Turismo

10 islas donde perderse sin tener que ir muy lejos

Además de disfrutar del sol y del mar, visitar una isla también puede ser una experiencia de descubrimiento personal o de rincones muy especiales

7 min
puntagrande

BarcelonaUno de los destinos preferidos para desconectar unos días son las islas. Hay algo en estos espacios de tierra rodeados de agua que nos atrae de una manera que se hace difícil de explicar. Si hacemos una encuesta rápida a los familiares o amigos que tenemos más a mano, veremos cómo muchos de ellos afirman que en un momento u otro de su vida querrían viajar a una isla desierta para poder desconectar de todo y de todo el mundo. Y no es de extrañar, puesto que el ritmo de vida que llevamos, a menudo demasiado estresante, lo puede bien justificar.

Quien ha llevado este deseo al extremo es Álvaro Cerezo, fundador y director de Docastaway, la primera empresa del mundo especializada en vacaciones y experiencias en islas desiertas por todo el planeta. Desde hace más de 10 años trabaja para hacer realidad este sueño compartido: escapar durante una temporada a una isla desierta, completamente en solitario, para experimentar la sensación que tiene un náufrago. "Desde muy joven me gustaba abandonarme voluntariamente en islas desiertas para vivir la experiencia como un náufrago. Las islas me apasionan. A diferencia de una selva, un desierto o una montaña, es un espacio muy delimitado por el agua. Todo lo que hay dentro se convierte en tu nuevo mundo", explica Cerezo. Como no existía ninguna empresa que lo ayudara, lo tuvo que hacerlo por su cuenta: "Mientras estudiaba, cada vez que conseguía dinero me dedicaba a explorar un nuevo archipiélago para quedarme en alguna de sus islas sobreviviendo durante un tiempo. En 2007, al darme cuenta de que seguía sin haber ninguna empresa con esta temática y convencido de que en el mundo habría más gente como yo, decidí crear Docastaway".

Álvaro Cerezo, fundador de Docastaway.

La suya no es una empresa de supervivencia. Lo que hacen es ayudar a aquellos que lo deseen a escaparse de la civilización para estar varios días completamente solo en una isla desierta, sin otras personas, sin barcos en el horizonte, totalmente aislados. "La supervivencia es solo una opción más, porque para ser un náufrago no hay que pasar hambre, sino solo estar aislado", precisa Cerezo. "Por esto, tenemos clientes de todo tipo. Las edades más frecuentes son de los 20 a los 40 y las experiencias suelen durar de 5 a 20 días. Los que más se animan son los náufragos norteamericanos, holandeses, británicos y españoles. Y reconozco que la personalidad de nuestros clientes es especial, bastante alejada de los estándares", relata. El precio de una de estas experiencias en una isla desierta es bastante asequible –desde 1.000 euros la semana sin vuelos internacionales– y tienen desde estudiantes aventureros hasta millonarios. "A los estudiantes que no se pueden pagar una experiencia les ofrecemos convertirse en conejitos de indias para que testeen nuevas islas desiertas antes de añadirlas a nuestro portafolio", detalla el fundador de Docastaway.

Las motivaciones varían dependiendo de la manera en la que el náufrago se enfrenta a la experiencia (supervivencia o confort) e incluso pueden variar según la nacionalidad. "En el modo aventura los clientes en general buscan ponerse a prueba, pero teniendo la ventaja de que si algo sale mal o si la experiencia se les queda grande siempre pueden hacer una llamada de emergencia y en unas horas llegamos al rescate, con nuevas herramientas o simplemente una pizza –expone Cerezo–. En el modo confort abundan muchas parejas que, después de una mala experiencia en una isla llena de gente en sus últimas vacaciones, optan por esta experiencia. Un dato curioso es que a nuestros náufragos norteamericanos suele motivarles más el desafío extremo. Al cliente europeo, en cambio, suele disfrutar más de la experiencia de evasión".

¿Y cómo transforma vivir esta experiencia en una isla desierta? Según Cerezo, "depende del cliente": "A algunos les cambia la vida completamente, mientras que a otros que eligen el modo confort solo les supone unas vacaciones más. Y a todos los que eligen el modo supervivencia la experiencia les sirve para valorar las comodidades de las que disponemos en la civilización moderna. Nunca solemos apreciar cosas tan simples como tener luz solo pulsando un botón, agua corriente solo abriendo el grifo o dormir en una cama seca mientras llueve afuera".

Ahora bien, si esto de experimentar como es la vida de un náufrago os parece un poco osado pero sois de visitar islas de una manera más tradicional, también os podéis regalar descubrimientos y experiencias únicas visitando algunos lugares que esconden curiosidades o historias que vale la pena descubrir. Aquí tenéis algunas ideas:

1.

El Hierro

El hotel más pequeño del mundo

Además de ser una isla mágica, ideal para desconectar, en la isla canaria de El Hierro podéis encontrar el hotel más pequeño del mundo. Se trata del hotel Puntagrande, de 600 metros cuadrados y cinco habitaciones, construido sobre una lengua de piedra volcánica y rodeado por el océano Atlántico, en una ubicación espectacular.

