BARCELONA

La suspensión de la ley catalana dispara los super de 24 horas

Ni el Gobierno ni el Ayuntamiento saben cuántos de estos locales hay en Barcelona

Elena Freixa
3 min
01. La façana d’un dels nombrosos establiments de 24 hores de Barcelona. 02. Els turistes en són clients habituals.

Barcelona“Abierto. Y si pudiéramos, abriríamos siempre”. Colgado en la puerta de una tienda de alimentos en el Eixample, en Barcelona, el cartel ha quedado totalmente desfasado, porque este comercio ya puede abrir siempre que quiera. Su propietario se llama Asif, y empezó el negocio hace poco más de un año en la calle Diputació. Letreros exteriores de “Supermercado 24 horas” como el suyo son cada vez más frecuentes en las calles de la ciudad, especialmente en los barrios del centro, donde este tipo de establecimientos —llamados de conveniencia— han proliferado con fuerza en el último año. Pero saber la cifra exacta de establecimientos que funcionan todas las horas del día de lunes a domingo en Barcelona es imposible. No hay cifras oficiales sobre un incremento que a simple vista se observa paseando por las aceras, ya sea en Ciutat Vella, Gràcia o Les Corts. Ni la Secretaría General de Comercio de la Generalitat ni el Ayuntamiento de Barcelona saben dar una cifra aproximada.

El motivo, alegan desde el Gobierno, es el embrollo legal en el que está inmersa la Ley de Comercio Catalana. Los artículos que regulan los horarios comerciales están suspendidos por el Tribunal Constitucional desde finales del 2017 y, mientras tanto, funciona de forma subsidiaria la ley española, mucho más liberalizadora en este capítulo. Esto quiere decir plena libertad de horarios para todos los establecimientos de menos de 300 metros cuadrados de superficie; en la práctica, la mayoría de los comercios.

No existe ningún censo

“El modelo vigente no es el nuestro, ya que la ley catalana establecía un máximo de 75 horas de apertura con carácter general y excluía a las tiendas de autoservicio propiedad de autónomos o pequeñas empresas, siempre que tuvieran menos de 150 metros cuadrados”, insisten fuentes de la Generalitat para justificar por qué actualmente no hay un seguimiento de qué establecimientos funcionan de noche y madrugada. “No deben comunicarlo, porque acogiéndose a la ley española pueden abrir”. Las mismas fuentes matizan que, mayoritariamente, las patronales de comerciantes pactaron una autorregulación para salvar la situación actual y encontrar consensos a la espera de que el TC resuelva definitivamente el conflicto iniciado por un recurso del gobierno del PP hace dos años.

Haciendo la misma consulta al Ayuntamiento de Barcelona, asegura que tampoco dispone de un censo de estos establecimientos, porque los horarios comerciales “no son competencia municipal” y la licencia que se les concede no debe especificar cuándo abren o cierran, porque esto ya lo dicta la ley. Tampoco las ordenanzas recogen ninguna herramienta que, por motivos de convivencia ciudadana o con algún otro argumento, incluya ningún recuento.

Las asociaciones de comercio tampoco tienen datos sobre la actividad comercial nocturna en la ciudad. “Es complicado de contabilizar, porque varía cada día, bien sea porque abren de nuevas o porque las mismas cambian de local”, explica Manel Tort, presidente de la Asociación de Comerciantes Poble-sec y Paral·lel. El sector, dice, ha notado la “proliferación” desde hace meses. “Al igual que las tiendas de conveniencia, deben tener un mínimo de 18 horas de apertura al día, así que a algunos les da igual y hacen las 24 horas, aunque hay quienes prefieren cerrar las horas de madrugada, especialmente fuera del fin de semana”, explica. Tort descarta que las tiendas de 24 horas sean un tema que “ocupe o preocupe” al sector, pero no se priva de pedir a las administraciones que cumplan con el trabajo de control que les corresponde.

Una alternativa laboral

Asif alquiló el local para escapar de la precariedad que sufría trabajando como cocinero en un restaurante. La hostelería ha sido el sector en el que ha trabajado desde que llegó a Cataluña procedente del Pakistán hace 10 años. “Ahora también trabajo muchas horas, pero al menos soy mi propio amo”, reflexiona.

Es autónomo y tiene a un trabajador durante el día. Él siempre hace el turno de noche, “por seguridad”. “Ya me han atracado dos o tres veces, y cuando llamas a la Urbana te dicen que vayas a comisaría a denunciar”, se queja.

Más allá de esto, admite que el negocio va bien, en buena parte, gracias al turismo. “Escogí mi local en una calle que no es de las principales, pero como tiene un hotel en frente y muchos apartamentos turísticos alrededor, siempre entran clientes fuera de horas, ya sea para comprar alguna bebida, comida o productos de higiene personal”, explica.

Como Asif, Malik acaba de iniciarse en el negocio. Lo compró a un conocido que lo traspasaba y que tiene varios locales en la ciudad. Hacía cinco años que trabajaba de dependiente en otro establecimiento de la calle Aribau que también abre 24 horas. Quiso intentarlo por su cuenta y ahora se prepara para “pasarse el día en la tienda”, para conseguir que su inversión —igual que Asif— dé suficientes beneficios para mantener a su familia y poder contratar a un trabajador.

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