Arte

El MNAC 'resucita' la última gran obra de Carracci

El museo catalán y El Prado reúnen el conjunto restaurado de frescos que el artista pintó en Roma en el siglo XVII

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Presentación de los frescos de  Annibale Carracci de la capilla Herrera organizado por el MNAC de Barcelona

BarcelonaEn 1605, el pintor Annibale Carracci (Bolonia, 1560 - Roma, 1609) pintó por encargo de Juan Enríquez de Herrera un conjunto de frescos en la capilla fúnebre que el banquero tenía en la iglesia de San Jaime de los Españoles, en Roma. Fue la última gran obra de Carrracci, que durante la realización sufrió una crisis de una enfermedad que ya no le permitió emprender proyectos de grandes dimensiones. La capilla Herrera fue un trabajo muy elogiado de un pintor que era considerado el mejor de Roma y que estaba en su mejor momento, justo después de terminar los frescos de la galería Farnese, cumbre de la pintura barroca romana. Pero después de ser arrancado de las paredes de la iglesia en 1835 y repartido entre Madrid y Barcelona, el conjunto se degradó hasta el punto que, en 1971, el historiador de arte David Posner aseguró en una monografía sobre Carracci que las pinturas eran irrecuperables.

Si Posner declaró la muerte de la obra, el Museo Nacional de Arte de Catalunya ha certificado este jueves la resurrección de los frescos de la capilla Herrera, que el MNAC y El Prado han restaurado y reunido por primera vez en 187 años. Primero se expusieron en el museo madrileño, que los presentó en marzo, y ahora lo hace el museo catalán, que acoge hasta el 9 de octubre en las salas de arte del Renacimiento y el Barroco dieciséis de los diecinueve frescos que pintó Carracci hace más de cuatro siglos. Los tres que faltan todavía no se han podido localizar. Después de Barcelona, la muestra viajará, lógicamente, a Roma. “Es una recuperación muy importante”, asegura el historiador Andrés Úbeda, comisario de la muestra. “No nos tenemos que dejar engañar por el poco conocimiento que actualmente hay de Carracci: fue uno de los grandes de la pintura barroca europea y, junto con Caravaggio, provocó una revolución en el arte de la época, saliendo a pintar al campo y a los mercados y prescindiendo de intermediarios con la naturaleza”.

Una restauración "larga y complicada"

Pepe Serra, director del MNAC, subraya la “comodidad y fluidez” de la colaboración con El Prado y el “sentido especial” que tiene exhibir los frescos en un museo con una colección tan importante de pintura mural arranque. El montaje en el MNAC será muy diferente del que había en El Prado y la muestra se podrá visitar independientemente o acceder desde las salas de la colección del Renacimiento. Los frescos que tenía el MNAC ya se habían restaurado hacía años, pero el proceso de restauración de los frescos de El Prado ha sido “largo y complicado porque el museo no tiene restauradores expertos en pintura mural y ha tenido que contratar a personal especializado”. Aun así, subraya el comisario, el resultado es “extraordinariamente satisfactorio” porque permite establecer el capítulo final en la biografía de Carracci y demostrar que “la colaboración entre las instituciones es deseable y funciona”.

Presentación de los frescos de Annibale Carracci de la capilla Herrera organizado por el MNAC de Barcelona.

En su investigación, Úbeda no ha conseguido averiguar por qué, después de ser arrancados de las paredes de la iglesia de San Jaime de los Españoles y más tarde enviados en España, los frisos se disgregaron entre Madrid y Barcelona (en la Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi). Sí que ha conseguido aclarar muchas dudas sobre la autoría de unos frescos que fueron pintados tanto por Carracci como por sus ayudantes, entre los cuales estaba el brillante pintor Francesco Albani. “Enríquez de Herrera se sintió decepcionado y traicionado cuando supo que Carracci no había pintado él solo los frescos –explica Úbeda–. Pero así se hacía siempre en la época: el maestro hacía el dibujo que guiaba la obra y los frescos se pintaban en un mismo estilo sin diferencias distinguibles”. Por suerte, la muestra también incluye dibujos de Carracci, que ha cedido para la exposición la familia real británica. “La reina de Inglaterra tiene una colección impresionante de dibujos”.

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