L'hotel Puntagrande está rodeado por el océano.
2.

Tabarca

Un refugio de piratas

Es la única isla habitada en el País Valenciano, que fue refugio de los piratas barbarescos que atacaban los barcos a su paso por aguas mediterráneas, por lo cual el rey Carles III ordenó fortificar y repoblar la isla. Con solo 2 kilómetros de longitud por 400 metros de anchura, es la isla habitada más pequeña del estado español.

Illa de Tabarca.
3.

La Gomera

Un lenguaje ancestral

Si paseáis por la isla canaria de La Gomera no os extrañéis si oís un sonido peculiar, el del famoso silbo gomero. Reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, este sistema de comunicación reproduce la lengua hablada en la isla de forma articulada mediante silbatos y permite comunicarse a grandes distancias. Los silbatos se distinguen por el tono y la interrupción o continuidad.

4.

Menorca

La primera luz del día

El primer amanecer del estado español se puede observar en Es Castell, el punto más oriental de la isla de Menorca y del estado español. Además, es la población de la isla donde la huella de la dominación británica del siglo XVIII, el antiguo Georgetown en honor a Jorge III de Inglaterra, es más evidente. Bien cerca, en la cala de Sant Esteve, está el fuerte Marlborough, un espacio que os trasladará a la esencia del siglo XVIII.

Es Castell.
5.

Formentera

El faro de Jules Verne

¿Qué tienen que ver Jules Verne y Formentera? Para saberlo tendréis que visitar el faro de la Mola, a pesar de que lo cierto es que el escritor parece que nunca lo llegó a conocer. Pero lo hizo protagonista en la novela Héctor Servadac y así lo atestigua el monolito en su honor que hay en la zona del faro.

Faro de la Mola.
6.

Sálvora

Refugio de contrabandistas

Esta isla gallega es la guardiana de la ría de Arousa y una de las más desconocidas del Parque Natural de las Islas Atlánticas. Durante siglos ha sido un refugio, primero de pescadores y de contrabandistas, y después de hippies que buscaban hacer realidad aquello de "poner tierra (o mar) de por medio". Cuenta con un faro que se construyó después de un naufragio y muchas leyendas, como la de la sirena que da la bienvenida a todos los viajeros que llegan a la isla.

7.

Sancti Petri

Isla con pedigrí

En Cádiz está una de las islas con pedigrí del estado español. Fue templo fenicio de Melkart y posteriormente un santuario romano consagrado a Hércules, el fundador mítico de Cádiz. Personajes ilustres como Julio César la visitaron en el pasado. Está ocupada casi íntegramente por un castillo, está a solo un kilómetro de la costa gaditana y es uno de los planes estrella para quien visita Cádiz en verano. Un lugar mágico para ver el atardecer gaditano.

Puesta de sol en la isla de Sancti Petri.
8.

Ibiza

La leyenda de un gigante

Es Vedrà es un islote, una pirámide de roca que pertenece al municipio de Sant Josep de sa Talaia, en Ibiza, que además de ser un espacio precioso esconde una leyenda mágica: la del gigante de Es Vedrà, un gigante que vivía bajo las aguas del islote y atacaba á todo el mundo que osaba acercarse. La leyenda explica que dos hermanos fueron hasta Es Vedrà, donde había hinojo marino, la única planta capaz de curar a su padre enfermo. El gigante atrapó a uno de los hermanos y, a cambio de liberarlo y no comérselo, pidió al otro hermano que le trajera muchos pulpos para comer. Lo hizo, pero dentro de cada uno escondió un erizo de mar. El gigante se los comió y los pinchos de los erizos le provocaron una indigestión que permitió a los hermanos huir.

9.

Ízaro

La isla de los amantes

Ízaro es una isla del Cantábrico, situada en la costa de Vizcaya. Fue escenario de amores apasionados entre una joven de Bermeo y un fraile del convento ubicado en la isla en el siglo XV, pero también una isla donde divisar lamias, sirenas que no tienen cola de pez, sino pies de pato. La propiedad de la isla fue tema de controversia entre Bermeo y Mundaka y se resolvió con una regata que ganaron los bermeanos. Cada 22 de julio, día de Santa Magdalena, centenares de embarcaciones salen desde Bermeo y se acercan a la isla para recordarlo.

Barco pesquero con la isla de Ízaro al fondo.
10.

Lanzarote

Museo bajo el mar

En la isla de Lanzarote podéis visitar un museo único, bajo el mar. El Museo Atlántico ha sido concebido como lugar para la preservación, conservación y educación del medio marino y la naturaleza. El proyecto museístico está creando un gran arrecife artificial formado por un conjunto de instalaciones escultóricas realizadas en hormigón de pH neutro que, con el transcurso del tiempo, servirán para incrementar la biomasa marina y facilitar la reproducción de las especies de la isla. Está ubicado a unos 12/14 metros de profundidad en la costa sur de Lanzarote con una superficie de 2.500 metros cuadrados accesible para buceadores y submarinistas.

Museo del Atlántico, que reúne 400 estatuas del artista británico Jason de Caires.
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