Biomedicina

María Mittelbrunn: "Con la edad, el sistema inmunitario se va haciendo más primitivo"

Investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa

María Mittelbrunn
11/08/2025
4 min
Dosier La inflamación, la epidemia que acelera el cáncer o el alzhéimer 1 article

Reconocida internacionalmente como una de las principales expertas en inflammaging, María Mittelbrunn (Madrid, 1977) es investigadora principal del laboratorio de inmunometabolismo e inflamación del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CISC-UAM), ubicado en Madrid. Desde hace décadas escudriña el sistema inmunitario para averiguar qué papel tiene en el envejecimiento y encontrar el elixir que le permita retrasar este proceso y todas las enfermedades asociadas a él. Su investigación ha demostrado que las células inmunitarias, en concreto los linfocitos T, son la piedra filosofal de la resiliencia del organismo al paso del tiempo.

Qué es elinflammaging?

— Es un término que propuso por primera vez el inmunólogo italiano Claudio Franceschi en 2000 para referirse a la inflamación crónica sostenida asociada al envejecimiento. Durante mucho tiempo se pensó que el paso del tiempo nos hacía inflamar y esto era un factor de riesgo para muchas enfermedades como el cáncer, las neurodegenerativas y las metabólicas. Pero ahora sabemos que no es así y existen estudios recientes que demuestran que esta relación entre inflamación y envejecimiento no ocurre en los pueblos del Amazonas; tampoco las personas que viven en entornos rurales o menos industrializados presentan el grado de inflamación de sociedades occidentales. También ahora hemos aprendido que puede bloquearse la inflamación y retrasar así el envejecimiento y la aparición de problemas de salud.

¿Por qué se produce esa inflamación crónica?

— Le favorecen dos tipos de factores: por un lado, los externos, como el estilo de vida; los contaminantes a los que estamos expuestos; la dieta, que cada vez contiene más alimentos ultraprocesados; incluso los virus y las infecciones que sufrimos. Y también vemos factores que vienen de dentro del mismo organismo y que afectan al envejecimiento.

¿Cuáles son?

— Tienen que ver con la misma biología. Por lo general, las células hacen una muerte programada para evitar desencadenar un proceso inflamatorio. Sin embargo, a veces ocurre que se produce una muerte celular más abrupta que libera componentes que activan la inflamación. Con el envejecimiento, además, se acumulan células moribundas, o zombies, las llamadas células senescentes, que también son inflamatorias. Y también interviene la microbiota, claro.

¿Qué papel juega?

— Cuando somos jóvenes, el intestino con su universo de bacterias está en equilibrio. A medida que sumamos años esto cambia, lo que contribuye a la inflamación. En nuestro laboratorio trabajamos con la hipótesis de que todos estos factores, internos y externos, son los que acaban desregulando el sistema inmunitario y, en consecuencia, aumentando la inflamación crónica.

¿De alguna manera, pues, el sistema inmunitario controla la velocidad con la que envejecemos?

— En 2020 demostramos que un tipo de célula inmunitaria, los linfocitos T, son capaces de acelerar o frenar el envejecimiento. Cuando en el laboratorio envejecíamos de forma prematura los linfocitos T de ratones, los animales comenzaban a envejecer de forma generalizada, aparecía la inflamación crónica y de forma prematura enfermedades asociadas, como neurodegenerativas y cardiovasculares.

¿Por qué?

— Las células del cuerpo que envejecen más rápido son las inmunitarias, que están continuamente combatiendo amenazas y se desgastan antes. Un linfocito T envejecido no es capaz de hacer bien su trabajo, distinguir una célula sana de una dañada, y comienza a cometer errores, a equivocarse y dañar los mismos tejidos. Ahora estamos haciendo experimentos para intentar hacer justo lo contrario, retrasar el envejecimiento de los linfocitos T o rejuvenecerlos.

¿Por qué estos linfocitos envejecidos no son reemplazados por nueces?

— Los linfocitos son las únicas células del organismo que se educan en el timo, un órgano que está en el tórax, entre el esternón y el corazón, y que degenera y prácticamente desaparece con la edad. De hecho, su actividad máxima es cuando somos bebés; en la pubertad, su actividad ya se ha reducido mucho ya mi edad ya no queda nada y se ha reemplazado por tejido adiposo. Tiene un sentido que sea así, porque el timo entrena los linfocitos para distinguir lo sano de las cosas infectadas o tumorales. Si siguiera haciéndolo en la edad adulta, podría estar maleducando a las células inmunitarias a reconocer una célula cancerosa como sana. Además, con la edad, el sistema inmunitario se va haciendo más primitivo.

¿A qué se refiere?

— La inmunidad se compone, por un lado, de la inmunidad innata, que es la primera barrera del organismo, bastante inespecífica, que reacciona igual frente a un virus que a una bacteria. Y, por otro, la adaptativa, más específica y con memoria para recordar un patógeno. Cuando somos jóvenes, ambos brazos del sistema inmunitario están en equilibrio y funcionan muy bien. A medida que envejecemos y que nos quedamos sin el timo, empezamos también a perder sistema adaptativo ya depender más del innato. Por eso es como si el sistema inmunitario se convirtiera en más primitivo y orquestara respuestas más inespecíficas. En nuestro laboratorio estamos estudiando formas de revertir este desequilibrio. Porque rejuvenecer el sistema inmunitario es un pronóstico de longevidad.

¿A través de fármacos?

— Sí, también de terapias celulares que nos permitan reemplazar a los linfocitos envejecidos por linfocitos jóvenes. Pero sobre todo estamos explorando estrategias para rejuvenecer el sistema inmunitario relacionado con el estilo de vida y la dieta. Hemos visto que personas con obesidad y sobrepeso que presentan un deterioro del sistema inmunitario, si siguen una intervención nutricional y pierden peso, algunas marcas de inflamación y envejecimiento se hacen reversibles.

¿Qué hacer para frenar la inflamación crónica?

— Ejercicio, ejercicio, ejercicio. Está demostrado que le retrasa. Y dieta, es fundamental, especialmente si es baja en carbohidratos; en este sentido, la dieta mediterránea representa una excelente opción. Y también, las relaciones sociales. Estudiaron un pueblecito de Estados Unidos, Roseto, donde sus habitantes, que eran de procedencia italiana, eran mucho más longevos que el resto de estadounidenses. Y vieron que su secreto era que... se cuidaban unos a otros.

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