Así hace de madre

Gemma Rosell: "Tengo cinco hijos y me hubiera gustado tener más"

Emprendedora, experta en marketing, 'coach' certificada y madre de Marco, Martina, Lucas, Mia y Teo, de 22, 17, 17, 13 y 9 años. Es deportista de resistencia, triatlones, ultratrails y bicicleta de montaña. Publica 'El reto' (Columna). @gemmarossellc en Instagram.

Gemma Rosell
17/03/2025
3 min
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BarcelonaCon los años y la experiencia se me ha ido haciendo más fácil gestionar a mi gran familia. Comparando mi forma de educar con la de otros padres, creo que doy menos importancia a las cosas.

¿Y por qué es importante quitar importancia a las cosas?

— No dar demasiada importancia a las cosas, no estar tan encima de los hijos, les beneficia.

¿Tener cinco hijos te ha enseñado a ser extraordinariamente ordenada?

— Siempre he sido así. No es un rasgo que haya adquirido por ser madre, aunque lo he ido perfeccionando. El deporte te enseña a ser disciplinado. Siempre he luchado por no hacerme pequeña en mi propia vida y he aprendido a optimizar mi tiempo, a dedicarlo a lo que es realmente importante. Las mujeres debemos luchar para que nuestro espacio personal no se vaya haciendo pequeño. A los hombres también les ocurre.

¿Cómo decides tener cinco hijos?

— Me casé y tuve tres hijos. Decidí divorciarme cuando los pequeños, gemelos, tenían un año. Conocí a mi marido actual y, aunque es muy complicado gestionar nuevas familias, supo adaptarse perfectamente a la vida de padre. Pronto decidimos tener un hijo juntos y años después llegó el segundo, que es mi quinto. No he tenido custodias compartidas y los tres grandes siempre han estado conmigo. Todo esto no lo planifiqué y me hubiera gustado tener más, pero ahora ya es demasiado tarde.

Sospecho que deseas tener muchos hijos cuando tienes a muchos hermanos.

— Yo también creo en esa teoría. Mis padres tuvieron cinco hijos, pero hoy es cada vez más difícil ver a grandes familias. A mí me encanta ver la casa llena de vida.

¿Qué has querido hacer diferente a tus padres?

— Desgraciadamente, mi infancia estuvo marcada por una familia desestructurada por culpa de las adicciones, que afectaron a varios miembros. Mi hermano mayor era drogadicto y murió hace más de veinte años. También el alcohol y el juego afectaron a otros miembros, nunca hablamos de ello. Sin embargo, estoy agradecida a los padres por todo lo que hicieron, con la situación que tenían encima. Lo que he querido hacer de forma distinta es hablar de todo lo que nos pasa. Hablamos de las cosas negativas que van surgiendo en vez de esconderlas. Es necesario intentar entenderlas y, si es posible, encontrar solución.

Dices que los padres somos especialistas en preocuparnos. ¿Cuál es el tuyo top five?

— Primero, no tener tiempo suficiente de calidad con cada uno de los hijos. Segundo, que algún problema de sus problemas me pase desapercibido. Tercero, que alguien les duela o quiera manipularlos y no lo sepan gestionar. Cuarto, su salud, física y mental. Y, quinto, que siempre se sientan muy queridos.

¿Y qué cinco pensamientos te permiten apaciguar estas preocupaciones?

— Primero, dedicar un rato de calidad todos los días a un hijo diferente. Segundo, hablar con sus hijos sobre su vida y sus preocupaciones. Tercero, hablar también sobre su entorno. Cuarto, leer las señales que me permiten confirmar que están bien de salud y aconsejarles en algunos buenos hábitos. Y, quinto, enviarles siempre señales de atención y amor.

Cuéntame un éxito reciente.

— No hace mucho creí que uno de los hijos pasaba demasiado tiempo con el móvil y, en vez de prohibirlo o controlarlo, me estuve varios días explicándole cómo funcionaban las adicciones. Le expliqué la forma en que visualizar contenido basura nos perjudica el cerebro. Pero en ningún momento quise acusarle de estar utilizando demasiado el teléfono.

¿Y cómo reaccionó?

— De modo natural, al cabo de unos días él mismo me explicó que se había puesto unos límites de tiempo en el mismo dispositivo y que estaba contento del poco rato que lo había utilizado en los últimos días.

Tu hijo mayor trabaja contigo. ¿Fue fácil?

— Marco trabaja conmigo y su segundo padre en la empresa familiar heredada. Creo que querrá continuarla y será la sexta generación del negocio. Un aspecto positivo es que todos los días estamos juntos. Uno negativo es que empezó muy joven y todavía no era el gran trabajador que es ahora. Tuvimos que decirle que se buscara otro trabajo y fue muy duro. Pero fuera aprendió a trabajar de verdad, a ser responsable y volvió con nosotros, con una nueva visión y la lección aprendida.

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