Familia

¿Qué hace que la relación entre abuelos y nietos sea tan especial?

A diferencia de los progenitores, que deben poner límites, los abuelos tienen otro rol más permisivo y de acompañamiento, pero su función no es la de criar a los nietos

Los abuelos cuentan un cuento a los más pequeños de la familia
15/01/2025
5 min
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GeronaPara Montserrat Anton, ser abuela es un privilegio. "Un regalo que lleva quince años de duración", explica. Desde el primer momento, pudo elegir cómo quería que fuera su dedicación: una tarde a la semana iría a recoger a sus dos nietos a la escuela para hacerse cargo de ella y un fin de semana al mes, si lo querían , podrían quedarse a dormir en su casa. "Aparte de las urgencias de niños con fiebre y tener que correr por las mañanas para llevarlos a la escuela si el autobús falla, o también los casasabios, casales en casa de los abuelos en verano –ironiza Anton–. Por supuesto, ¡que todo esto también se hace cuando hace falta!", subraya esta maestra jubilada.

En el sistema familiar, abuelos y nietos se relacionan con un magnetismo especial. Una relación particular, mayoritariamente positiva, que no se da en la misma intensidad entre padres y madres hacia los hijos. Los abuelos, en este caso, aman con devoción a los nietos y los nietos sienten admiración por los hijos. sus abuelos, sin que los años queden bastante a este vínculo. ¿Qué lo hace tan singular? Transmiten valores y enseñanzas. Representan el legado de generaciones anteriores de la familia y se convierten en un representante de la familia en su sentido más amplio".

Esta buena relación tiene muchos beneficios emocionales y psicológicos tanto para unos como para otros. Jaume Cela, con diez nietos a la familia (desde los seis meses a los dieciocho años), comenta que una de las actividades que más disfruta, desde que son pequeños, es leerlos cuentos. Con los mayores, se explaya hablando de la vida. "Les cuento cosas que me han pasado y ellos me revelan qué les hace ilusión, los problemas con sus amigos u otros temas vinculados con la escuela". , describe Cela, que también era maestro. El aprendizaje, sin embargo, es recíproco. Los abuelos somos la memoria de las familias. A medida que nos hacemos mayores, pensamos que ya lo hemos visto todo y ellos también nos enseñan muchas cosas", destaca Cela, que con sus característicos tirantes que le sujetan el pantalón, este autor de varios libros procura que sean grandes lectores, vayan al cine y estén conectados con la vida.

Por su parte, Montserrat Anton –que define lo que siente por sus nietos (un chico de quince). años y una chica de trece años) como "un amor puro que sale de dentro" y ellos se refieren a su abuela como un "amor incondicional" y una "confianza eterna"– cree que su presencia y convivencia aporta a los nietos otros puntos de vista distintos a los de los adultos de referencia. "Nosotros, entre todos, hemos sabido encontrar el equilibrio. Nunca me he sentido utilizada, ni sustitutoria de algo. En definitiva, una relación muy normal en la que cada uno ha sabido encontrar su papel", recalca Anton.

Los nietos se sientan en el suelo para jugar con los abuelos

Un refugio emocional

En un universo familiar en el que cada uno tiene el rol que le corresponde pasan cosas como la que describe Anton, que fue profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB): "Cuando alguno de mis nietos me dice que quiere beber Coca-Cola , les pregunto primero qué negocios tienen con su padre y su madre. ¿Que arrugan la nariz si beben...? te la tomas y no vamos a contarlo», pero otro día le diré que ya sabe que no toca".

Es labor de los progenitores criar y poner límites. Los abuelos, en cambio, deben tener otro rol más permisivo y de acompañamiento o, incluso, romper algunos de estos límites que le apetezcan al menor (ya los abuelos). "Está más permitido socialmente que los abuelos transgredan las normas de los padres y está bien que así sea porque de este modo los abuelos se convierten en un refugio emocional para los niños y jóvenes cuando éstos se sienten incomprendidos y necesitan contar con alguien de la familia que no sean los progenitores", afirma Wilheim, presidente de la Sección Alternativas para la Resolución de Conflictos del Colegio Oficial de Psicología de Catalunya (COPC). Y añade: "Si tu hijo de catorce años se enfada contigo y quiere irse de casa, está bien saber que irá a casa los abuelos, más que alrededor por la calle. Allí hay normas más laxas, pero en el fondo hay un ambiente controlado".

