Sin móvil en escuelas e institutos: así lo ven maestros y alumnos
Hablamos con docentes, activistas y adolescentes sobre cómo afectará a esta nueva regulación que prohíbe teléfonos y relojes inteligentes y limita las tabletas a escuelas e institutos
BarcelonaEl curso comienza con una novedad largamente reivindicada en los últimos años por gran parte de las familias: la prohibición total de los teléfonos móviles y los relojes inteligentes en todas las etapas de la educación obligatoria, incluso cuando se quieran utilizar con fines pedagógicos. Así lo anunció la consellera de Educación, Esther Niubó, a finales del curso pasado. Asimismo, también se prevé limitar progresivamente el uso de las tabletas digitales en la etapa de educación infantil (de tres a cinco años), aunque se garantizará una "disponibilidad suficiente" de estos dispositivos para usos puntuales en las demás etapas educativas. Niubó también anunció una "restricción progresiva" del uso de las pizarras digitales en las aulas de infantil, mientras que éstas se mantendrían en las etapas superiores. Un sitio que, eso sí, no se aplicaría a los ordenadores portátiles que se dan a los alumnos de la ESO. ¿Pero cómo lo ve la comunidad educativa?
Navegar a dos bandas
Laia Soriano Costa, maestra de tercero de primaria, tutora y coordinadora digital de una escuela pública de Barberà del Vallès, reconoce que la nueva normativa sobre el uso de dispositivos digitales ha llegado de forma repentina y sin una línea clara de continuidad: "Nos ha cogido un poco por sorpresa, como muchas cosas que pasan en el departamento. Hace tres cursos que se ha invertido correcuita, incluso en contra de la voluntad del propio centro, porque no acababa de encajar con la metodología, y ahora nos dicen que no. Todo esto genera desconcierto", lamenta.
Aunque reconoce la necesidad de abordar la cuestión digital desde la escuela, es necesario que sea con criterio pedagógico y escuchando las voces expertas: "Es evidente que los niños están expuestos a pantallas fuera del centro y que hace falta una reflexión profunda. La alfabetización digital debe pasar por los centros, pero no se puede hacer con prisas ni contra las prisas dotación, hoy formamos docentes, mañana cambiamos de criterio. Así no se puede trabajar", reconoce.
También subraya la importancia de tener en cuenta la experiencia de los equipos docentes y de los especialistas en desarrollo infantil: "No podemos ir navegando entre dos aguas sin escuchar a los equipos docentes ya las personas que han estudiado el impacto de las pantallas en edades tempranas".
Esta maestra de primaria defiende un enfoque educativo más vivencial y menos centrado en el dispositivo como herramienta pedagógica, sin obviar la educación digital. "Apostamos por la vivencialidad, pero también sabemos que es importante educar en temas como las fake news, los riesgos de las redes, la seguridad digital, los derechos de imagen o de autor. Ahora bien, hay que hacerlo desde una perspectiva educativa, no simplemente poniendo pantallas delante de los niños desde pequeños", explica Soriano Costa.
Quien valora de forma positiva esta nueva regulación es Esther Catalán, profesora de catalán de primero y segundo de ESO en una escuela pública de Ripollet. Aunque reconoce que hay uso en la catalana, considera que las pantallas a menudo interfieren en el aprendizaje real. "Intento utilizar los dispositivos digitales lo menos posible. Cuando tienen que hacer un texto en catalán, ya no escriben, utilizan la inteligencia artificial aunque les digas que no lo hagan. Y aunque tú estés controlando el ordenador, ellos saben abrir otras pantallas en secreto y crees que están trabajando, pero en realidad no sabes qué están haciendo", explica Catalán.
El impacto de la IA
Según la profesora, la presencia constante de las pantallas genera una barrera entre el docente y el alumnado. "Pierdes el contacto visual con los alumnos. La pantalla crea una especie de muro en medio, no sabes qué están viendo ni qué están haciendo. Y la mayor parte de las veces puedo asegurar que no están trabajando, sino chateando a través de Gmail, o mirando otras cosas", lamenta. Catalán cree que no se trata de demonizar las pantallas, pero sí de reconocer que se ha hecho un uso excesivo: "Los jóvenes pasan ya muchas horas al día con dispositivos. Si encima, la escuela –donde pasan muchas más horas– no es un espacio seguro y controlado, todavía están más expuestos. Y muchos, por la tarde, están solos en casa".
Catalán también señala el impacto de la IA generativa como un nuevo reto docente, especialmente en las tareas escritas: "Ahora tienes que pasar más tiempo mirando si el texto lo ha escrito el ChatGPT o si es copiado, que no corrigiendo en serio. Por eso yo pido que lo hagan siempre a mano. Escribir a mano tiene muchos beneficios: activas partes del cerebro distintas y ayudas al desarrollo cognitivo. Es una experiencia de aprendizaje que no se puede sustituir con teclear", dice la profesora.
La opinión de familias y alumnos
Para los alumnos de primaria y secundaria, está por ver cómo afectarán estas restricciones durante el nuevo curso escolar. Ares Cercós, alumna de que este año comienza cuarto de ESO en una escuela de Barcelona, considera que el hecho de no poder trabajar con tableta seguramente hará que la sepan utilizar menos. Sin embargo, asegura que, al final, lo más importante es el profesor: "Si es bueno, aprenderemos, sea con o sin tableta".
Quien también ve con buenos ojos la decisión del departamento de Educación es Marina Fernández, presidenta deAdolescencia Libre de Móviles, entidad que ya había hecho la propuesta a la consejera al inicio del curso anterior. "Celebramos mucho este paso. No creemos necesario que se utilice un móvil en el aula. Es un dispositivo personal y familiar, muy difícil de controlar en cuanto a la seguridad, la protección de datos y la confidencialidad", dice Fernández, quien destaca la problemática de la "barra libre digital" y la falta de preparación de los adolescentes para gestionar estos entornos. "Las recomendaciones de los profesionales expertos en neurodesarrollo apuntan los 16 años la edad más adecuada para acceder a un móvil. No es sólo una cuestión de edad cronológica, sino de madurez psicológica para gestionar todo lo que pueden acceder. Por eso, la escuela debe ir de la mano con las familias", confiesa Fernández.
Por otra parte, Fernández también insiste en que un portátil escolar nunca debería ir a casa. "Nos llegan quejas constantes de familias sobre el acceso a redes sociales o contenidos inapropiados a través de los dispositivos escolares. Cualquier herramienta tecnológica que se entregue a los centros debe cumplir con máximas garantías de seguridad", añade. Además, desde la Asociación se pone en cuestión la presencia de empresas privadas en el entorno educativo: "Google, Innovado o Bingel gestionan perfiles de alumnos con fines comerciales. Esto no debería ocurrir dentro del espacio educativo".
Finalmente, la presidenta de Adolescencia Libre de Móviles reclama la creación de un observatorio digital que permita hacer un seguimiento y control de todas estas nuevas medidas: "Es necesario un organismo estable, como ya existe en otros ámbitos, como la educación afectivosexual o vial. Si no existe seguimiento ni una comisión de evaluación, es muy difícil garantizar el cumplimiento de las políticas. La formación digital no puede quedarse a discreción de cada centro. Debe haber unos mínimos comunes para evitar desigualdades entre escuelas", concluye.