Premio Nacional de Investigación 2024

La científica catalana 'top' que se prometió mil veces que no sería científica

Eva Maria Novoa, investigadora Icrea en el CRG, ha sido galardonada 'ex aequo' con el Premio Nacional de Investigación en la categoría Talent Jove

Eva Maria Novoa
21/03/2025
4 min
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BarcelonaPoco podía imaginarse a Eva Maria Novoa (Barcelona, ​​1984) cuando su padre la llevaba de jovencita a la ceremonia de entrega de los Premios Nacionales de Investigación que ella, también, algún día subiría a ese mismo escenario para recoger uno de esos prestigiosos galardones. Ella, que desde niña se había prometido mil veces que no se dedicaría a la ciencia después de haber mamado en casa lo exigente que es la carrera investigadora; ella, que había visto menos de lo que le hubiera gustado su padre, un químico físico dedicado en cuerpo y alma a la investigación.

Y, sin embargo, la fascinación que sentía por las ciencias la empujó finalmente a estudiar biología con la idea de acabar haciendo ciencias del mar. Pero, entonces, se enamoró del mundo molecular y cambió a hacer bioquímica y se doctoró en ella. "Me parecía fascinante cómo funciona el mundo del ADN y el ARN, cómo ocurre la información a escala de moléculas y cómo esto puede dar lugar a la complejidad de la vida", explica, pausada, sentada en uno de los sofás de la quinta planta del Parque de la Investigación Biomédica de Barcelona, ​​sede del Centro de Regulación Genómica (CRG), donde.

Ahora, nos cuenta con una sonrisa en los ojos, el círculo se cierra. "Mi padre me introdujo en la investigación y también me llevó a ver estos premios, aunque en ese momento yo no entendía demasiado la importancia que tenían. Y al final se ha cumplido un destino que yo había intentado evitar de todas formas: soy investigadora y, además, este año soy yo quien recibirá el galardón". Y es que Novoa ha sido premiada ex aequo en la categoría Talento Joven de esta distinción, impulsada por la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación (FCRI) y el Gobierno, por sus contribuciones sobre una molécula de ARN que puede ser una potente herramienta biotecnológica.

El libro de instrucciones genético que contienen en el núcleo todas y cada una de nuestras células, el ADN, se traduce en ARN, y este ARN, en proteínas, que al final son las encargadas de llevar a cabo las diferentes acciones celulares. Y para que el ARN pase a proteína, se necesitan unas moléculas llamadas ARN de transferencia. Durante su doctorado, Novoa descubrió que estos ARN de transferencia, centrales en la transmisión de información, eran muy sensibles y podían modificarse de diferentes maneras para alterar la suya. "Si los unes a otras moléculas, puedes utilizarlos para cambiar el código genético, para sobreescribirlo. Y eso abre un abanico amplísimo de posibilidades en biología sintética", explica.

En el grupo que dirige tienen varias líneas de investigación relacionadas con el desarrollo de nuevas tecnologías para estudiar, precisamente mejor, estas modificaciones y las aplicaciones que pueden tener. Su laboratorio, de forma pionera, ha creado nuevos algoritmos y métodos que permiten detectar modificaciones hasta ahora imposibles de captar. "Si somos capaces de detectar estas modificaciones de forma fácil y sencilla, podremos utilizar el método para diagnosticar si una muestra de paciente sufre una enfermedad", apunta Novoa. Por el momento, han empezado centrándose en cáncer de pulmón y de páncreas, dos enfermedades que cuando se diagnostican, suelen estar en estadios avanzados. "Queremos conseguir utilizar estas moléculas como biomarcadores para la detección precoz de estos tumores. De este modo, se podrían realizar cribados poblacionales con análisis de sangre o de orina", apunta. Otro ámbito en el que se podría sacar provecho sería en las enfermedades neurodegenerativas.

Además de la pasión por la ciencia, otra constante en la vida de Novoa ha sido el voley. Ha compaginado la carrera investigadora con la deportiva. Mientras hacía el doctorado, jugaba en primera nacional con el Vall d'Hebron y después, cuando se marchó a EEUU, en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), siguió jugando y también más tarde en la Universidad de New South Wales, en Australia. "Para mí el voley siempre ha sido muy importante, tanto para liberar a la mente como para hacer equipo, porque trabajar en equipo es crucial; uno no gana solo los partidos de voley ni tampoco hace ciencia solo", considera Novoa, para quien los deportes en equipo son una manera fantástica también de conocer gente en todo el mundo. "La mayoría de los amigos que tengo salen de los círculos del voley".

Desde que regresó a Barcelona hace unos siete años para incorporarse al CRG, el centro donde "siempre había querido trabajar", participa en la exitosa iniciativa de #científicas, impulsada por la FCRI, que inunda de científicas a las escuelas e institutos de toda Catalunya para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña. "Siempre hago la prueba: enseño en el aula una foto de mi grupo y les pregunto quién es el jefe. Y la inmensa mayoría eligen siempre a los hombres de la foto. Eso hay que cambiar, son necesarios referentes femeninos".

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