Egiptología

El cuerpo (sin embalsamar) de un hombre revela cómo eran los habitantes del Antiguo Egipto

La secuenciación del genoma completo de los restos de este egipcio, probablemente un alfarero de hace 4.500 años, permite dibujar un retrato robot

Reconstrucción completa de cómo sería el rostro de la persona
13/07/2025
3 min

Las condiciones áridas del desierto y la práctica del embalsamamiento y momificación que se extendió socioculturalmente durante los períodos de diversas dinastías egipcias dificultan enormemente la obtención de ADN de restos humanos. Cabe decir que los líquidos usados en el proceso de momificación degradan y destruyen el material genético de todos los tejidos blandos, que quedan como cuero. Dentro de una tumba excavada en la roca en la necrópolis antigua de Nuwayrat (una población a unos 265 kilómetros de El Cairo) se encontró una gran tina de barro sellada, con el cuerpo de un hombre en el interior sin embalsamar.

Esta tina es actualmente una pieza del Museo Garstang de Arqueología de Liverpool y, con un proyecto de investigación conjunto entre investigadores de Liverpool y el Instituto Francis Crick de Londres, se ha conseguido obtener suficiente ADN de la parte inferior de las muelas (que quedan encajadas dentro de la mandíbula) completa del genoma. El hecho de que el receptáculo de barro estuviera tan bien sellado y dentro de la roca facilitó un ambiente estable que ha permitido la conservación del ADN.

Reconstrucción facial del egipcio

¿Quién era ese hombre?

El uso de técnicas anatómico-forenses, de recuperación de moléculas antiguas y de paleogenética forense, conjuntamente, nos da mucha información sobre quién era ese desconocido. Los restos corresponden a un hombre de unos 60 años, una edad avanzada para la época, porque sus huesos muestran degeneración osteoartrítica compatible con esa edad. Según las marcas que los músculos y tendones dejaron en el esqueleto, había trabajado duramente con las manos y los brazos, mientras que las piernas mostraban signos de inflamación isquial debida probablemente a una posición continua de sentarse durante mucho rato, con una mayor osteoartritis en el pie derecho, compatible con utilizar un turno de turno de pie. Probablemente esta persona subió de categoría social para merecer ser enterrado en la necrópolis.

El análisis del genoma y la comparación con genomas antiguos y actuales de la región demuestra que la mayor parte de su herencia genética procedía de los habitantes del neolítico norteafricano, con un segundo componente (alrededor del 20%) que procedía de Mesopotamia. No hay homocigosidad manifiesta y, por tanto, sus progenitores y parientes no eran familiares entre ellos. ¿Había inmigrado desde otras poblaciones cerca de Mesopotamia? El análisis de isótopos y su proporción en su esmalte dental revela que no, porque su infancia fue en Egipto y su alimentación era omnívora, con plantas como cebada y trigo y seguramente animales terrestres y pescado del Nilo.

La tina, dentro de la que se recuperó los restos del hombre

¿Cómo era físicamente?, sabemos que debía tener el pelo y los ojos oscuros y la piel entre oscura y negra. ha hecho una reconstrucción facial de esa persona, sin pelos ni barba, porque sólo ha utilizado la información que se ha podido sacar del análisis genético. Facciones humanas que nos son próximas y que nos permiten imaginar cómo era este individuo del imperio antiguo de Egipto, en el momento en que se construyeron las primeras pirámides, escalonadas, como la pirámide de la necrópolis de Saqqara.

Intercambio con el Imperio Sumerio

¿Qué origen genético tenía la sociedad egipcia de la época? El Antiguo Egipto, pese a guerras internas y reunificaciones, se prolongó varias dinastías durante milenios. Se creía que la época más antigua estaba cerrada al exterior, aunque culturalmente se han descrito muchas similitudes con el Imperio Sumerio de aquel período porque compartían la domesticación y el cultivo de plantas y animales, las estructuras arquitectónicas piramidales, la aparición de la escritura y los sellos.

Lo que indica el genoma de este individuo, aunque sólo sea uno (habría que secuenciar más para poder validar estas conclusiones), es que, muy probablemente, el intercambio cultural refleja el intercambio físico de personas, es decir, las ideas e innovaciones se transmitieron porque seguían el flujo de personas con la migración y la relación entre poblaciones. Con esta irradiación e intercambio de ideas y personas se puede explicar también cómo, a la edad de bronce, llegó la innovación neolítica desde Mesopotamia a Anatolia, la puerta de Europa, a partir de donde se extendió el cultivo de plantas y la domesticación de animales, la cerámica y las poblaciones estables.

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