Arte

'Máquinas del tiempo': el arte hecho en las cárceles se libera en el Santa Mònica

Antoni Hervàs trabaja con varios grupos de personas recluidas y dialoga con sus trabajos

El tótem de Loli un tapiz hecho con sábanas por una treintena de reclusas en la exposición 'Máquinas del tiempo'
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BarcelonaLas personas internas en las cárceles suelen decir que en prisión el tiempo parece quedar suspendido, mientras que sus deseos, frustraciones y planes de futuro siguen latiendo para cuando salgan en libertad. Loli es una interna de la cárcel de Wad Ras y ha encontrado en la escritura y el dibujo a dos aliados para pasar un tiempo que parece parado. Loli es, también, “la abuela de la cárcel” que el artista Antoni Hervàs conoció durante su trabajo con unos 170 internos de prisiones catalanas para realizar, entre todos, las obras que se pueden ver en el Arts Santa Mónica hasta el 8 de septiembre en la exposiciónMáquinas del tiempo. Redibujar el pasado y fabular el futuro en prisión, organizada por el propio centro, el departamento de Justicia, Derechos y Memoria y el departamento de Cultura coincidiendo con los 40 años de la asunción de las competencias penitenciarias por parte de la Generalitat.

Antoni Hervàs se define a sí mismo como “dibujante”, y es conocido por su trabajo con colectivos que quedan al margen. “Mi forma de trabajar parte del cariño, de sentirme muy cerca de las comunidades con las que trabajo, por eso intenté quedarme con el mismo grupo de gente durante el máximo tiempo”, afirma Antoni Hervàs . Antes de salir de la cárcel, Loli regaló a Hervàs algunos de sus cuadernos, y él le ha correspondido dedicándole uno de los "tótems" que forman la exposición. Se trata de una de las características esculturas gigantes de Hervàs hechas con hojas de periódicos, entre las que se encuentra el ARA, basada en un autorretrato de la propia Loli. La obra tiene dos caras. En una Loli llora y unos peces se suben por las lágrimas; la cara está llena de escritos de sí misma, pero Hervás los ha fragmentado por no revelar del todo su intimidad. En la otra, puede verse como, hace muchos años, tres hombres la intentaron secuestrar en México, y ella saltó del coche en marcha. "Es una Loli mucho más guerrera y más aventurera", explica el artista. En cualquier caso, en esta exposición Hervàs brilla a la hora de hacer de catalizador de los trabajos de reclusos que nutren sus propios trabajos.

Concursos de arte en las prisiones

Para empezar a trabajar, Hervàs y la comisaria Mery Cuesta visitaron todas las cárceles que pudieron. “Yo también buscaba personas con las que pudiera conectar a través de la obra, que me provocaran un crush, que sus procesos se parecieran a los míos. Desde el principio tenía claro que quería integrar sus obras en la exposición”, asegura Hervàs.

Cuesta y Hervàs se integraron en la dinámica de talleres y concursos de pintura de las prisiones, como puede verse con los trabajos expuestos en la primera parte del recorrido, mientras que en la segunda parte las esculturas de Hervàs, en veces inspiradas en estas obras, hacen de expositor y dialogan con los trabajos de la propia Loli, los dibujos, pinturas y cerámicas de José, Rafa, Víctor, las alumnas de los talleres artísticos del CP de Mujeres de Barcelona y el grupo del taller de cerámica del CP de Jóvenes. Entre ellas destaca la obra que Hervàs considera “la columna vertebral” de la exposición: un gigantesco tapiz hecho por Hervàs con sábanas pintadas por unas treinta reclusas de Wad Ras, lleno de imágenes de su historia, su intimidad y los sus anhelos. Entre ellas está Olga, que contó con un conjunto de dibujos cómo se instaló a vivir en el Imax cuando el cine cerró.

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