Ciclismo

Amor y odio bajo la lluvia: la Vuelta revoluciona Barcelona

Los ciclistas acaban más enojados que algunos vecinos con un circuito estéticamente bonito pero muy peligroso

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Personal de la Vuelta sacaban agua de la plataforma instalada en la playa del Somorrostro

BarcelonaEn un bar de la calle Aragó, un grupo de amigos ocupa una terraza. La mesa está llena de gintónics. "Mira, yo no conozco a ningún ciclista, pero venimos siempre a este bar. Nos hemos atrincherado en la terraza y tenemos la primera fila para ver la Vuelta", explica Mario, con la nariz un poco roja. Cuando se acerca el equipo EF-Education First, Mario y sus amigos se levantan, golpean la valla y empiezan a cantar: "Indurain, Indurain, Induraaain". Es el único ciclista que les ha venido a la cabeza.

La 78ª edición de la Vuelta a España se ha puesto en marcha en Barcelona con una contrarreloj por equipos que ha recorrido las principales calles de la ciudad, cortadas ya a la una del mediodía, horas antes de la salida del primer equipo. Para la empresa organizadora de la Vuelta, Unipublic, se trataba de hacer una demostración de fuerza en una edición en la que han previsto un recorrido espectacular, con ascensos al Tourmalet o el Angliru. La primera etapa era la contrarreloj por equipos que pasaba por delante de la Sagrada Família saliendo desde una plataforma sobre la arena de la playa del Somorrostro hasta llegar a plaza Espanya, a los pies de Montjuïc. Era la segunda vez que la prueba salía desde Barcelona. "El ciclismo es un deporte callejero, popular, y nos motiva mucho. Por eso hemos hecho lo que hemos hecho. Barcelona es una ciudad mundial, el recorrido es una locura", explicaba al ARA Pedro Lezaun, director de producción y logística de Unipublic.

Gente con esteladas siguiendo la Vuelta

Ahora, nadie pensaba que el gran protagonista del día sería la lluvia. Cuando el primer equipo salía del mar a las siete de la tarde, las primeras gotas hacían acto de presencia. Toda la etapa se ha vivido bajo un diluvio que ha alejado a mucha gente de la carretera, lo que ha dejado algunos tramos vacíos. Sin embargo, en general, la afición ha seguido la carrera con buen humor. Ahora, a los ciclistas el recorrido les ha parecido un infierno. "No veía una mierda", decía sincero el campeón mundial, el belga Remco Evenepoel. La fuerte lluvia, sumada a la poca luz al anochecer en un día sin sol, ha hecho que a los corredores les costara ver bien la carretera. Además, la lluvia ha convertido a las curvas y marcas en la carretera, como los pasos de peatones, en trampas. Se han vivido muchas caídas, demasiadas. El equipo Jayco, por ejemplo, ha rodado todo él por el suelo, sin consecuencias graves. Muchos equipos han optado por un ritmo de pedaleo prudente para evitar sustos. Mejor perder unos segundos que perder un corredor.

Al final, la etapa ha acabado con el italiano Lorenzo Milesi como primer líder tras el triunfo de su equipo, el DSM, en la contrarreloj, con un tiempo de 17.30 minutos, 53 centésimas por delante del Movistar, segundo clasificado.

La etapa también era especial para el alcalde Jaume Collboni, quien defiende que Barcelona necesita organizar eventos deportivos así. Pero para ello es necesario cortar calles. Y no todo el mundo disfruta de la misma manera. La prueba no ha terminado de ir del todo bien. Pese a anunciar que sería la prueba deportiva en la que se cortarían más calles casi desde los Juegos del 92, mucha gente se ha quejado de falta de información y se ha visto sorprendida.

