Cinema

Canes acoge la confirmación del talento como directora de Clara Roquet

La producción catalana 'Libertad' compite en la Semana de la Crítica

Una imagen de la película 'Libertad', de Clara Roquet.
3 min

CanesCon su primer largometraje, Libertad, la directora barcelonesa Clara Roquet se añade a la formidable oleada de mujeres cineastas que en los últimos años enriquecen el cine catalán con nuevas perspectivas. A priori, la opera prima de esta también guionista, que se ha estrenado mundialmente este jueves en la Semana de la Crítica del Festival de Canes, entronca con otros títulos recientes sobre el paso de la adolescencia a la madurez de una protagonista. Aquí, Nora Vidal (Maria Morera), una chica de 14 años que como cada año pasa el verano con su familia en una torre de la Costa Brava. Pero Nora se aburre. Hasta que llega de Colombia Libertad (Nicolle García), la hija de 15 años de Rosana (Carol Hurtado), la encargada de cuidar de Ángela (Vicky Peña), la abuela de Vidal, enferma de Alzheimer. A través de una cámara siempre atenta a las miradas y a los gestos, Roquet capta con todo detalle esta experiencia tan propia del tránsito femenino hacia la juventud de sentirse fascinada por otra chica un poco mayor, en una confluencia entre el deseo y la proyección en una figura idealizada. Pero a este retrato impecable del hecho adolescente, Roquet añade una menos habitual capa de crítica al clasismo y racismo de la familia protagonista.

En la primera escena de Libertad, vemos aparecer a Consuelo entre las cortinas de los ventanales que limpia. Desde el principio, Roquet señala cómo de invisibilizada queda en las familias, la sociedad y, ya de paso, el cine de nuestro país la figura de la trabajadora del hogar muy a menudo de origen latinoamericano que cuida a las persones dependientes. Y con ella, las dinámicas poscoloniales que vertebran la manera de relacionarnos. Una cuestión que la directora ya había apuntado en uno de sus cortos anteriores, El adiós. Pero en vez de mostrar esta problemática desde un conflicto evidente, Roquet la va haciendo emerger poco a poco a través de la relación en principio horizontal entre Nora y Libertad. La directora mantiene con un pulso admirable la verosimilitud de una historia que aborda sin estridencias cuestiones espinosas y consigue culminar la trama con un final coherente que, a la vez, se muestra generoso con las dos jóvenes protagonistas. En Canes se confirma, por lo tanto, un nuevo talento del cine catalán.

Navad Lapid desencadena su rabia hacia Israel

En Synonymes, el film con el que ganó el Oso de Oro en Berlín en 2019, Navad Lapid plasmaba las ansias de huir de su condición de israelí a través de un personaje de inspiración autobiográfica que se entregaba literalmente desnudo a la cultura francesa. En Ahed's knee, presentado en Canes, lleva todavía más allá la relación conflictiva con su país en una autoficción alrededor de un cineasta, Y (Avshalom Pollak), que viaja al desierto de Aravá para presentar este mismo film. Ahí, Y confronta las dinámicas de control de la cultura por parte del estado de Israel en su conversación con la representante local del ministerio. Pero, con sus fugas videocliperas cuando se habla del servicio militar o la energía sexual que late en la relación casi de screwball comedy entre los dos protagonistas, Ahed's knee tiene poco que ver con el cine de denuncia política habitual. En el momento culminante de una obra que no entiende de equidistancias ni conciliaciones, el alter ego de Lapid vomita una invectiva contra Israel con la contundencia rabiosa del punk y la retórica del mejor de los profetas.

stats