Un tercio de los estudiantes no entran en el grado y la universidad que eligen como primera opción
El modelo de selectividad está cada vez más cuestionado y Educación quiere hacerlo más competencial
BarcelonaHasta a 39.775 estudiantes –139 menos que el año pasado– se examinarán entre martes y viernes de las pruebas de acceso a la universidad (PAU), que este año llegan con pocas novedades. Se mantiene la flexibilidad (más opciones de las que elegir), la dispersión territorial de los tribunales –habrá 225, repartidos en 62 municipios– y la mascarilla.
Se trata de un momento vital importante, porque es la hora de decidir estudios y, quizás, profesión.
Pero en el ARA hemos comprobado, a través de ocho testigos, que los caminos profesionales no son nunca en línea recta, que estudiar abre muchas puertas y que hacer una carrera no quiere decir encasillarse. Lo demuestra la trayectoria de Eduard Costa, que estudió ciencias ambientales antes de implicarse durante 13 años en Els Amics de les Arts. O el caso de Maria Aurell, que dejó un trabajo fijo en una agencia de publicidad para ser profesora de yoga.
A la hora de elegir estudios intervienen muchos factores. Uno clave es la vocación, decisiva para que el infectólogo Oriol Mitjà optara por medicina, o para que Mariona Badenas, que siempre había mostrado pasión por el espacio, se dedicara a la astrofísica. Hay quien decide según las salidas laborales, como el futbolista Rafa Marañón, que estudió arquitectura mientras jugaba a primer nivel para asegurarse trabajo después.
Para muchas personas, como Asia El Mghyly, estudiar es una oportunidad de progresar: será la primera universitaria de su familia. Y eso que no entró en su primera opción. A pesar de que el 95% aprueban las PAU, aproximadamente el 30% no logran la nota de corte necesaria para estudiar su primera preferencia.
A las puertas de una selectividad cuestionada –el departamento de Educación quiere que el nuevo modelo, más competencial, se instaure en el curso 2023-24–, ocho profesionales con trayectorias muy diversas evidencian que elegir una carrera no es una decisión definitiva ni irreversible.