El análisis de Antoni Bassas: "Renfe desmiente sus propios datos"

16/04/2025
8 visualizaciones

This browser does not support the video element.

Hoy que marchamos hasta pasado Lunes de Pascua, centramos el análisis en un par de ideas, una global y una local.

Hace días que utilizamos la expresión "guerra comercial" por definir la subida de aranceles de Trump. No es la única guerra, hay otra, que es la guerra cultural. Les recomendamos este par de páginas que hoy publicamos sobre la presión de Trump en la Universidad Harvard y en otras universidades estadounidenses. Tenemos una crónica de nuestra corresponsal en Washington, Antònia Crespí, y esta página del New York Times, donde explicamos cómo Trump quiere controlar la enseñanza superior ya quien no obedece le retira fondos públicos. Obedecer es la palabra: que los párrocos prohíban manifestaciones de protesta contra el gobierno de Israel, por ejemplo. Claro, se empieza prohibiendo la libertad de expresión en el campus y termina prohibiendo la libertad de cátedra en las aulas. Y, en este sentido, les recomiendo especialmente este artículo de hoy del filósofo Ferran Sáez Mateu, donde hace prospectiva de tres escenarios de futuro que le parecen posibles. El primero, que lo de los aranceles acabe reconduciéndose por el peso de la realidad: empresas americanas enfadadas con su presidente, pensionistas, campesinos, consumidores enojados por los perjuicios que les causa la medida. El segundo sería que esta guerra comercial y cultural llevara a una nueva normalidad en la que el lenguaje político y lo aceptable hubieran cambiado. De hecho, y eso lo decimos nosotros, Trump ya ha triunfado un poco en este campo, ha salido adelante a la hora de hacer normal una manera de captenerse que no es normal. Y el tercero sería lo más peligroso: que Trump lograra un nuevo mandato, que fuera presidente otros cuatro años. Que una democracia tan antigua hiciese decaer la limitación de mandatos nos haría entrar a todos en un nuevo mundo de autoritarismo.

Y la reflexión local, a propósito de Cercanías: recordarán que la consellera Paneque dijo en el Parlament que una cuarta parte de los trenes de Cercanías están estropeados, o "no operativos". El presidente de Renfe, Álvaro Fernández, lo negó. Es increíble. La consellera lo dijo porque los datos se los dio el propio Renfe. 'El País' publica hoy que hay 14 trenes que han cumplido el medio siglo de servicio y que la mayoría son de hace más de treinta años. Si se niegan los mismos datos, falla cualquier confianza en que la prestadora del servicio se toma en serio el mal servicio que da. Si añaden que faltan talleres de mantenimiento, ¿cómo quieren que funcione bien el servicio?

Cargando
No hay anuncios

La buena noticia es que esto empezará a cambiar a partir de enero del próximo año, cuando empezarán a entrar en servicio los 110 trenes nuevos que se han comprado y que se están fabricando y que se irán incorporando al servicio hasta el 2030.

Buenos días y buena Pascua.