Arte

Xavier Nogués, el pintor corrosivo y divertido de la bodega de las Galerías Layetanas

El historiador Joan Maria Minguet aborda el mítico establecimiento puesto en marcha por Santiago Segura desde una atrevida clave teatral

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El historiador Joan Maria Minguet entre los murales de la bodega de las Galerías Layetanas ahora expuestos en el MNAC

BarcelonaEl emprendedor Santiago Segura (1879-1918) no se conformó con tener una galería de arte en la Gran Via de Barcelona. En 1916 abrió en el sótano de las Galeries Laietanes un establecimiento excepcional, una bodega donde se podían comprar vinos de importación. Esta bodega ha pasado a la historia porque estaba adornada con unas pinturas murales de Xavier Nogués (1873-1941) que actualmente están expuestas en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Para hablar suben al escenario cinco personajes: el Historiador, la Memoria, la Crítica de Arte y el Sommelier. Y como contrapunto ideológico de todos ellos, la Obrera. El historiador del arte Joan Maria Minguet ha elegido esta insólita fórmula teatral para abordar la historia de la bodega en el libro La bodega de las Galerías Layetanas (Vibop, 2024), que también incluye una edición facsímil de la preciosa carta de vinos que hizo el propio Nogués.

Después de pensar mucho en ello, Minguet decidió escribir un texto teatral por varias razones. "Me di cuenta de que prácticamente no hay información de primera mano sobre la bodega, sólo algunas menciones, como las que se hicieron cuando, en 1948, el Ayuntamiento de Barcelona compró las pinturas de Nogués que decoraban la sala. por otro lado, tampoco hay información de lo fundamental, el vino, así que me encontré pensando si debía escribir un ensayo para decir que sabemos muy pocas cosas de la bodega", explica Minguet. En paralelo a paliar esta carencia de materiales, Minguet quiso hacer un libro para el gran público. "En los últimos años me preocupa mucho el hecho de que la historiografía y la crítica del arte hablan constantemente para el clan, para el propio gremio. Me costó mucho llegar a esta solución. Quizás influenciado por el teatro de Joan Brossa, que es lleno de acotaciones, empecé a construir unos personajes que me permitieran explicar a todo el mundo qué había sido ese experimento tan extraordinario de hacer una bodega en una galería de arte", afirma Minguet.

Sin embargo, los diálogos de los personajes también abordan cuestiones teóricas como la diferencia entre crítica de arte e historiografía, y la veneración del pasado, que puede ser problemática. En este sentido, existen perlas provocativas como que "la historia es neutral". "He querido ser transparente", subraya el autor, quien también destaca que la fórmula teatral le ha permitido rehuir la "voz monocorde" del ensayo.

Dos de las páginas de la carta de la bodega de las Galerías Layetanas, obra de Xavier Nogués

Restablecer el valor del arte de Nogués por sí mismo

Los murales de la bodega de las Galerías Layetanas representan un canto a la embriaguez protagonizado por una retahíla de borrachos cargados de un afán dionisíaco. Son una de las obras más valoradas por los visitantes del MNAC. Como puede verse en la carta de vinos, entre la extensa oferta de vinos y licores había "vinos generosos" como el jerez viejo "para enfermos", malvasía y moscatel de Sitges, Clos de Vougeot de Borgoña, Chianti italiano y el coñac 1915, que era una especialidad de la casa.

Más allá de estos murales, Minguet vuelve a plantear la idea de que "Nogués ha sido malinterpretado". "Hemos situado la obra en el Novecentismo, y Nogués debía de ser un tipo supercachondo. Cuando hace La bien plantada, y Eugeni d'Ors la pone como ilustración de su obra, se está equivocando, porque el personaje de Nogués es una mujer desgajada, a quien la gente tira piedras, hay una violencia explícita, en ese cuadro" . Y en cuanto a sus caricaturas, Minguet destaca "la mala baba ideológica". Hemos situado a Nogués en un lugar que va bien a la historiografía del arte, y él no está dentro de etiquetas como Modernismo, Novecentismo y vanguardias, sino que tiene valor por sí solo. Un día podía hacer cosas que gustaran a los novecentistas, y con esto quiero decir la burguesía catalana, pero que no eran de una lógica novecentista: no era mediterranista, clasicista, sino que iba por otro camino", dice Minguet.

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