Sol Picó: "No entré en el Institut del Teatre porque dijeron que estaba gorda"
Se le murió la madre de repente cuando la bailarina, que baila desde los seis años, era adolescente
Sol Picó (Alcoy, 1967) es bailarina y coreógrafa. Creó su compañía de danza en 1994. Del 12 al 29 de diciembre presenta Macarron Power en el Teatro Nacional de Cataluña.
De pequeña no paraba quieta. "Era la típica niña que iba todo el día por casa moviendome y mi madre me apuntó a una escuela que se llamaba María Jesús Rodríguez, en Alcoy, de una señora que había bailado en el corazón del Liceo. Ella me traspasó la pasión por la danza". Estudió en el Colegio San Roque de Alcoy. "Era de monjas, femenino, pero unas monjas de las que tengo un recuerdo divertidísimo. Estaban más aburridas que nosotros y siempre me decían: «Marisol, organiza algo». Yo era Marisol, la bailarina".
¿Cómo combinabas la danza y la escuela? "Acababa el colegio a las seis de la tarde y después cada día hacía dos horas de danza. Era una práctica potente, desde los seis años que cogí la barra. Allí aprendí lo que era la disciplina y el hecho de focalizarte en algo". ¿Y cómo te lo hacías para estudiar? "Acabé la carrera de danza, que en aquella época eran seis años, a los diecisiete años. La época del instituto fue difícil, también porque yo me preocupaba por sacar buenas notas. Y las sacaba porque me esforzaba mucho. Me levantaba a las cinco de la mañana para estudiar". Bailar es una vocación. "Ya desde los seis años era una apasionada de la danza, pero no tenía ni idea hacia dónde podía ir esto porque en Alcoy no tenías ninguna perspectiva de nada" .
Su padre era comercial de Starlux, una marca de alimentación. Su madre era ama de casa. morir de repente. Le dolía la cabeza y en aquella época no le debieron hacer bien las pruebas, y duró dos meses con dolores de cabeza y un día ya no se levantó. Y dije, ¿qué hago? ¿Me quedo aquí? Era el momento que debía salir fuera, todavía estaba en el instituto".
Marchar de casa
Y fuiste a Valencia. "Un año. Mi hermano, cinco años mayor, me ayudó a convencer a mi padre y fui a estudiar información y turismo. Mi hermano había estudiado farmacia, pero él me veía con un deseo tan grande por la danza que siempre me ayudó. De adolescente, cuando yo llegaba tarde a casa le despertaba para que hiciera ver que llegaba conmigo y así mi padre no me abucheara".
Y en Valencia continuó con la danza. "En la escuela de Rosángeles Valls entré en contacto con la danza contemporánea. Y conocí a una chica que me dijo: me voy a hacer las pruebas del Institut del Teatre en Barcelona. Y yo le dije que me sumaba. Hice las pruebas, pero no entré porque dijeron que estaba gorda".
¿Cómo se supera esto? "Yo era muy fuerte o la muerte de mi madre me hizo muy fuerte y pensé: «grasa serás tú». Pero lo pasé fatal, porque con diecisiete años tus inseguridades están muy presentes. Mi padre me dijo: «Te dejo tres meses en Barcelona y lo pruebas y, si no, vuelves y montas aquí una academia»".
No regresó. "En Barcelona estaba La Fàbrica Espai de Dansa que llevaba la hermana de Cesc Gelabert y otra señora y me vieron aquella ansia y aquella locura por la danza que me becaron. Era un lugar maravilloso, venían profesores de todo el mundo" .
¿Tu secreto es la fortaleza mental? "El 80% de las chicas que estudiaban conmigo tenían mil veces mejor forma física que yo, pero la fuerza mental en estos trabajos es fundamental y yo la tenía. Tener a un padre que te va estirando hacia casa y tener que demostrar que esto que quieres es serio, también hace mucho".
¿Cuándo se convenció a tu padre? "Ha tardado mucho, porque vas dando vueltas y ni siquiera cuando monté la compañía lo veía claro, siempre me decía «pero puedes vivir de esto»? Yo daba muchas clases para poder ganar dinero. Diría que le vi finalmente convencido cuando me dieron el Premio Nacional de Catalunya en 2004".