¿Qué hay para comer?

Por qué los pediatras desaconsejan el repollo, las espinacas y la remolacha a los bebés

El síndrome del bebé azul explica que ciertos ingredientes queden excluidos a pesar de la apertura en el inicio de la alimentación complementaria

Joana Costa
3 min
Un niño comiendo verdura

BarcelonaLa introducción de la alimentación complementaria a partir de los seis meses de vida de los bebés ha experimentado cambios recientes y ahora todo es algo más sencillo (o difícil, según se mire), porque la introducción de toda una serie de alimentos que antes se reservaban para más adelante por el riesgo de alergias se hace de forma más caótica. En toda esta retahíla de productos que se pueden dar a los más pequeños hay algunos que no son recomendables, como la col, las espinacas, la borraja y la remolacha, unas hortalizas que hay que aplazar más allá del año, según recomiendan los pediatras a sus consultas en el último año.

Un inicio más variado

Dejando atrás la tríada de manzana, pera y plátano (unas frutas tradicionalmente lo suficientemente dulces e inofensivas para empezar a comer), actualmente, según el consejo pediátrico, se puede iniciar la alimentación complementaria con cualquier tipo de alimento, ya sea carne roja, blanca, vegetales o legumbres, incluso introduciendo alimentos potencialmente alergénicos, como el gluten, los cítricos y el pescado, ya que se ha comprobado que retrasar su introducción hasta más allá del año puede provocar reacciones alérgicas de mayor gravedad. Ahora bien, en esta (relativamente) nueva norma sigue existiendo excepciones.

Las hortalizas prohibidas

Según la guía La alimentación saludable en la primera infancia, de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, las hortalizas de hoja verde tienen unas especificidades que no las hacen aptas para los bebés. Según esto, se recomienda evitar las espinacas y las acelgas hasta los doce meses, ya partir del año y hasta los 3 es necesario que no supongan más de 45 gramos diarios. Esto se debe a la presencia de nitratos en las hojas de estas hortalizas. De la misma forma, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), esta recomendación se extiende a la borraja. En la misma línea, la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda evitar también en los primeros meses la col y la remolacha por su contenido en nitratos, y recomienda introducirlas a partir del año.

El porqué

Según aclara Aesan, los nitratos son compuestos generados de forma natural en el metabolismo de las plantas que se acumulan en las partes verdes (las hojas). Se encuentran de manera natural en los vegetales, especialmente en las hortalizas de hoja verde, como las espinacas y la lechuga. En sí, son relativamente poco tóxicos, su toxicidad viene determinada porque quedan reducidos a nitritos en el cuerpo humano.

Los nitritos: competencia por el oxígeno

Los nitratos son los precursores de los nitritos, que una vez en el cuerpo humano compiten con el oxígeno para unirse a la hemoglobina. En altas concentraciones, los nitritos pueden originar metahemoglobina, que afecta especialmente a los bebés con el conocido como síndrome del bebé azul o, en lenguaje médico, cianosis. Uno de los síntomas de este síndrome es la tonalidad azul que toma la piel del bebé por la falta de oxígeno que tienen los tejidos. Este síndrome es una situación clínica que, en los casos más graves, puede dar lugar a convulsiones y coma y puede alterar el estado mental del bebé.

El almacenamiento de las verduras, importante

Cualquier reducción de la intensidad luminosa en las plantas favorece que se acumulen nitratos, por eso las verduras más afectadas son las de invierno. En este terreno, es especialmente importante conservar correctamente las hortalizas de hoja en casa. Por ejemplo, Aesan destaca que las que se almacenan a temperatura ambiente pueden registrar conversión de nitratos a nitritos y que esta conversión puede acelerarse cuando las hortalizas se cocinan en forma de puré.

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