Comercio

Christian Escribà: "Tuvimos que cerrar la tienda de la Rambla porque nos entraban polvo y ruido y ningún cliente"

La reforma del tramo entre el Liceu y la Boqueria hizo que el pastelero Christian Escribà bajara la persiana en verano bajo el concepto "vacaciones"

El pastelero Christian Escribà decidió cerrar la tienda de la Rambla el pasado mes de julio porque sólo le entraba pulso
31/10/2025
3 min

BarcelonaEl pastelero Christian Escribà volverá a abrir la pastelería Escribà de la Rambla, conocida como Antigua Casa Figueras, a mediados del próximo mes para encarar la campaña de Navidad. En verano decidió bajar la persiana y poner un rótulo de "Cerrado por vacaciones" porque hasta entonces las obras en la Rambla en el tramo entre el Liceu y la Boqueria hacían que sólo "pulso y ruido, y ningún cliente". El cierre le ha supuesto pérdidas económicas, claro, y también el despido de cinco personas de las siete que tenía contratadas. Sin embargo, el pastelero afirma que el Ayuntamiento les ha informado en todo momento del estado de las obras (han encontrado restos de murallas), les ha dado nueva fecha de finalización –ya debería haberse producido y al final será el próximo mes– y les han asegurado que, una vez terminadas, habrá un replanteamiento del espacio, que les han comentado.

La fachada modernista de la pastelería Escribà, conocida como Antigua Casa Figueras

La tienda situada en la Rambla es la segunda de la marca Escribà. La abrió Christian Escribà en 1986 cuando tenía veinticinco años mientras su padre trabajaba en la de Gran Via de les Corts Catalanes. Es un espacio de ochenta metros cuadrados, con mosaicos modernistas en el interior y con licencia de terraza para cinco mesas, situadas en la calle de la Petxina, y que eran como un oasis de paz entre el bullicio de la Rambla y la entrada a la Boqueria. Justamente, para la reapertura el pastelero se plantea no abrir la terraza, porque la idea es sólo tener a la venta productos de Navidad –panettones, turrones, barquillos– con un dependiente por la mañana y otro por la tarde. "Haremos pruebas de cómo va con esta propuesta, ya la larga tengo otra idea para transformar la tienda y convertirla en una piloto de un proyecto nuevo", explica el pastelero, que confiesa que sabe que el cierre de la tienda en la Rambla ha hecho que muchos pensaran que nunca volvería a abrirla. "Por eso puse el rótulo de «Cerrado por vacaciones», pero ciertamente han sido unas vacaciones largas, porque empezaron en julio y se alargarán hasta el próximo mes de noviembre". El padre de Christian Escribà, Antoni Escribà, había llegado a poner rótulos que decían «Abriremos cuando podamos» cuando había vivido una situación de este tipo, en la que las obras u otros impedimentos les obligaban a tener cerradas las pastelerías más tiempo de lo que querían.

Repensar los comercios de la Rambla

Sea como fuere, el pastelero, que señala que el Ayuntamiento de Barcelona en todo momento les ha dado toda la información, opina que, con las obras de la Rambla, "habría que revisar los comercios que hay para buscar unos que sean de mayor envergadura". "¿Qué oferta hay? ¿Cómo es de diferente respecto a la que hay en la rambla de Catalunya?", se pregunta.

Para continuar, una vez finalizada la campaña de Navidad, el pastelero afirma que volverá a cerrar la tienda porque, terminadas las obras de la Rambla, empezarán las del edificio donde está situada la tienda. "Teníamos un andamio que ya había hecho que los clientes no entraran, porque el comercio quedaba escondido; lo tuvieron que sacar cuando empezaron las obras de la Rambla y, por tanto, se detuvieron las reformas del edificio". Con las reformas del inmueble, también se mejorarán –concretamente se pulinarán– los mosaicos modernistas del interior de la tienda, que son patrimonio artístico de la ciudad. "Todo lo haremos para que al final sea bonito; y si no, fijémonos en lo bien que ha quedado la calle Consell de Cent después de todas las obras", opina el pastelero.

Todo ello, Escribà lo explica con tranquilidad porque durante los 120 años que está a punto de cumplir la marca Escribà han visto "de todos colores". No sólo por la pandemia. En el 2008 también vivieron una época complicada en la que en veinticuatro horas estuvieron a punto de hacer suspensión de pagos, pero pudo detenerlo todo en el último momento. "En 120 años hemos vivido muchas historias difíciles, y debes saber aguantar y gestionarlo; también aprendes a no echar más petardos de los que tienes, para no vivir nunca una situación que te coja con el pie cambiado", analiza el pastelero, que añade que en estos momentos lo está escribiendo todo para un libro que publica. El libro recogerá la historia de los 120 años de la casa Escribà, con comercios en la Gran Vía de les Corts Catalanes y la Rambla de Barcelona.

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