Judith Colell: "Cuando murió Franco empezó una botella de cava en casa"

La semana pasada ve terminar el rodaje de Fronteroa. ¿Cómo lo celebró?

— Acabamos el rodaje tarde por la noche y muy cansados, con lo cual... Lo celebramos como pudimos: Maria Rodríguez Soto y Miki Esparver, que son los protagonistas, llevaron a unos cruasanes maravillosos y al director de fotografía y yo llevamos unas botellas de cava a la hora de cenar. No recuerdo qué cava era, pero recuerdo que insistí en que fuera, evidentemente, catalán y que fuera brut nature. De hecho, es cierto que en los rodajes existe la tradición de que en la claqueta 1-1-1 el director invita a algo ya la 2-2-2 lo hace el director de fotografía, y muy a menudo se regala cava o vino, que siempre hace fiesta.

¿El motivo de la elección de cava en lugar de vino es porque eres más de espumoso?

— No, yo soy más vino que cava. El cava me gusta, ¿eh?, pero no es mi fuerte. En cambio, el vino me gusta blanco, rosado y, sobre todo, tinto. Es cierto que ahora hay unos vinos rosados ​​muy interesantes y en Cataluña también se están haciendo muchísimos muy finos, pero pienso que lo mejor es no encasillarte en ningún vino concreto y poder ir probando nuevos. Pienso que cada plato tiene su vino y lo mejor de todo es saber maridarlo. Me gusta mucho cocinar, me gusta mucho comer –¡ojalá me gustara menos!– y, por tanto, también me gusta saborear un buen vino.

Saber maridar no es sencillo. ¿Cómo lo haces?

— Intento escuchar mucho a los que saben. Cuando compro los vinos en Sant Cugat voy a la bodega Vins Noe, que es maravilloso y te aconsejan muy bien. También soy socia desde hace mucho tiempo de Wine is Social, que también me gusta mucho porque siempre me hacen descubrir vinos nuevos y me envían las fichas de cada vino y aprendo muchísimo. Ahora bien, aunque te pongan que hay aroma de avellana o chocolate, huele el vino buscando ese aroma y no siento absolutamente nada. Si fuera una persona ordenada, quisiera clasificarlos entre los que me gustan y los que no. Reconozco que me gusta mucho conocer el mundo del vino. Cuando tenga tiempo haré un curso de cata de vinos, porque las visitas que he hecho a alguna bodega me han dejado con ganas de investigar más.

¿Tener los orígenes familiares en la Terra Alta también te ha hecho vincular más al mundo del vino?

— Toda mi familia materna es del Pinell de Brai, que tiene una bodega preciosísima. Además, estoy muy orgullosa de ser de las Terres de l'Ebre, porque me parece un lugar justamente muy combativo y uno de los lugares más interesantes de Cataluña. Junto al Pallars, son mis dos espacios. Toda aquella zona está muy marcada por el vino, desde el Priorat hasta la Terra Alta, y pasando por los Costers del Segre, hacen vinos buenísimos. A veces me sabe mal que todo esto no se vea reflejado en los supermercados. El Bonpreu, por ejemplo, tiene una gran selección de vinos catalanes, pero hay otros supermercados que a veces sólo hacen ofertas con Riojas y Riberas del Duero, pero los catalanes parecen ser siempre más caros... Tienes que ser muy militante para comprar vinos catalanes.

Hablando de tus orígenes, ¿tienes algún recuerdo vinculado con el vino que te haya marcado especialmente?

— Recuerdo mucho Navidad en mi casa con mis padres. Tengo una foto de muy pequeñita, mojando un barquillo en el cava, que es algo que ahora no haríamos nunca pero que para mí es un gran recuerdo. Momentos muy importantes como finales de rodaje, la boda, por los hijos, todos estos momentos han sido inolvidables. Pero ahora que lo dices sí que recuerdo un brindis especialmente. En mi casa cuando falleció Franco empezó una botella de cava: más que la muerte de un dictador celebrábamos el fin de una etapa negra para nuestro país. Yo era muy pequeña, tenía 7 años, pero recuerdo pensar "¿Qué estamos celebrando?". Pero ahora, muchos años después, entiendo lo que estábamos celebrando, y yo también lo habría celebrado.