La sombra inquietante de la plataforma Castor

BarcelonaEn las imágenes de la fotógrafa y artista Paula Artés (Molins de Rei, 1996) los detalles aparentemente mínimos son reveladores. Por ejemplo, la imagen de unos palmitos o unos dátiles de mar reflejan, al margen de los terremotos que provocó, los estragos medioambientales de la instalación de la plataforma del almacén de gas Castor, frente a la costa de Castellón y el Montsià. Así puede verse en la exposición que la galería Àngels Barcelona de Barcelona (Pintor Fortuny, 27) le dedica hasta el 4 de septiembre, titulada Energía sumergida.

"Hace cuatro o cinco años me di cuenta de que ciertas empresas que tienen relación con el Ibex35 tienen más poder que el gobierno, y empecé a hacer una investigación sobre todo el entramado de cómo estas empresas utilizan los estamentos del Estado para realizar sus proyectos", explica Artés. Comenzó la búsqueda con Castor por una cuestión de proximidad, pero, en cualquier caso, su objetivo es revelar la "cara oculta" del poder. "No sé tomar una foto si no sé por qué la estoy haciendo, necesito tener la investigación previa muy consolidada, y después hacerla es muy rápido. La investigación es el 70% o el 80% del proyecto", advierte.

La exposición incluye una selección de los trabajos que pudieron verse en Lo Pati, el Centro de Arte de las Terres de l'Ebre, en Amposta, aunque el proyecto de la exposición en la galería es anterior. Es el primero en el que Artés combinó diferentes medios, como la reproducción de documentos, el vídeo y las grabaciones sonoras, como una judicial del impulsor de la plataforma, Florentino Pérez. A Amposta le llamó la atención que mucho público local desconociera hechos que ella explica en su obra, como que el Observatorio del Ebro tiene una sala pensada únicamente para monitorear el Castor permanentemente.

Aun así, Artés ha buscado un enfoque nuevo para exponerlo a Àngels Barcelona. "En la galería hemos abordado el proyecto desde una perspectiva más cotidiana, a partir de las cosas del día a día que no sabemos lo que tienen detrás", advierte Artés, que ha dejado la parte de despachos y documental en segundo plano. Como Cataluña estaba en contra de la plataforma Castor, el Estado modificó la frontera marítima para que el almacén de gas quedara en territorio valenciano. "Lo descubrí en un BOE que corregía uno anterior. Cambiaron las coordenadas en vez de mover la plataforma. Fue entonces cuando me di cuenta de que esa gente tiene el poder y no el Estado ni el gobierno", dice el artista. "El primer documento que encontré es de 1996, el mismo año que nací, y desde entonces hasta 2010 y 2013 pasaron muchos gobiernos del PSOE y el PP, y siempre se sacó adelante la plataforma Castor, mientras que en muchas ocasiones un macroproyecto cae cuando hay un cambio de gobierno", añade.

Para Paula Artés, conocida por un proyecto con el que se adentró dentro de la Guardia Civil, el arte es una herramienta para acercar el problema del Castor al público, y la "poética" es un recurso para intensificar el contacto entre el espectador y la obra. "Cuando estás inmerso en la fotografía es cuando empiezas a distinguir lo que hay detrás y haces el clic", dice el artista. Es lo que ocurre en las fotografías nocturnas de una playa en cuyo horizonte aparece el Castor como una presencia inquietante.

Actualmente, en la plataforma Castor trabajan unas trece personas oficialmente realizando tareas de mantenimiento. Y el secretismo sigue. Durante todo ese tiempo, Artés sólo recuerda una experiencia extraña: la semana que empezó a hablar del proyecto en diferentes convocatorias de becas tuvo la sensación de que una noche un coche la seguía cuando volvía a casa. "Cuando cogí mi salida y entré en una carretera comarcal dejaron de seguirme", dice Artés. "El proyecto del Castor ahora está cerrado y hay un BOE que dice que la plataforma se debe desmantelar, pero dudo mucho que lo hagan. Tienen mucho miedo, porque los tapones de los depósitos de gas están caducados y puede que, cuando los saquen, haya más terremotos de los que hubo", advierte.

Además de todos estos materiales, un vídeo al final de la galería Àngels Barcelona apunta el segundo capítulo del proyecto, dedicado a las energías renovables y su relación con los ecosistemas. "Lo vendieron como energía renovable, que lo es, pero ¿a costa de qué? El Castor y los molinos de viento son lo mismo: explotar estas zonas olvidadas o sin riqueza aparente", concluye Artés.