En casa
Son días para tener la casa con las ventanas cerradas y vivir casi a oscuras, o con una luz justa para no encender el interruptor. La hora de ventilar la vivienda es al atardecer, cuando cae el sol, con las persianas subidas para que entre el aire y refresque, tanto como sea posible, el ambiente.
Es el momento de poner en marcha, con mucha medida, los ventiladores y el aire acondicionado pero, por poco que podáis, huis de las habitaciones más expuestas al sol y pasad el rato en los espacios más frescos y así también ahorraréis en electricidad.
La vía más barata para refrescarse son los abanicos, los de ropa o de cartón, cualquier cosa que sea capaz de generar aire.
El agua es el producto estrella, mucho mejor que cualquier otro líquido. Bebedla para haceros pasar la sed e hidrataros porque con estas condiciones extremas el cuerpo demanda un extra de agua porque continuamente va perdiendo.
A la hora de vestirse
Es mejor dejar los colores oscuros del vestuario para el invierno o para los actos nocturnos. Durante los días de calor es preferible vestir con colores claros. Es de gran utilidad coger una gorra o un sombrero y, ya de paso, protegeos la piel con crema solar para evitar lesiones cutáneas.
En el coche
Por poco que podáis, no hagáis trayectos largos en las horas centrales y coged agua para ir bebiendo.
Hay que respetar las horas de descanso y si notáis un exceso de calor o somnolencia, haced una parada para hidrataros y refrescaros.
Nunca dejéis en el interior del coche a personas vulnerables (criaturas, enfermos o gente mayor) con las ventanas cerradas. Tampoco los animales de compañía. Las altas temperaturas convierten los vehículos en hornos y las personas en el interior enseguida podrían deshidratarse.
En la calle
Si tenéis que andar por ciudad, buscad las calles con sombra, y no dudéis en hacer una parada en un lugar protegido si os sentís cansados, incluso entrando en un centro comercial o una biblioteca climatizada para refrescaros.
Es importante llevar una botella de agua para ir bebiendo, y evitar las bebidas azucaradas porque no quitan la sed.
Aprovechad las fuentes, o la misma agua que llevéis, para mojaros la cara, e incluso la ropa, para tener una sensación refrescante.
Hay que evitar salir a las horas centrales del día y trasladar las actividades físicas intensas a primera y última hora de la jornada.
En la mesa
Con el calor es el momento de hacer comidas poco calóricas y que no sean muy calientes. Mejor sopas frías y evitar salsas o fritos. En cualquier caso, optad por la ingesta de fruta, verdura y hortalizas porque, además de aportar las sales minerales que el cuerpo ha perdido por el sudor, refrescan y son ricas en agua. Evitar el consumo de alcohol.