¿Qué hay para comer?

Cinco bares con un parque cerca para hacer una cerveza mientras los niños disfrutan

Uno de los grandes retos de la paternidad es conseguir hacer planes de adultos compatibles con las criaturas

Joana Costa
3 min
Parque infantil frente al bar El Kasparo en la plaza Vicenç Martorell.

BarcelonaUno de los grandes retos de tener niños, hasta bien entrados los años, es la posibilidad de realizar planes adultos o alguna actividad que se le parezca mínimamente, como por ejemplo tomar una cerveza en una terraza bajo la tranquilidad de los rayos de sol. Una gran opción para conseguir hacer compatibles estos planes es buscar puentes posibles entre los dos planes de vida (el del adulto y el del niño): esto es, encontrar parques infantiles o zonas donde los niños puedan correr con la seguridad de que dan, por ejemplo, las zonas peatonales, a la vez que garantizar que habrá un poco de bar o terraza donde poder sentarse y darse un pequeño homenaje vermutero. La buena noticia es que nuestra casa, amiga de la buena bebida y también de los parques infantiles, está llena de estas opciones y sólo hay que tenerlas presentes para que todo el mundo disfrute, juntos pero con margen suficiente, de su tiempo libre.

Os proponemos cinco planes en la ciudad de Barcelona.

1.

En un interior de manzana

Los interiores de manzana son una solución urbanística estupenda para situar parques infantiles y, por qué no, opciones de restauración que devuelvan al ciudadano a su estado de tranquilidad natural. Situado en la plazoleta de Joan Brossa, entre Córcega y Aribau, hay un parque infantil de lo más completo junto a la terraza del Hotel Evenia Rosselló. Aparte de servir menús entre semana y en fin de semana, en la carta tienen tapas tradicionales para hacer más divertido el rato junto al parque: tortillas, pan de coca, jamón ibérico, croquetas y patatas bravas, aparte de platos principales, entretienen a los que se acercan a hacer el vermut.

2.

En el corazón del Raval

En este céntrico barrio hay un área que oxigena completamente el vecindario y donde los niños tienen un espacio de juego para divertirse, la plaza de Vicenç Martorell. Justo al lado, los adultos que acompañen a los niños a este recinto pueden hacer una parada de placer en el Bar Kasparo, una terraza donde se dice que sirven las mejores tapas y platos del día del barrio y donde las croquetas de setas tienen una fama especial . En este rincón con vistas directas al parque infantil sirven desde los típicos desayunos con croissants, cafés con leche, brownies y cookies hasta hummus, tortilla de patatas, boquerones, vermut y anchoas.

3.

En una plazoleta en Balmes

Puede parecer imposible que las atascadas calles de Balmes y Aribau puedan ser sinónimos de calma y relajación. Pues nada más lejos de la realidad. El Monocromo es un bar situado en la plaza de Cardona y sus vinos y tapas se sirven junto a un pequeño parque infantil aderezado con un tobogán y un trenecito. Se trata de una zona muy tranquila atravesada por la calle de Laforja, un pequeño vial que une discretamente pero eficazmente los grandes ejes de Aribau y Balmes. Sus secretos son, además de una cuidada selección de vinos, buñuelos, croquetas y filetes de anchoa para hacer un aperitivo de lo más amplio.

4.

Entre árboles centenarios y esculturas

Entre las parisinas casas de la plaza Francesc Macià, el Turó Park esconde una zona para pasar un rato de maravilla. Se trata del café Pinhan Jardín Secreto. Con unos toques de influencia turca, este bar sirve cafés, cookies, cervezas y tapas clásicas de patatas y aceitunas en medio de un oasis de tranquilidad. Para pasar un rato de placer también tienen poké bowls, pasteles, zumos y el Manhattan Deli, un bocadillo de pastrami con rúcula y mostaza de rábano servido en pan de bollo. El bar está rodeado de árboles centenarios de considerable envergadura y de espacios sin peligro donde los niños pueden jugar. Además, en el mismo parque hay un área de juego infantil con columpio, muelle y un área de multijuego. Un plus de este parque inaugurado a principios del siglo XX es la cantidad de esculturas que esconde (un placer para los ojos adultos).

5.

En el corazón del Guinardó

En la plaza del Guinardó hay un bar que prácticamente abraza un parque infantil: un poco más y las mesas se ponen dentro del arenal de los niños. Se trata del bar Cat Guinardó, un establecimiento para los que buscan la tranquilidad y el vermuteo clásico de los bares de antaño, los que no servían modernidades sino tapas de siempre. Cafés, tapas clásicas y cervezas tiradas para el placer de la clientela son sus rasgos distintivos.

Pero ciertamente las posibilidades son muchas, con otras opciones estupendas como las que dan las cafeterías de los centros cívicos de Can Déu, en la plaza de la Concordia, y de Vil·la Florida, en la calle de Muntaner. También el área metropolitana tiene muchos bares y restaurantes para tomar una bebida mientras los niños juegan, como por ejemplo el Restaurante Can Mercader del parque homónimo en Cornellà y los bares del Parque de Torreblanca, en Sant Joan Despí, y de la plaza de la Paz en Sant Just Desvern. Basta con explorar.

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