Salud

No se encuentra relación entre el uso del móvil y los tumores cerebrales

Esto concluye un estudio hecho con 2.900 personas de 14 países

El estudio MOBI-Kids se ha hecho en personas de entre 10 y 24 años porque durante la niñez y la adolescencia el cuerpo es más sensible.
14/01/2022
3 min

No hay pruebas de que el uso del teléfono móvil y del teléfono fijo inalámbrico aumente el riesgo de los jóvenes de desarrollar tumores cerebrales. Esta es la conclusión del estudio MOBI-Kids, el más amplio hecho hasta ahora sobre la relación entre la exposición a los campos electromagnéticos que emiten estos dispositivos y la aparición de este tipo de tumor en personas jóvenes. Los resultados se han obtenido después de analizar 900 casos de tumores cerebrales en la población de entre 10 y 24 años y compararlos con 1.900 personas sanas de las mismas edades. El estudio ha alcanzado 14 países, entre los cuales hay europeos, como España, Alemania e Italia, y de otros continentes, como Australia, Japón, India, Nueva Zelanda o Israel. Los resultados se han publicado en la revista Environment International.

Un estudio retrospectivo

La incidencia de tumores cerebrales en esta franja de edad es de ocho casos por millón de habitantes cada año, una cifra tan baja que obligó a los investigadores a utilizar una metodología retrospectiva. Este estudio, pues, no se ha hecho como los que analizan la eficacia de las vacunas del covid. No es factible seguir el uso de la tecnología móvil que hace un cierto grupo de personas, esperar que se diagnostiquen casos de tumores cerebrales y comparar la exposición a la radiación electromagnética que han tenido las personas enfermas y las sanas para ver si las que han desarrollado tumores han estado más expuestas. “Esto implicaría hacer un seguimiento de centenares de millones de personas”, explica Elisabeth Cardis, jefa del programa de radiación del Institut de Salut Global (ISGlobal) y coordinadora del estudio.

Para llevar a cabo el estudio, los científicos recogieron casos de tumores cerebrales entre los años 2010 y 2016 y reclutaron a voluntarios sanos para comparar los niveles de exposición a la radiación. Estos niveles los obtuvieron a partir de encuestas a los participantes y algoritmos que calculaban la dosis de radiación electromagnética que recibían las diversas partes del cerebro y, en particular, las zonas donde se habían desarrollado los tumores. Si se veía que las personas que habían desarrollado un tumor habían tenido más exposición, se podría concluir que el uso de dispositivos móviles aumenta el riesgo de sufrir esta enfermedad.

Más parámetros que nunca

Estos algoritmos, desarrollados específicamente para el proyecto, han considerado parámetros que los estudios anteriores no habían tenido en cuenta. Además del tiempo de uso de los dispositivos, incluían el tipo de teléfono y las características de la red. “Si haces una llamada de una hora con una red 3G, la exposición a radiación electromagnética es veinte veces inferior que si la haces con 2G”, explica Cardis. “Por lo tanto, para el estudio lo hemos tenido en cuenta”. MOBI-Kids también ha analizado la exposición a varios tipos de olas electromagnéticas. A diferencia de los estudios anteriores, que solo habían considerado las radiofrecuencias, ahora también se han estudiado las olas de baja frecuencia que emiten estos dispositivos.

Además de todo esto, los algoritmos han incluido modelos de propagación de las olas electromagnéticas en el interior del cerebro y las localizaciones concretas de los tumores. Estas olas decaen rápidamente en el interior del tejido cerebral, de forma que, tal como explica Cardis, “dos o tres centímetros dentro del cerebro, hay muy poca exposición”. Esto ha servido para descartar la relación entre tumores que habían aparecido en el interior del cerebro y la exposición a la radiación.

Los resultados son claros: no se ha observado más exposición en los pacientes con tumores y, por lo tanto, el uso de dispositivos móviles no se puede asociar a un aumento del riesgo de sufrirlos. “Hemos hecho muchos análisis de sensibilidad para ver, entre otras cosas, si los más jóvenes de todos tenían más riesgo, y para estudiar varios tipos de tumores”, apunta la primera autora del estudio, Gemma Castaño, investigadora del ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa. Según Cardis, “tenemos una imagen de los jóvenes en los últimos diez años y los resultados son tranquilizadores”.

Estudios anteriores, como Interphone, que se llevó a cabo entre el 2000 y el 2010 y en el cual se analizaron más de 5.000 casos de tumores cerebrales en adultos, habían encontrado un ligero aumento del riesgo en algunos tipos de tumores que no se consideró concluyente porque podía ser debido a limitaciones metodológicas. Los resultados de MOBI-Kids, por lo tanto, “son consistentes con el conocimiento publicado hasta ahora”, explica Cardis. “Si existe un riesgo es muy pequeño porque la exposición es tan baja que no representa un problema de salud pública”, concluye.

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