Trapero ve una maniobra para "desacreditar" a los Mossos en el caso Macedònia
El mayor defiende la inocencia del único mosso que queda procesado en el caso
el caso BarcelonaEl mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, ha vuelto a los juzgados un año y medio después de haber sido absuelto en la Audiencia Nacional. Esta vez lo ha hecho para declarar como testigo en el juicio por una supuesta trama de corrupción policial y narcotráfico, el caso Macedonia, que lo tuvo en el punto de mira durante cerca de una década. Trapero nunca llegó a estar investigado en el caso, pero el juez mantuvo bajo sospecha durante ocho años a algunos de sus subordinados, miembros de la unidad anticorrupción de los Mossos, por su relación con un confidente, Manuel Gutiérrez Carbajo, a quien la Fiscalía considera el líder de una banda de narcos. El mayor ha dado verosimilitud a la tesis de la defensa de este hombre, que asegura que el excomisario José Manuel Villarejo aprovechó el caso Macedonia para desacreditar a Trapero y los Mossos.
Trapero ha explicado en el juicio que no tenía constancia de la implicación del excomisario en el caso, pero ha asegurado que las tesis de la defensa encajan con las sospechas que también tenían los Mossos: "Son coherentes con los movimientos que estábamos detectando desde 2009, que es como se mueve la corrupción, intentando desacreditar a un fiscal, los policías investigadores y un confidente colaborador", ha asegurado el mayor. La implicación de Villarejo no forma parte del caso, porque el tribunal descartó interrogarlo. La Audiencia Nacional también ha rechazado incorporar al caso contra el excomisario de la Policía Nacional el informe del hasta ahora jefe de la comisaría general de investigación criminal de los Mossos, Antoni Rodríguez, que apuntaba en la misma dirección.
En varios momentos de su declaración, el mayor se ha mordido la lengua, como por ejemplo a la hora de explicar por qué cree que se acabó investigando la unidad liderada por el subinspector Antoni Salleras, después exculpada. "Formalmente para esconder información". "Puede haber algún otro elemento, pero me lo quedo para mí", ha dicho. Ahora bien, el mayor no ha dudado a la hora de defender la inocencia del único mosso que queda procesado por el caso, José Ranea, que se enfrenta a 10 años y medio de prisión. También ha dicho que no tenía constancia de que Carbajo –para el que la Fiscalía pide 11 años– traficara con drogas.
Los efectos del choque con un juez
Trapero tampoco ha escondido las desavenencias con el juez del caso, el titular del juzgado 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre. Igual que ya hizo Salleras ayer, el mayor ha explicado que la relación se agrietó cuando el magistrado les pidió que le presentaran un atestado que justificara la investigación de dieciséis agentes de la Guardia Civil, el cuerpo al que Aguirre había retirado la instrucción del caso Macedonia inicialmente por desconfianza. "Si me está proponiendo que yo o el jefe de la unidad le pida y le motive una intervención, ya le digo que esto no pasará. Si usted lo ordena por escrito, aquí sí que no hay ningún problema", ha asegurado que le dijo. Salleras explicó el martes que esta negativa había "enfadado mucho" al juez. "Después he recibido los efectos de esta conversación", ha añadido Trapero.
El magistrado acabó apartando a los Mossos de la investigación del caso Macedonia. Poco antes, a petición del sindicato ultra Manos Limpias, había incorporado al caso un informe de una unidad de la Policía Nacional que ponía de relieve el número de llamadas que Trapero y Salleras habían mantenido con Carbajo. Según la defensa de Carbajo, se trataba de los hombres de Villarejo. "Puedo tener una opinión de lo que buscaba ese informe, pero no creo que sea relevante aquí", ha vuelto a decir Trapero mordiéndose la lengua.
El mayor ha insistido en que Carbajo era un confidente "de la Fiscalía", con quien el ministerio público le había encargado mantener el contacto porque era una pieza clave en el caso de corrupción policial entorno a los prostíbulos Riviera y Saratoga de Castelldefels. Así ha justificado las más de 200 llamadas con el ahora procesado. Ha explicado que muchas eran solo intentos que no se respondieron y que otros eran conversaciones irrelevantes, sencillamente para "mantener el contacto" con el informador.
La tesis de la defensa de Carbajo es que Villarejo aprovechó su papel como confidente para fabricar el caso Macedonia en contra de los Mossos para desacreditarlos. La implicación del excomisario en el caso Macedonia no tendrá recorrido judicial porque el tribunal descartó revisar este aspecto, pero la sombra del excomisario sigue sobrevolando el juicio de la Audiencia de Barcelona.