Arte

Joan-Pere Viladecans: "Un cartel es como un grito"

Una retrospectiva del artista en el Museo de Historia de Cataluña pone de relieve su vertiente cívica

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El artista Joan Pere Viladecans en su exposición 'Viladecans Cartells'

BarcelonaEl artista Joan-Pere Viladecans (Barcelona, ​​1948) afirmaba en 1971 que trabajaba para hacer un "modestísimo servicio a la gente" que le rodea. Han pasado más de cincuenta años desde entonces, y Viladecans no ha perdido el afán solidario, como puede verse en Viladecans Carteles, una exposición del Museo de Historia de Cataluña comisariada por Julià Guillamon que estará abierta hasta el 15 de septiembre. La muestra incluye ejemplos de este talante, como una escultura pública que realizó en el Colegio de Médicos en el 2022 para homenajear la labor de los sanitarios durante la pandemia de la cóvido y los más de 90 carteles que ha hecho a lo largo de la su trayectoria. "El compromiso viene del barrio. Siempre he tenido la preocupación de que el arte fuera algo que llegara al máximo de gente posible y que pudiera ayudar a las personas. Y los carteles no son una obra y están plantados en la calle, aunque sean efímeros ", explica Joan-Pere Viladecans.

"Un cartel es un grito, un impacto visual para informar de algo", subraya el artista. Como muestra de su fidelidad con las entidades e instituciones con las que ha trabajado, está la Pasión de Olesa: les hizo la primera obra de la serie de carteles de artista que comenzaban, y 37 años después le han pedido que la cierre. "Dentro de la dificultad, la idea de reinterpretarme a mí mismo me pareció un reto bonito", admite. Y lo ha hecho sobreponiendo un contundente reloj de arena a los mismos elementos del cartel de 1987, una imagen impresionante del inevitable paso del tiempo, tanto para el condenado a muerte como para quien tiene toda su vida por delante.

Cartel de la exposición 'Viladecans, una conversación con las raíces', entre otros, en la exposición 'Viladecans Cartells', en el Museu d'Història de Catalunya

Algunas colaboraciones pioneras de Viladecans con el mundo de la cultura fueron los carteles para la película de Pere Portabella Nocturno 29 (1969), el espectáculo de Dagoll Dagom Nocturno para acordeón(1975) y la cubierta del libro La Nueva Canción, de Jordi Garcia-Soler, publicado por Edicions 62 en 1976. "Con el cartel de Nocturno 29 no sabía cómo ponerme. Empecé a ensuciar papeles hasta llegar a algo que pensaba que resolvía el título y la película", explica el artista. Al margen de los carteles para sus propias exposiciones en numerosos museos y galerías, más adelante Viladecans trabajó para muchas de las grandes instituciones y entidades cívicas y culturales del país, como la comisión de cultura de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona, ​​la Asociación de Vecinos Sagrada Família (que en 1976 reclamaba "un barrio para vivir en él" "), el Congreso de Cultura Catalana, la Asociación de Escritores en Lengua Catalana, el Festival de Canción, las Jornadas Poéticas del Maresme, el Teatre Lliure, la Asociación de Expresos Políticos (para anunciar un acto de reconocimiento a la lucha de la resistencia catalana entre 1936 y 1980), el Festival Internacional de Teatro de Sitges, la Universidad Catalana de Verano, la Fundación Paco Candel, el Festival Internacional de Blues de Cerdanyola y la Feria de Abril. cartel es el de la misma exposición en el Museo de Historia. "Puedo presumir de haber tenido la suerte de que me hayan encargado carteles de lugares tan distintos, sin ponerme ninguna condición ni de imagen ni de color", dice Viladecans.

Joan-Pere Viladecans con el cartel que ha hecho para su exposición en el Museu d'Història de Catalunya

En paralelo a los temas, los carteles reflejan también la evolución artística de Viladecans desde el principio, la fascinación por los objetos, la aproximación al arte conceptual, la creación de su propio vocabulario y la búsqueda de nuevas formas adentrándose en la naturaleza y la ciencia. "Cada cartel está hecho en un momento expresivo distinto, o complementario, y que refleja el momento de lenguaje en el que yo me encontraba", dice. Y, por otro lado, los carteles se nutren de la pasión de Viladecans por el mundo de la imprenta, que se remonta a los días en los que acompaña a su tío, que era mecánico electricista de las máquinas de imprimir, y le regalaban papeles . "Eso me ha permitido ser más exigente, porque hablo el idioma de los impresores", advierte.

Prueba de Joan-Pere Viladecans de la cubierta del libro 'La raíz y la corteza', de Miquel Martí i Pol

Carteles "artista"

Viladecans precisa que hace carteles de "artista", no de grafista. Aunque en ambos mundos está su vocabulario personal de signos, el proceso de creación de los carteles es muy diferente que el de la pintura: "Empieza con un interrogatorio al que me pide el cartel. Me he negado a hacer algún cartel , pero no te diré cuál", dice Viladecans. Por otro lado, el cartel no es tan complejo técnicamente como puede llegar a serlo una pintura. "Es una técnica paralela entre la pintura, el grabado y la litografía; incluso hay carteles que hice directamente en las planchas, no hay ni un dibujo previo", recuerda Viladecans.

Además de los carteles, la exposición en el Museo de Historia de Cataluña incluye un repaso a los trabajos de Viladecans en el mundo editorial, concretamente en las editoriales Libros del Mall y Galaxia Gutenberg. "Mi trabajo en todo este mundo gráfico tiene tres ramas: la literaria, la cívica y la social", concluye Viladecans.

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