques (Les Garrigues) encontraron un charco de sangre y un colchón lleno de manchas rojas. Esa sangre era de Pol Cugat, de sólo 25 años. Lo habían asesinado con unas tijeras de podar que todavía estaban junto al escenario del crimen. Pero no estaba el cadáver. 955 días después aún no ha aparecido.
"No podemos despedir, no podemos cerrar el círculo", lamenta Carme. Por eso hace un llamamiento a la memoria colectiva y pide que todo el mundo de la zona mire la fotografía de Pol e intente recordar si lo ha visto y en qué circunstancias. "No se puede explicar cómo es perder a un hijo", continúa. Carme explica que la familia está unida a pesar de haberse encontrado "muy solos". Se han tenido que buscar la vida, primero organizando ellos mismos las redadas para encontrar el cuerpo de Pol y, después, para encontrar apoyo psicológico para afrontarlo. La herida aún está abierta, más aún por no haber podido hacer un duelo ni despedirse por última vez de su hijo. Tiene una última esperanza en el móvil de Pol, ese que envió un mensaje que no se cree que hubiera escrito él. Todavía no ha sido localizado y están intentando que Google facilite su ubicación. Las peticiones judiciales se envían a Irlanda y, por el momento, no ha habido suerte. "Si encontramos el teléfono y no el cuerpo no sabremos por dónde tirar", dice.
El crimen de su hijo no está resuelto, pero eso no quiere decir que no haya sospechosos. Hace un año, este diario tuvo acceso al sumario del caso y reconstruyó el asesinato de Pol Cugat. Carme repite que su hijo estaba "en el lugar y el momento equivocados". El lugar era una casa que escondía una plantación de marihuana. Él, Pol, era el encargado de vigilarla durante unos pocos meses. El momento era el 21 de octubre del 2021, justo el día en que la hierba ya se había pelado y sólo faltaba empezar a transportarla. En ese contexto, alguien asesinó a Pol. ¿El motivo? Era prácticamente su último día en ese trabajo, que había cogido para hacer unos pocos euros y poder vivir con un amigo en Coll de Nargó, muy cerca de las montañas que tanto le gustaba escalar. Pero estaba teniendo problemas para que le pagaran, y así se lo había comentado a la familia ya algunos amigos. Aquel fatídico 21 de octubre era el día que debía cobrar. La madre recuerda que ellos querían ayudarle económicamente, pero él no se dejaba.
Investigados
En total, ha habido siete investigados por el asesinato de Pol, y la instrucción judicial todavía está en marcha. Se llaman Artemio, Néstor, Carlos, José María, Aniol, Xavier y Albert. Todos ellos, con mayor o menor rango, formaban parte de la banda que traficaba con marihuana e incluso tenían contactos italianos. Son siete, pero todos los focos están puestos en Albert. Muchas pruebas lo señalan, pero ninguna es concluyente: él condujo por última vez el coche de Pol, junto al colchón hay una botella de agua con una huella suya, en la casa encuentran una pulsera de gimnasio suya y en el su coche hay llaves de la masía y también restos de sangre de la víctima en los pedales. Además, el posicionamiento del teléfono no descarta nada: tiene su móvil apagado toda la madrugada del viernes. Y todo ello sumado a que estuvo ocho meses fugado a Roma y después ingresó en prisión preventiva, aunque acabó saliendo.
La versión de los investigados es que se encontraron el cadáver del Pol y acordaron acudir al día siguiente a la comisaría para explicarlo. Albert también tenía que ir, pero se fugó. Acabaron yendo Artemio, Néstor y Carlos, y acompañaron a la policía hasta la casa. Pero el cadáver ya no estaba. Y nadie había forzado la puerta. La única pista clara de dónde podría ser el cuerpo de Pol es la última conexión de su móvil, que está en una población cercana, Castelldans. De momento, sin embargo, ninguna redada ha conseguido localizarle.