Taxistas piratas de Barcelona, a la caza de turistas para estafarles
Algunos conductores cobran hasta 65 euros por trayectos de poco más de cuatro kilómetros
BarcelonaLa escena se repite una y otra vez. A las puertas de las discotecas del paseo Marítim, un taxi se detiene y conversa a través de la ventana con un grupo de chicas extranjeras que quiere volver a casa después de una noche de fiesta. Contra toda la normativa, el taxista negocia con ellas el precio del viaje. Les pide entre 50 y 60 euros para ir al centro de la ciudad. Es casi cinco veces el coste real de un trayecto así. Unos minutos más tarde, es otro taxi el que se detiene y negocia con un grupo de cinco franceses. En este caso, se ofrece a llevarlos hasta su destino –en la calle Rosselló, 402– por 65 euros. Más de cuatro veces por encima de lo legal. La aplicación oficial del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) calcula que ésta es una carrera que, en taxímetro, debería tener un coste de 15 euros como máximo.
Esto está ocurriendo ante los ojos de un equipo del ARA una noche de viernes a sábado, pero es una práctica habitual cada noche. Algunos taxistas se saltan toda la normativa para ir a cazar a clientes y aplicarles las tarifas que quieren, obviando el taxímetro de su vehículo. Buscan sobre todo turistas que vuelvan de fiesta de las discotecas de la zona del paseo Marítim. La combinación de ganas de volver a casa, alcohol y desconocimiento de la ciudad, las distancias entre origen y destino y el funcionamiento del taxi les convierte en presas fáciles.
Un rato es suficiente para comprobar el modus operandi de estos taxistas. Se saltan la cola de una quincena de vehículos que hay en la parada de taxis de la calle de Ramon Trias Fargas, y se detienen unos metros más allá, ya en el paseo Marítimo de la Barceloneta o en la esquina con la calle Trelawny. Allí negocian precios directamente con los clientes. Y si alguien les llama la atención o se sienten observados, salen a dar un paseo por la zona y vuelven al cabo de unos minutos para cazar a una nueva víctima a la que estafar. A las cuatro de la madrugada, cuando el flujo de turistas que salen de las discotecas es ya alto, llegan a estacionar siete u ocho taxis diferentes. Algunos vehículos ni se detienen y van buscando clientes mientras circulan lentamente por el paseo Marítim.
Para disimular y ahorrarse el abucheo de los taxistas que sí hacen cola pacientemente, muchos fingen que van a recoger un servicio contratado por aplicaciones. Por eso, llevan encendida la tarifa T-3 en el indicador de sobre el taxi, que significa que tienes un precio cerrado porque se te ha contratado a través de una app y vas a recoger pasaje. En muchos casos, sin embargo, la realidad es que no van a recoger a nadie en concreto y que están buscando víctimas a quien estafar. Sin embargo, no siempre se salen ya veces hay conflictos con otros taxistas que les reprochan la mala praxi.
Lo corrobora uno de los trabajadores que pone orden en la zona cada noche y que prefiere mantenerse en el anonimato. Después de 15 años trabajando en el mismo sitio ha visto de todo. Incluso conductores que se aprovechan del estado de embriaguez de algunos clientes. "He visto a taxistas que cobraban tres veces a un turista ebrio", relata. Explica que muchas veces también quienes hacen cola en la parada de taxis intentan estafar a los clientes, y que le han amenazado más de una vez cuando ha alertado a los clientes. "La mayoría son paquistaníes", sentencia.
Uno de estos taxistas piratas es el Mustafá. Trate de pactar precios con clientes que salen de las discotecas, parado a menos de 100 metros de la parada. Detecta que le están vigilando y se marcha con el piloto verde encendido. Enseguida corre la voz entre los demás taxistas, y durante un buen rato desaparecen del paseo donde acolchaban irregularmente. Incluso, un compatriota suyo vuelve al cabo de un rato y muestra en el móvil una petición de servicio para explicar que él no estaba cazando clientes irregularmente sino que tenía un viaje encargado por aplicación. Por eso estaba parado donde no tocaba, repite temeroso.
Seis taxistas expulsados
Hace tiempo que la Guardia Urbana de Barcelona y el Institut Metropolità del Taxi (IMET) son conscientes de la existencia de estas prácticas dentro del sector. Y la persiguen. Durante las últimas semanas de agosto y primeras de septiembre, de hecho, la Guardia Urbana realizó un dispositivo especial con controles en la zona cercana a las discotecas que se saldó con 14 denuncias contra taxistas relacionadas con el sistema tarifario, informan fuentes municipales. Desde principios de enero hasta septiembre, la Guardia Urbana había interpuesto 71 denuncias relacionadas con estas prácticas dentro de la ciudad de Barcelona.
Fuentes del IMET apuntan también que desde 2024 se han abierto 144 expedientes sancionadores en todo el área metropolitana a taxistas por captar pasaje mediante ofertas o prestar servicios con tarifas distintas de las aprobadas por el Instituto. Durante todo el año 2023 se incoaron 192 por estos motivos. Casi uno de cada 10 expedientes sancionadores que se abren a taxistas tienen que ver con este tipo de prácticas. Las mismas subrayan que éstas son dos infracciones graves según el Reglamento Metropolitano del Taxi, por lo que son sancionables con multas de hasta 1.400 euros. Además, en caso de reincidencia se arriesgan a perder la licencia. Desde 2024, el IMET ha retirado la credencial mediante resolución firme a seis taxistas que ya habían sido sancionados dos veces por este motivo.
Malestar en el sector
La existencia de estos taxistas piratas también genera malestar entre el sector, que lleva años luchando contra este tipo de prácticas y que hace un tiempo incluso se había enfrentado presencialmente con los conductores que estafan turistas. "Lo que hacen es manchar la imagen del colectivo. Es una auténtica vergüenza", dice en conversación con el ARA el portavoz de Élite Taxi, Tito Álvarez, una de las voces más beligerantes dentro del sector contra los taxistas piratas. "El amarillo y negro es un símbolo de confianza, y quienes lo utilizan para estafar merecen la retirada inmediata de la licencia", añade.
"Todo este desperdicio debe eliminarse del sector como sea", dice Álvarez, quien asegura que se trata de grupos organizados que "se coordinan y se avisan" cuando ven que hay presencia policial. El portavoz de Élite subraya que "la mayoría de los taxistas que realizan estas prácticas" van rotulados con FreeNow y llevan la pegatina de Uber. "Esto demuestra qué tipo de taxistas son. El taxi debe profesionalizarse, e introducir elementos para combatir todas estas malas prácticas", apunta, y explica que la nueva ley que se está debatiendo en el Parlament incorpora multas muy grandes y prevé inmovilizaciones de vehículos ante casos así.