Ciencia

Un pie sacude la teoría de la evolución humana: "Es una especie distinta a Lucy"

Una investigación aporta pruebas de que dos grupos antiguos de homínidos bípedos coexistieron en la actual Etiopía

El pie de Burtele con sus elementos en su posición anatómica.
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BarcelonaLa noche en que el paleoantropólogo estadounidense Donald Johanson desenterró el esqueleto de homínido más antiguo de la humanidad en la actual Etiopía sonaba de fondo Lucy en sky with diamonds de los Beatles. Corría el año 1974 y los investigadores bautizaron al fósil más famoso a propósito de aquella canción. El descubrimiento de Lucy marcó un antes y un después en la historia evolutiva: demostró que les Australopithecus afarensis, que vivieron aproximadamente hace 3,2 millones de años, caminaban de pie mucho antes de la aparición del género Homo. Pero hace una década que se sospecha que Lucy y sus iguales no estaban solos y que no son los únicos candidatos a ser nuestros ancestros bípedos directos.

Un estudio publicado este miércoles en Nature defiende la coexistencia de esta especie con una más reciente –y menos reconocida–, laAustralopithecus deyiremeda. La prueba: la asociación de nuevos restos a un pie fosilizado de hace 3,4 millones de años que encontraron en la misma región hace años y presenta unos patrones de adaptación a la locomoción diferentes. Un descubrimiento que hace tambalear lo que sabemos hasta ahora de nuestros orígenes.

En 2009 científicos dirigidos por el paleoantropólogo Yohannes Haile-Selassie encontraron ocho huesos del pie de un antiguo antepasado humano dentro de capas de sedimentos de 3,4 millones de años de antigüedad en el rift de Áfar, una cicatriz geológica que atraviesa cerca de 5.000. El fósil, llamado pie de Burtele, se encontró en el yacimiento de Woranso-Mille y se dio a conocer en un artículo científico en el 2012.

"Sabíamos que era diferente a la especie de Lucy", asegura Haile-Selassie, que es el director del InstitutE'HOR y el Institute of Human Or Humana y el Cambio Social de la Universidad Estatal de Arizona. El resto era anatómicamente más primitivo, pero los investigadores no se atrevieron a ponerle un nombre y apellido y asignarlo a una especie concreta.

El fósil evidenciaba que era un pie con un pulgar oponible que, a ojos de los paleoantropólogos, le hacía más parecido al de un primate que al de un humano. Esta característica les facilitaría trepar por los árboles, pero no les impediría andar sobre dos piernas. A diferencia de los humanos modernos, probablemente aquella especie se impulsaba con el segundo dedo del pie, afirma Haile-Selassie, lo que debió de tenerles una huella menos estable. "Estamos descubriendo que el bipedismo de los primeros homínidos no tenía una sola forma. Había diferentes formas de andar sobre dos piernas antes de que apareciera el patrón más moderno", valora.

Los dientes revelan una dieta diferente

El grupo de Haile-Selassie describió en 2015 la existencia de laA. deyiremeda día-ihreme-dahsignificapariente próximoen la lengua áfar de la zona–, pero no quiso vincularle el pie hasta que no tuviera pruebas más sólidas. La validez siempre proviene de cráneos, mandíbulas o dientes. Ahora, sin embargo, aseguran que han podido confirmar que los restos se asocian a la nueva especie.

En el artículo a Nature, han anunciado el descubrimiento de nuevos fósiles de homínidos en el yacimiento de Woranso-Mille, en la parte central de la región de Áfar, que datan de unos 3,4 millones de años. Se trata de fragmentos de pelvis, cráneo y una mandíbula con 12 dientes de un niño de unos cuatro años, algunos todavía de leche, hallados en la misma sección estratigráfica del suelo que el fósil del pie.

El primer pedazo de la mandíbula juvenil antes de que fuera recogido del suelo.

Woranso-Mille es hoy por hoy el único lugar donde se ha podido demostrar de forma clara que dos especies de homínidos coexistían en el mismo momento y espacio hace 3,4 millones de años. Los investigadores consideran que entender cómo se repartían el territorio, la dieta y la movilidad puede aportar claves sobre cómo evoluciona la diversidad en nuestra propia línea evolutiva.

Analizando el esmalte dental de los dientes encontrados, el equipo ha concluido que elA. deyiremeda se alimentaba principalmente de recursos provenientes de árboles y arbustos, como ya hacían homínidos más antiguos como elArdipithecus ramidus o elA. anamensis. En cambio, Lucy y sus congéneres empezaron a incorporar a su dieta hierbas tropicales y semillas. "Esto indica que ambas especies ocupaban nichos ecológicos distintos, lo que podría explicar su coexistencia sin competencia directa", indican en un comunicado.

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