Isona Passola: "Ahora que abrimos el cine Texas, apostaremos por el vino del territorio des de una dimensión creativa"

¿Cómo casa el vino y el cine?

— Inexplicablemente en los cines no hay vino. Es raro si piensas que, por ejemplo, en los teatros sí es común que haya un pequeño bar en el que puedes tomar una copa de vino o cava. En cambio, en el cine se venden refrescos azucarados. Esto es algo que siempre he tenido presente y de hecho, ahora que abrimos el cine Texas, apostaremos por el vino del territorio desde una dimensión creativa. Planeamos hacer muchas catas con denominaciones de origen y vinos de aquí. En el caso del Texas, el bar será muy importante porque ocupará el vestíbulo y ayudará a conectar el mundo del arte con los vinos.

Es dar la vuelta a la relación entre el mundo de la interpretación con el alcoholismo, a menudo marcada socialmente por los excesos.

— Sí y es complicado. El vino ha sido uno de los muchos excesos potenciales que el hombre ha tolerado. Hay drogas que realmente han sido muy perseguidas porque se ha hecho un mal uso, este no ha sido el caso del vino. Porque conocido y bebido con tranquilidad y medida, se puede hacer un uso gastronómico e incluso creativo. Todo esto no es de ahora, viene de muy lejos, desde los clásicos que el vino está vinculado con el mundo de las artes.

Como productora, guionista, antigua presidenta de la Academia del Cinema Català y actual presidenta del Ateneu Barcelonès, ¿cuál ha sido tu vínculo con el vino?

— Yo nunca he bebido cerveza y me gusta mucho el vino cuando como o ceno. Respecto a los excesos a mí siempre me gusta mucho tenerlo todo controlado, el mundo ya es lo suficientemente bonito como para querer perder la vista y con la actividad que llevo, ya tengo más que suficiente. Tampoco me considero ninguna experta, me dejo aconsejar, pero lo que sí tengo clarísimo es que se deben consumir los vinos del lugar y, a poder ser de la comarca. ¡En Cataluña tenemos unos vinos buenísimos!

¿Qué carta de vinos tiene el Ateneu Barcelonès?

— Vamos a mirar, estoy bastante segura de que no me hará quedar mal ahora! De blancos tenemos un xarel·lo ecológico del Penedès, está la Cisqueta de la Terra Alta, en negros tenemos denominación de origen Montsant, Empordà, Penedès, Priorat y Conca de Barberà, ¡esto es un excelente! En el caso de los blancos otro Penedès y Terra Alta, pero también tenemos dos Verdejo, ¡no sea caso! Hemos hecho una buena apuesta, aquí hay mucha gente que cuando sale del Teatre o del Liceu vienen a cenar al aire libre, es un lugar increíble, este jardín romántico en el centro de Barcelona tiene un encanto especial que invita a hacer un buen vino. A veces ves mesas brindando con cava, tanto si son jóvenes como si son mayores. Con esto quiero decir que el vino se asocia a un momento de bienestar. O al menos yo se lo asocio.

¿Tu imagen de felicidad pasa por una copa de vino?

— No como elemento central, pero sí como complemento de un ambiente concreto. Yo diría que un momento de felicidad máxima es una noche de verano en la orilla del mar, cenando, y una copa de vino blanco. Esto es lo que me viene a la cabeza si pienso en el paraíso y, evidentemente, con alguien compartiéndolo, que exista una conexión creativa, afectiva y divertida.

¿Qué vino es el que acompañaría ese momento?

— Esto es cuando me preguntan cuál es la película que más me gusta. ¡Es difícil de elegir! Se trata de hacer valer el conjunto, la diversidad… La diversidad es siempre riqueza y descubrir nuevos gustos es maravilloso.

¿Hay algún vino que te marcara especialmente?

— Diría que lo más exótico que he probado nunca fue una vez que fui a Sicilia y en la falda del Etna bebimos un vino llamado Mujer Fugata, me acuerdo especialmente porque el nombre era precioso y el gusto tenía un trasfondo a ahumado de tierra volcánica muy especial. Pero ves, algo parecido también lo podemos hacer aquí. Tengo un amigo, Pau, que quiere recuperar los viñedos de Olot de la Garrotxa porque ha descubierto que bajo la tierra volcánica hay indicios de que había habido cepas, y quiere replantarlas. Estoy esperando los vinos de la Garrotxa, a ver si son tan buenos como los del Etna.