Caes y esplais obligados a adaptarse: faltan niños o monitores
Las entidades han detectado que la precariedad y la necesidad de combinar trabajo y estudios hacen que los jóvenes tengan menos tiempo para hacer de monitores, pero también faltan niños para llenar algunas madrigueras y esplais, ya que tienen agendas tan llenas que el asociacionismo no es una prioridad
BarcelonaEn Sant Pere de Ribes hace poco más de un año que ha abierto el Agrupament Escolta L'Estol, con sede en Les Roquetes. Es una madriguera que nace de familias y jóvenes sin tradición escucha ni de asociacionismo juvenil, y eso ha dificultado un poco su implantación, que se diferencia de otros grupos porque no se hace por las tardes del sábado, como habitualmente, sino por las tardes del domingo, y no es cada semana, sino cada quince días. El motivo no es otro que adaptarse a la agenda de los jóvenes que deben hacer de jefes y monitores, que no tienen tiempo suficiente para dedicar a esta iniciativa, pero no por eso quieren dejar de hacerla.
"Ser ninguna requiere dedicación, pero los jóvenes actuales estudian y trabajan para hacer frente a la precariedad y, por tanto, tienen menos disponibilidad", dice Bet Noguer, jefe de relaciones exteriores de Escoltes Catalans. "Las madrigueras se adaptan", añade. Desde la federación de agrupamientos escolta, que representan a unas 43 entidades, han detectado un debilitamiento del tejido asociativo a raíz de la cóvido y un aumento del individualismo que afecta a actividades altruistas como las madrigueras y los esplais.
En el Agrupament Escolta Pere Quart, con más de cincuenta años de historia, tienen el mismo problema a pesar de estar bien arraigado en el barrio de Sant Gervasi en Barcelona. Joan Colet es jefe y se encarga, este curso, de la unidad de Pioneros y Caravelas, es decir, de los chicos y chicas de entre catorce y diecisiete años. Tiene veinte años y es su segundo año en la entidad que también formó parte de ella cuando era pequeño. Con esta trayectoria ha podido ver ya un cambio de tendencia en la dedicación de los jefes. "Ahora están uno o dos años, mientras que cuando yo era pequeño podían llegar a estar más de cinco años", explica Joan. Los jóvenes de hoy en día no pueden dedicarle el tiempo que ponían los jóvenes de años atrás. "Vamos a la universidad, hacemos otras actividades, tenemos familia y trabajamos", dice Joan, "la madriguera es una sobrecarga".
Hay varios motivos que han llevado a esta situación. La necesidad de trabajar que tienen los jóvenes para pagarse los estudios es uno de ellos. "La precariedad de la juventud es visible y eso afecta a la vida media de una cabeza", dice Camila Feixas, responsable de pedagogía general de Minyons Escoltes y Guies de Catalunya. Desde la entidad, que representa más de 150 agrupamientos, han comprobado que los jóvenes deben empezar a trabajar antes y eso les recorta años de dedicación a la madriguera. Feixas añade otro inconveniente a este relevo y es que imposibilita realizar "un buen traspaso" entre cabezas y esto acaba afectando a la calidad y satisfacción de los propios monitores.
Las trabas burocráticas
Sin embargo, la precariedad y la necesidad de combinar trabajo y estudios no es el único motivo que justifica esta falta de jefes y monitores. Colet reconoce que preparar las madrigueras de los sábados les pide un par de horas de trabajo, a las que hay que sumar "el papeleo" de la gestión. "Es comprensible que se nos pidan ciertos trámites porque tenemos niños y niñas a cargo, pero es excesivo", dice Colet cuando recuerda que además de las actividades pedagógicas deben tramitar permisos, realizar comunicaciones externas u otras gestiones administrativas que les toman mucho de tiempo.
Para Bet Noguer estas trabas administrativas "queman" a los monitores antes de tiempo. Sin ir más lejos, por los campamentos de verano, en la naturaleza, las entidades deben cumplir decenas de requisitos y pedir numerosos permisos que no dejen de ser "bastones en las ruedas". Además, muchas madrigueras y esplais tienen problemas por los espacios. La mayoría no tienen locales propios, o no son dignos, y luchar por ello también "agota y desmotiva", añade Camila Feixas que ve, también, que falta mucho apoyo de las administraciones para poder hacer una madriguera "más normalizada, sin tanta burocracia y limitaciones".
Pero este no es el único fenómeno al que deben hacer frente madrigueras y esplais. Aunque depende mucho del barrio, del pueblo o de las edades, en algunas agrupaciones, lo que les falta son niños. Desde Esplac, han detectado que a algunos esplais les cuesta llenar y que las familias adquieran el compromiso de ir cada semana. "Hay mucha oferta de extraescolares del sábado por la tarde o por la mañana, los niños y niñas realizan muchas actividades y el esparcimiento acaba no siendo una prioridad", explica Clara Bricullé, secretaria de Esplais Catalans (Esplac).
Bricullé añade un aspecto más a toda esta situación: el desconocimiento del modelo de madriguera y esparcimiento. "Que un joven esté voluntariamente con tus hijos los sábados por la tarde no genera confianza entre las familias", lamenta Bricullé, que defiende los proyectos educativos de estas entidades y reivindica su valor de la educación en el ocio a partir de unos valores y un ideario. Para Bricullé, las madrigueras y los esplais son "una escuela de ciudadanía para aprender a participar en sociedad".
En esta misma línea se pronuncia Noguer, de Escoltes Catalans, que recuerda que las madrigueras no sólo están pensadas para que los niños se lo pasen bien, sino que tienen una función educativa y pedagógica relevante. "Les transmitimos los valores de compartir y fomentamos el espíritu crítico y el respeto", destaca Noguer, "las familias, los niños y los jóvenes sacan mucho provecho y salen agradecidos".
Poner en valor madrigueras y esplais
Una exposició al Palau Robert ret homenatge a la tasca del lleure associatiu
En Cataluña una de cada tres personas jóvenes forma o ha formado parte de una asociación de educación en el ocio, sea como responsable o como niño. Para dar testimonio, y al mismo tiempo ser un homenaje al conjunto de personas -dirigentes, niños y jóvenes- que hacen que la educación en el ocio sea una realidad en todos los pueblos y barrios de Cataluña, se ha inaugurado este mes en el Palau Robert la exposición Culo en Tierra! Caes y esplais, escuelas de ciudadanía .
"En las madrigueras y en los esplais se genera una comunidad de personas y unas complicidades que transmiten valores y conocimientos a la infancia, la adolescencia y la juventud. Lo necesitamos", dijo la consejera de Derechos Sociales e Inclusión, Mònica Martínez Bravo, durante la inauguración. También recordó que se trata de una tradición histórica y que, además, se desarrolla de forma desinteresada.
En las salas de la exposición, que se puede visitar de forma gratuita hasta el 30 de marzo, los visitantes pueden participar en una gincana, cantar canciones, jugar o mirar cuentos. "Es una propuesta pensada para todos los públicos", explicó la comisaria de la muestra, Elisenda Rovira.