Crítica de series

'El caso Hartung': por qué es tan adictivo el nuevo 'nordic noir' de Netflix

La miniserie danesa sobresale en su género, pero también renuncia a uno de sus puntos fuertes

3 min
Una imagen de la serie 'Lo caso Hartung'

'El caso Hartung'

De Søreno Sveistrup para Netflix. En emisión en Netflix

Una figurita humana hecha con castañas es el motivo siniestro que identifica a El caso Hartung, la nueva serie criminal nórdica que triunfa ahora mismo en Netflix. La ficción adapta la novela homónima de Søreno Sveistrup, y evoca un imaginario ligado a conceptos como la niñez, la naturaleza y las tradiciones de otoño, pero cambiando el sentido para mostrar el lado siniestro. A pesar de que la idea no es muy original, funciona de sobra en la serie. Un diagnóstico que se puede extender al resto de características. El caso Hartung engloba los rasgos y lugares comunes que han consagrado al nordic noir como uno de los géneros de más éxito en la ficción literaria y audiovisual, ejecutados, eso sí, con algo más que destreza, sobre todo en los primeros episodios. Tenemos a Naia Thulin (Danica Curcic, que parece nacida para este papel), la policía obsesionada con el trabajo que desde el inicio pide un traslado para poder dedicar más tiempo a su hija. No tarda en llegar un compañero de fuera con pasado trágico, Mark Hess (Mikkel Boe Følsgaard), con quien al principio no se entiende de ninguna forma. Juntos acaban investigando el brutal asesinato de una mujer en un parque de Copenhague que desvelará una historia truculenta con diferentes ramificaciones. Una de las ramas apunta a la desaparición hace unos años de la hija adolescente de la ministra de Asuntos Sociales... Los directores Kasper Barfoed y Mikkel Serup despliegan el arco dramático a través de una puesta en escena estilosa que, como también toca en estos casos, privilegia la generación a fuego lento de una atmósfera perturbadora, y entrelaza a buen ritmo las diferentes subtramas para enganchar al espectador al rompecabezas que nos proponen.

El autor de la novela y también responsable de su adaptación televisiva, Søreno Sveistrup, es todo un referente en el nordic noir televisivo. Le debemos un título fundacional como The killing (2007-2012), un hito en la historia de la nueva ficción sobre todo por dos motivos. Junto con Borgen consagró el alcance internacional de las producciones danesas impulsadas por la televisión pública. De hecho, mucha gente conoció la serie por el posterior remake norteamericano. Y The killing sacudía la estructura típica del procedimental televisivo para otorgarle una dimensión mucho más profunda, oscura y política. Nos encontrábamos ante la primera serie criminal en la que, sin renunciar al gusto por el misterio y la investigación, la víctima era importante y no un mero dispositivo argumental para poner en marcha la trama. A la vez, la serie se adentraba sin miedo a denunciar las problemáticas estructurales que afectaban a los personajes.

Todo esto se ha perdido en El caso Hartung, como si Sveistrup se conformara esta vez con hacer patente que sabe hacer funcionar el engranaje típico del nordic noir mejor que nadie, y punto. Sí, te enganchas a la trama aunque hayas visto ya decenas de veces este planteamiento. Y el acabado visual está algo mejor trabajado que en la media de series de Netflix. Pero al final la resolución resulta un puro trámite. A pesar de que el creador parece querer decirnos algo sobre la vulnerabilidad de los niños, en El caso Hartung no hay un discurso realmente sólido que sostenga el entramado dramático y deje un poso final como pasaba con The killing. La serie presenta un problema añadido. ¡Y, atención, esto es un spoiler! Delata en parte la identidad del asesino a través del casting. Porque resulta inevitable pensar qué sentido tiene darle un papel tan secundario a tal actor reconocido si no es que...

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