'Scarface' a la catalana: las mil formas de blanquear dinero de uno de los narcos más activos del Estado
La policía detiene a veinte miembros de una red que operaba en varios puntos de Catalunya, el Estado, Portugal y Venezuela
BarcelonaLa película Scarface narra la historia de Tony Montana, un inmigrante cubano que llega a Miami y logra hacerse un nombre entre los narcotraficantes de cocaína más poderosos, ricos y temibles. Montana, interpretado por Al Pacino, cambió un campo de refugiados por mansiones y lujos en Miami de los años ochenta. Cuarenta años después, los Mossos d'Esquadra han bautizado como Operación Montana un operativo en Sant Boi de Llobregat que se ha saldado con la detención de veinte personas vinculadas al grupo criminal de uno de los traficantes más activos del Estado. En una nave de esta localidad junto a Barcelona, en el 2018 los Mossos d'Esquadra encontraron 1.413 kilogramos de cocaína en el interior de un contenedor que venía de Brasil. Detrás de ese envío había un hombre que había emigrado de Venezuela y que gestionaba una red que operaba en distintos puntos de la península Ibérica y de Sudamérica. Él lo lideraba todo desde su casa de Valls. Entonces los Mossos ya le detuvieron (y se encuentra en prisión desde entonces), pero, ahora, con la Policía Nacional han seguido el rastro de este hombre y han descubierto una gran red de blanqueo del dinero que pasaba por Portugal y terminaban en Venezuela. La historia de este venezolano ha recordado a los investigadores la biografía (ficticia) de Montana.
Los más de mil kilos de cocaína escondidos entre cajas de folios en Sant Boi eran sólo una pequeña parte de un grupo criminal que trascendía las fronteras del Estado. "Vimos que detrás había una gran estructura económica", explica el subinspector José Ángel Merino, jefe del Área Central de Delitos Económicos de los Mossos. Hacía tres años que la policía los controlaba y se calcula que han logrado blanquear unos diez millones de euros con tres metodologías: la primera, una de las más difíciles de detectar, era la conocida como smurfing. Con coches y furgonetas preparados para la ocasión, con escondrijos sofisticados para ocultar el dinero, llevaban los billetes en efectivo desde Catalunya, el epicentro de la banda, hasta Madrid. En la capital española hacían un pit stop e intercambiaban los billetes grandes por muchos pequeños. Pero el trayecto aún no había terminado: de nuevo en la furgoneta, viajaban hasta Lisboa.
En Portugal una red de 200 testaferros ingresaba el dinero en pequeñas cantidades en varios bancos de la ciudad. Después, desde estos bancos (los dineros ya estaban muy diversificados) hacían transferencias a entidades bancarias de Venezuela. En el país sudamericano nuevos testaferros sacaban el dinero en efectivo y los entraban en Colombia. De donde había salido la droga acababa devolviendo el dinero. Durante la investigación la policía logró frustrar un desembarco de droga en el puerto de Rotterdam, ya que después de que los pillaran en Catalunya la banda buscó otros puntos de entrada. Todo esto con su líder en prisión.
El entramado de empresas
El rastro del dinero en Lisboa hizo entrar en juego a la policía portuguesa. Allí vivía uno de los miembros de la cúpula de la organización. "Vivía en una lujosa mansión", explica el inspector Carlos Cunha, de la policía judicial portuguesa. Como metáfora del blanqueo del dinero, tenía la caja fuerte junto a la lavadora. Allí había un arma de fuego, lingotes de oro, joyas y relojes. Todas sus grandes propiedades, así como la casa, estaban a nombre de su esposa.
De hecho, ésta era la segunda metodología de blanqueo que utilizaban: "Tenían un entramado empresarial con muchos testaferros", narra el inspector Juan de Dios García Teba, jefe de la Sección de Delincuencia Económica y Blanqueo de Capitales de la Brigada Provincial de Policía Judicial. Tenían decenas de empresas que estaban a nombres de conocidos que, a priori, no tenían ningún tipo de actividad. Ahora bien, constantemente ingresaba dinero que venía de la droga. Sin embargo, algunas empresas sí tenían actividad legal, dedicándose, por ejemplo, al alquiler de vehículos de mercancías. Unos vehículos que utilizaban para llevar sus billetes en efectivo hacia Portugal.
El grupo también compraba propiedades, en España y en Sudamérica, para seguir blanqueando, o bien invertían en valores estables, como joyas u oro. Todo esto con euros, pero también con dólares. Incluso tenían cuentas en paraísos fiscales como Panamá. Durante la investigación se han bloqueado más de 100 cuentas bancarias y se han embargado 400.000 euros. El 6 y 7 de marzo las tres policías detuvieron a veinte personas, principalmente en Catalunya, pero también en Madrid, en Lisboa y en Venezuela. De todos los arrestados, siete han entrado ya en prisión preventiva.