Ciencia

Muere el prestigioso científico valenciano Santiago Grisolía a los 99 años

Recibió el premio Príncipe de Asturias de investigación científica y técnica, y ha presidido el Consejo Valenciano de Cultura

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El prestigioso científico valenciano Santiago Grisolía en una imagen de archivo.

ValenciaEl presidente del Consejo Valenciano de Cultura y prestigioso científico Santiago Grisolía ha muerto este jueves a los 99 años en el Hospital Clínico de Valencia. Grisolía fue uno de los precursores de la divulgación científica moderna en España, carrera que inició con la licenciatura de medicina por la Universitat de València en 1944 y con la concesión de una beca del ministerio de Asuntos Extranjeros para estudiar en el departamento de bioquímica y farmacología de la Universidad de Nueva York. Aunque la ayuda era solo para un año, su estancia en Estados Unidos se prolongaría durante más de tres décadas. Durante este tiempo fue el primer español que fue a las clases de postdoctorado del Nobel de medicina Severo Ochoa. De hecho, Grisolía siempre presumió de ser un discípulo de Ochoa, con quien, además, mantuvo una gran amistad. Era el depositario de su testamento personal y científico, y custodiaba tanto su archivo científico como su biblioteca privada.

Después de una larga estancia en Wisconsin, donde trabajó como profesor y presidente del departamento de bioquímica molecular de la Universidad de Kansas y director del laboratorio de este centro, volvió al País Valenciano en 1977 para hacerse cargo del Instituto de Investigaciones Citológicas de Valencia. Allí su trabajo se centró en materias como la enzimología del metabolismo del nitrógeno, el metabolismo de fosfoglicéricos, el recambio y degradación de proteínas y el control de la síntesis de la tubulina en el cerebro. Además, once años más tarde fue designado presidente del Comité de Coordinación Científica de la Unesco para el Proyecto Genoma Humano.

Su experiencia investigadora y preocupación para elevar la ciencia y la tecnología española a estándares internacionales lo empujó a promover congresos internacionales y escribir libros como Vivir para la ciencia, donde criticaba la falta de apoyo institucional y político en el desarrollo de la investigación en España.

Su trayectoria lo hizo merecedor del premio Príncipe de Asturias de investigación científica y técnica en 1990, y en 1995 fue nombrado asesor del presidente de la Generalitat Valenciana para Ciencia y Tecnología, y, un año después, presidente del Consejo Valenciano de Cultura y del Comité Científico Asesor del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia.

Como presidente ejecutivo de los Premios Rey Jaime I, impulsados por la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados y la Generalitat Valenciana, consiguió llevar a Valencia año tras año décimas de premios Nobel y afianzar uno de los galardones con más dotación económica de todo el Estado.

Compromiso

Grisolía siempre opinó que los científicos tienen la "obligación" de comprometerse y responder a temas relacionados tanto con su actividad como con otras cuestiones de actualidad. Una buena prueba de este posicionamiento fue su trabajo en el Consejo Valenciano de Cultura –órgano consultivo de la Generalitat Valenciana en el ámbito cultural– desde el cual apoyó en la declaración de la fiesta de los bueyes como Bien de Interés Cultural, sugiriendo que los bous al carrer llevaran luces en lugar de fuego en los cuernos. También pidió que los incendios "intencionados" fueran considerados un crimen contra la humanidad y reiteró en numerosas ocasiones que los ministerios de Educación y de Sanidad tendrían que "desaparecer". Entendía que no tenían sentido si las transferencias a las comunidades autónomas ya estaban hechas.

Por último, hay que destacar otra de sus facetas, la literaria. En 2009 publicó la novela El enigma de los grecos, donde mezclaba historias ficticias y autobiográficas de la mano de Peter Smith, un joven voluntario de las Brigadas Internacionales que se veía envuelto en una aventura relacionada con uno de los secretos mejor guardados de la orden religiosa de los templarios.

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