Patrimonio gaudiniano

La Torre Bellesguard de Gaudí sigue desvelando misterios

Galdric Santana dirige una investigación que culminará con una monografía en el 2026

El vitral de la fachada de la Torre Bellesguard de Barcelona
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Barcelona“De todos los edificios de Gaudí se han dicho muchas tonterías. Pero como no se habla de la Torre Bellesguard, no hay ruido”, dice Galdric Santana, profesor en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y miembro del Grupo de Investigación Bellesguard. En los próximos años se hablará más, porque Santana, actual director de la Cátedra Gaudí, está preparando una monografía que reunirá los resultados de una investigación que quiere resolver los misterios que aún esconde este singular castillo en el barrio de Sant Gervasi de Barcelona, junto a la ronda de Dalt. El estudio se publicará en el 2026, coincidiendo con el centenario de la muerte de Gaudí. Mucho antes, los días 15 y 28 de octubre, podrán visitarse espacios del segundo piso hasta ahora cerrados al público y que más adelante serán restaurados. Son visitas excepcionales que se pueden reservar en la web de la torre, a un precio de 16 euros.

Torre Bellesguard de Barcelona.

"Es un edificio con mucha complejidad", recuerda Santana, que de momento avanza que la investigación ha confirmado la importancia de la gnomónica (el conocimiento del arco de la luz solar), habitual en iglesias, en lun edificio civil como la Torre Bellesguard, una construcción de 1900-1909 que Gaudí hizo para Maria Sagués, viuda del comerciante Jaume Figueras, y que desde el 2018 es propiedad del Grupo Catalana Occidente. También habrá novedades sobre la simbología de muchos elementos, y está en marcha una investigación para averiguar por qué Gaudí proyectó la vidriera de la fachada principal con la inclinación precisa para que la luz encajara con el óculo situado en una de las columnas del edificio, alcanzando el máximo brillo el día de Navidad, “entre las 16 y las 17 h”, cuando “el sol está más horizontal y más bajo”, precisa Santana. Sin embargo, también existe una alineación singular el 30 de octubre, que podría estar relacionada con Venus.

La luz que atraviesa el vitral y se proyecta en el óculo de una columna de la Torre Bellesguard.
La lámpara que cuelga sobre el vestíbulo de la Torre Bellesguard.

El elogio de la luz

"La luz se proyecta en la pared, como una diapositiva", explica Santana. Pero para comprobar qué resultado buscaba Gaudí, habrá que realizar una simulación, porque hay dos elementos aparentemente no previstos en este elogio de la luz: unos árboles que impiden que la luz del sol proyecte todo el arco en la pared, y una gran luz que cuelga del agujero que deja la escalera y que puso a Domènech Sugranyes, el discípulo de Gaudí que completó algunas partes de la torre. "No sabemos hasta qué punto Gaudí le explicó eso a la familia", dice Santana, maravillado de la "sofisticación" que puso en juego el arquitecto de la Sagrada Familia en "una casa de verano".

La lámpara de la sala de ladrillos en la Torre Bellesguard de Barcelona.

Con el 2026 como horizonte, se realizarán intervenciones en las estancias de la segunda planta y se abordará la restauración de la sala de los ladrillos, o sala de música, un espacio excepcional que quedó incompleto y donde se encuentra uno de los muchos elementos simbólicos que conectan con el pasado de la finca, donde en el siglo XV existía una residencia real de Martí l'Humà: en esta sala hay una luz que es una réplica invertida de la corona del último rey del casal de Barcelona. De hecho, Martí l'Humà y el gótico son un referente constante en la Torre Bellesguard, pero no el único: también son visibles conexiones simbólicas con la rosa de Reus, la Virgen María y, en los elementos arquitectónicos de la azotea, el dragón y San Jorge. "Hay un contexto simbólico muy acentuado", dice Santana, que también tiene que ver con "la dicotomía de fe y patria" que atraviesa toda la obra gaudiniana.

Antoni Gaudí escondió un dragón en la azotea de la Torre Bellesguard de Barcelona.

Para el director de la Cátedra Gaudí, la Torre Bellesguard "es la gran desconocida de Gaudí y hay menos información que de otras obras". Esto la hace más fascinante, pero su interés tiene que ver igualmente con otros aspectos, que son los que la hacen tan singular, como el uso del módulo de 45 grados que define la estructura y algunos elementos ornamentales como el acolchado barroco de la fachada y la cruz de cuatro brazos. “Es un edificio hecho sin colaboradores. Realiza un montón de ensayos para aplicarlos a otras obras. Trabaja con total libertad, también porque puede construirse sin ningún condicionante de espacio y métrica. Tiene un solar sin edificios al lado, una situación que también tuvo en la cripta de la Colonia Güell, pero era un edificio religioso. La Torre Bellesguard fue el rincón personal de trabajo de Gaudí”, explica.

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