Suplencia logística y afectiva

Sin embargo, esta sincronía familiar puede torcerse fácilmente cuando los progenitores no pueden asumir el rol de crianza, de cuidado o de poner límites, ya sea por el trabajo laboral que tienen o, como dicen los expertos, por una "actitud adolescente de carencia de responsabilidad". Las consecuencias de esta situación pueden causar un desbarajuste emocional y psicológico tanto para las criaturas como para los antecesores y los progenitores.

En primer lugar, aparece un vacío en aquella familia y los roles, automáticamente, se difuminan: los abuelos, además de hacer de ancianos, también acaban haciendo de padres y madres, supliendo una figura que no está presente. El menor crece y se desarrolla en un ambiente confuso en modelo de crianza. Vicky Mateu, formadora y asesora en escuelas de bosque y desarrollo infantil y directora del Monte del Montseny-escuela de bosque, habla, incluso, de "desequilibrio en el sistema familiar". "El rol de los abuelos no es hacer de padres, porque los abuelos no están en la energía de criar, sino en la de acompañar en la crianza: de ser permisivos, comprensivos y compasivos hacia sus nietos. Ellos ya han educado a los sus hijos y no quieren dedicarse a poner de nuevo límites", remarca Mateu.

Que los abuelos acaben cuidando a los nietos a todas horas, además, no les corresponde tampoco por su edad, ya que, a menudo, lo que primero les falla son las fuerzas físicas. "Los abuelos pueden con su vida pero no con la vida de un niño de cinco años. Pueden estar un rato por las tardes, pero si es siempre se agotan y pueden acabar buscando recursos fáciles. Si antes era la televisión, ahora puede ser el iPad", dice Mateu.

Tener un hijo implica responsabilidad y unas tareas. Alguien debe asumirlas. La biología no garantiza la función. "Haber parido a un hijo no te hace madre y padre. Lo que te hace es la función de amar, educar, alimentar, cuidar...", recalca Wilheim. Pero, incluso, en esta coyuntura de ausencias u otras circunstancias (con o sin urgencias), los abuelos, casi siempre, están ahí. "Unos y otros siempre me tendrán a su lado por lo que sea", asegura Cela, que en esta experiencia de abuelo una de las facetas que más le gusta es ver "cómo los hijos hacen de padres y cómo, a veces, también la pifien... Todo ello es divertido y apasionante a la vez".

Dependencia emocional, una de las consecuencias

En una familia en la que los abuelos, aparte de ocuparse de la suplencia logística de los nietos, también se encargan de la logística afectiva, no sólo cambian los roles, sino que pueden darse problemáticas en el desarrollo de las criaturas. Javier Wilheim, psicólogo experto en familias y adolescentes, concreta que los niños que crecen con ancianos protectores "pueden tener dificultades para desarrollar resiliencia emocional" y una "baja tolerancia a la frustración". En autonomía personal, la resolución constante de problemas por parte de los abuelos puede acarrear "dependencia emocional", además, pueden aparecer dificultades para tomar decisiones propias y asumir responsabilidades. Aparte, "la confusión de roles abuelos-padres puede generar problemas en la comprensión de la autoridad y dificultades para aceptar normas y límites de otras figuras de autoridad", asevera Wilheim.

Otros inconvenientes que destaca este psicólogo son dificultades para desarrollar la paciencia y perseverancia, y que la satisfacción inmediata de necesidades puede retrasar su madurez emocional. La formadora y asesora en escuelas de bosque y desarrollo infantil, Vicky Mateu, lamenta que, actualmente, la sociedad "no apoya" el papel de padre y madre para poder estar presente en la familia. Ante esta situación, aparte del niño, esta experta pone también la mirada en el adulto. "Los niños, aunque siempre preferirán al padre ya la madre, mientras tengan las necesidades de amor, cariño y respeto cubiertas, son adaptables y van creciendo. Pero hay que tener en cuenta que los abuelos, y también los padres, pueden pasar -lo mal por tener que hacer un rol que no les corresponde".

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