Música

Blon (Pablo Pérez): «Hacemos batallas que ven un millón de personas en directo por 'streaming'»

Oscar Grau
3 min
Blon a firma de libros del FNAC de La Isla de Barcelona

Barcelona"La palabra es el arma principal de la poesía y del freestyle", dice Pablo Pérez (Barcelona, 1991), un joven humilde, tímido y exitoso. En el mundo de las batallas de rap, conocido como freestyle, es una leyenda, y los jóvenes lo conocen como Blon. Sus batallas las llegan a seguir en directo centenares de miles de personas. Y en el mundo de la poesía, acaba de publicar su tercer libro: El castigo de Sísifo (Aguilar).

¿Cuál es tu primer contacto con la poesía y en qué momento empiezas a escribir?

— Un día, cuando era muy pequeño, recuerdo que mi madre me empezó a leer poemas de Gloria Fuertes y, a partir de ese momento, me enamoré de la rima, me flipaba. En la escuela es donde empecé a escribir poesía. Primero escribía para las niñas que me gustaban y después para los concursos y acontecimientos que hacían, como los Juegos Florales o la fiesta de Sant Jordi.

¿Cómo descubres el mundo del rap y del freestyle?

— Gracias a mi hermano, que me regaló un disco del cantante de rap Nach. Y como me gustaba escribir poesía pensé que el rap era poesía sobre una base instrumental. Me informé un poco y descubrí las batallas de rap, unas competiciones que enfrentan a dos raperos cara a cara, que, improvisando y rimando, tienen que intentar desarmar al adversario.

En 2008 empezaste a competir en la Red Bull Batalla de los Gallos, cuando no era una disciplina profesional. Ahora sí.

— La Red Bull Batalla de los Gallos es la competición de rap improvisado que tiene más prestigio. Pero la que nos hizo profesionales es la FMS (Freestyle Master Series), que es la liga profesional de freestyle. Ahora hará cinco años desde la primera y yo estaré por quinta vez consecutiva.

El freestyle se ha convertido en mainstream y mucha gente lo sigue por las redes sociales. Está muy masificado. ¿Cómo se gestionan la presión y la fama?

— Hacemos batallas que de media ven entre 700.000 y un millón de personas en directo por streaming. Cuando llego a casa es difícil desconectar. Nos llegan muchos comentarios y cuando son malos te afectan. Además, a veces eres el más querido por el público y a veces no. Es como una montaña rusa, y estos cambios tan bruscos no son fáciles de gestionar. Por eso, la salud mental se tiene que cuidar; en todo en general, pero en el mundo del freestyle especialmente.

Has hablado abiertamente del hecho de que has tenido ansiedad. ¿Es común tenerla, en vuestra profesión?

— La mayoría de compañeros la han tenido o la tienen. Va implícito en la presión a la que estamos sometidos. A mí me gusta hablar de todo y sobre todo de temas que son más delicados. Me gusta normalizarlo, puesto que soy consciente de que hay gente que se puede sentir identificada conmigo. Es muy importante que los freestylers, pero también los youtubers, streamers e influencers, demos visibilidad a la salud mental, porque podemos ayudar a mucha gente.

Escribes poesía, compites en batallas de rap y haces streamings en Twitch. En una ocasión dijiste que una de las cosas que te generan ansiedad es la incertidumbre del futuro. ¿Es por eso que diversificas tanto la actividad?

— Sí, pero no solo por eso. Me gusta descubrirme en varios ámbitos. Al final todo lo que haya pertenece a diferentes ramas de un mismo árbol. Por lo tanto, sé que si una de estas ramas se rompe las otras seguirán enteras. Nosotros somos la primera generación de profesionales del freestyle, así que es difícil saber cuánto puede durar nuestra carrera.

¿Cómo surgió la idea de hacer un poemario sobre mitos grecorromanos clásicos como es El castigo de Sísifo?

— Me gustan mucho la mitología griega y las historias cortas. En nuestros tiempos seguimos teniendo las mismas preocupaciones y cometiendo los mismos errores que ya anunciaban los autores clásicos en estos mitos.

¿Piensas que la sociedad vive el castigo de Sísifo?

— Sí. La rutina es subir una piedra montaña arriba, que vuelva a bajar y empezar de nuevo a empujar, y así eternamente hasta que desaparezcamos. Y soy hipócrita, porque formo parte de muchas cosas que denuncio, como esta rutina. Por lo tanto, sé que estoy condenado por Sísifo, igual que prácticamente todo el mundo.

stats