Ambiente previo a la contrarreloj

A los pies de la Sagrada Família, Claudia y Ethan, una pareja de colombianos que vive en Rubí, utilizan la bandera de su país para taparse de la lluvia. Colombia es uno de los países donde el ciclismo más se sigue, y Barcelona estaba llena de banderas amarillas, rojas y azules. "Es una suerte poder ver a Vuelta", dice Claudia, mientras Ethan sube a un contenedor para tener mejores vistas. Pero justo detrás suyo, Maggie está harta. "What the hell is this", va gritando, incapaz de entender cómo lo hará para cruzar la calle Mallorca y llegar al hotel en el que dormirá. Detrás suyo, sus amigas, inglesas como ella, dan pena: todas empapadas, con el maquillaje que los desliza por las mejillas. Se habían arreglado pensando en ir a cenar una vez bajar del avión y se han encontrado atrapadas en un laberinto.

En la rambla de Guipúzcoa se han vivido algunos momentos de tensión cuando grupos de independentistas han situado sus banderas y pancartas cerca de una zona muy visible. Los CDR habían animado a la gente a protestar contra el Estado aprovechando la carrera, y bajo la lluvia se han visto muchas esteladas. Precisamente hoy cuatro personas han sido detenidas en el Solsonès acusadas de preparar una acción al paso de la carrera.

La mayor parte de la gente, sin embargo, sólo quería ver a los deportistas. Bien, no es cierto. En la Diagonal, en el Centro Comercial Glòries, dos guardias de la Urbana discuten con Belén. Esta chica argentina trabaja en un hotel. Por culpa de la Vuelta hacía tarde, así que ha atravesado la Diagonal por un sitio donde no se podía y la han multado. "Qué pasa con los que trabajamos, ¿eh?", grita a los policías, que recuerdan que ellos también trabajan. "A la mierda las bicicletas", suelta, con el papel de la multa mojada en las manos. Xavi Ballesteros, un periodista de Badalona especializado en baloncesto, lo mira todo. Acaba de salir de narrar partidos del Mundial de baloncesto en el edificio de Mediapro y lleva cinco minutos mirando como los policías trabajan: "Llevan 15 multas en cinco minutos, todo el mundo cae", explica.

Sí, mucha gente no sabía que había pasos preparados para atravesar. De hecho, mucha gente ni sabía que estaba la carrera. Sin embargo, para algunos ha sido una sorpresa positiva, como un grupo de turistas italianos que buscan en Google qué ciclistas italianos participan en la carrera. Cuando pasa el equipo Bahréin, se ponen a gritar "¡Dai Caruso!" La gente que los rodea se piensa que saben mucho, pero ellos admiten entre risas que hace cinco minutos ni sabían que existía esta carrera. Ahora, los hoteles del centro se han llenado de aficionados que sí saben, de ciclismo Gente que viaja por toda Europa siguiendo carreras, provenientes del País Vasco, Madrid o Francia. Luis es de Ronda, cerca de Málaga. Siempre que puede, sigue la Vuelta en directo. lástima", dice, visiblemente incómodo. Sí, incómodo. De lejos llegan gritos.

Un equipo pasando por delante de la Sagrada Familia

En un bar de la calle Aragó no muy lejos de la terraza donde todavía se canta el nombre de Indurain, un hombre que mezcla el catalán y el castellano también canta. "Sobreviviré, con mi JB" va diciendo, adaptando una vieja canción de Mónica Naranjo. Es evidente que va bebido, pero parece inofensivo hasta que se acerca a la valla y empieza a insultar a los ciclistas. "Me meo, en el ciclismo", va diciendo. Unos jóvenes le piden que se calle. Un padre de familia también, pero no hay manera."Sois unos Rubiales", responde en referencia al presidente de la Federación Española de Fútbol el hombre, que poco después será alejado de la zona por dos policías empapados "Ni paraguas, os dan", grita el hombre hacia los uniformados, que ponen cara de estar hartos.Tanto de este tipo como de la lluvia.

Este domingo se disputa la segunda etapa, primera en línea , entre Mataró y Barcelona, jornada de media montaña con un recorrido de 182 Km. De nuevo, se cortarán calles de Barcelona, pero menos.El inicio de la Vuelta había imaginado como una etapa espectacular con luz de atardecer sobre la ciudad , y ha acabado convertido en una gran nube que no ha gustado ni a los ciclistas ni a muchos vecinos.A los amantes del ciclismo, sí. Daba igual, tener que esperar bajo la lluvia. Este deporte siempre emociona.

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