Crítica de música

Beethoven y Savall, fin de ciclo

El músico cierra en el Liceu el ciclo completo de las sinfonías de Beethoven

2 min
Jordi Savall dirigiendo la orquesta al Liceo

Le Concert des Nations, Acadèmia Beethoven 2020, La Capella Nacional de Catalunya

Gran Teatre del Liceu, 15 diciembre 2021

Uno de los rasgos identitarios del trabajo de Jordi Savall es su gran capacidad de gestar, construir y defender proyectos de altura, exigentes y siempre con grandes músicos al frente. No estaremos descubriendo el Mediterráneo si decimos que el maestro igualadino es uno de nuestros músicos de proyección internacional más coherentes, a pesar del eclecticismo de un repertorio que aborda con valentía y con un discurso muy argumentado y muy bien vendido por un sentido del marketing siempre con buen criterio y gusto.

Ciertamente hay cosas que salen mejor y cosas que revisten pasos erráticos y algunas (pocas) tropiezos. Luces y sombras, en definitiva, como el ciclo completo de las sinfonías de Beethoven iniciadas en 2019 y que culminaban el miércoles por la noche en el Liceu, con las dos últimas sinfonías del genio de Bonn, recientemente grabadas.

Me atrevo a decir que han sido más las luces que las sombras las que han vertebrado este ciclo beethoveniano. Y que en el concierto del Liceu estuvieron igualmente presentes. Pero nos quedamos con lo mejor, o sea, con la coherencia del proyecto y, en el caso que nos ocupa, con la brillante prestación de La Capella Nacional de Catalunya, formación coral muy engrasada por Lluís Vilamajó e integrada por jóvenes cantores, a pesar de la presencia de algunas voces procedentes de La Capella Reial, la formación sénior que siempre agombola las interpretaciones sinfónico-corales de Savall.

El conjunto orquestal, capitaneado por el concertino Jakob Lehmann y por su asistente Manfredo Kraemer, supo traducir la gestualidad de Savall en un tejido sonoro de altibajos, con errores puntuales y pasajes de afinación dudosa, a pesar de que el entusiasmo de los instrumentistas tuvo como traducción un tapiz muy cosido y con pasajes empapados de color y muy de acuerdo con el espíritu Sturm und Drang de la octava y novena sinfonías de Beethoven.

El nivel vocal de los cuatro solistas vocales de la última sinfonía fue homogéneo, con la presencia de la soprano Sara Gouzy, de la mezzosoprano Laila Salome, del tenor Mingjie Lei y del bajo Manuel Walser. Un final de ciclo que Savall agradeció, micrófono en mano, en un Liceu lleno a rebosar y rendido a los pies del músico.

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