Cine

Albert Serra: "En un año, el 80% de películas las hará una IA, y las hará mejor"

El director banyolí ha estrenado en la Filmoteca 'fe sin obras muerta es', una pieza a partir de la obra de Antoni Tàpies

Albert Serra en la Filmoteca de Cataluña
09/05/2025
5 min

Barcelona"La evolución del arte contemporáneo va por un camino y la de mi mente por otro, y en esa colisión creo que se encuentra el interés de esta propuesta", dijo el jueves Albert Serra antes de presentar en la Filmoteca fe sin obras muerta es, una pieza realizada por encargo del Museu Tàpies con motivo del centenario del pintor celebrado el año pasado. Decirlo homenaje quizás sería excesivo: durante 53 minutos divididos en ocho partes con títulos como Amigo, Oracle o Primera caída, Serra filma escenas sin narrativa ni apenas acción, a veces sobre la proyección de una obra de Tàpies y siempre acompañadas de un envoltorio sonoro de capas de sintetizador y feedback de su músico habitual, Marc Verdaguer. De vez en cuando aparecen subtítulos sin relación con lo que muestra la pantalla: puede ser un evocador "¿Quién sueña a quién?", un desconcertante "Amor Visca" o un críptico "miel, oriol, gorrión, curruca". Entre los actores que aparecen en el filme –no se puede decir que actúen– está Lluís Serrat, fiel escudero de Serra desde los tiempos deHonor de caballería. Las imágenes tienen un regusto magnético y violento, sobre todo cuando la cámara se mueve bruscamente como si alguien le hubiera golpeado.

"Queríamos generar nuevas preguntas y reflexiones sobre Tàpies y pensamos en Albert Serra, pero teníamos claro que no se trataba de hacer un documental", explicó en una sala Chomón llena a rebosar la directora del Museu Tàpies, Imma Prieto. "Al principio hubo muchas dudas", admitió Serra. "Me preguntaban qué haría y yo decía: «¡Lo que yo quiera!». Y ellos: «Hombre, si tiene que ver con Tàpies, mejor»". El cineasta sitúa el problema en la relación misma entre el arte plástico y las imágenes en movimiento, una cuestión que ya exploraba en el 2016 en la pieza Tre resistencias, realizada por encargo de la Luma Foundation de Arles. "¿Cómo haces una película sobre Tàpies si su obra, tan matérica, interna y espiritual, es lo contrario del cine, casi antitética?", se preguntó Serra, que tras darle vueltas llegó a la conclusión de que "sólo se podía hacer desde la ambigüedad y bajo la forma de burla, o quizás de ironía, porque a ironía, final de la que puede haber cierta emoción sincera".

Albert Serra (derecha) con el director de la Filmoteca, Pablo La Parra, y la directora del Museu Tàpies, Imma Prieto.

Sobre su relación con la obra de Tàpies, Serra recordó cuándo iba a ver las exposiciones en vida del artista. "Hacía una cada año en la galería del hijo, y siempre había dos pinturas muy buenas y el resto... normalito –dijo–. Cada año era igual. Y en el cartel de fuera siempre tenían una de las pinturas más fáciles y superficiales de la exposición, pero con elementos muy gráficos y con palabras. A veces era emocionante, a veces ilegible ya veces me ilegible y". El interés del director por las palabras de Tàpies le ha empujado a "escanear absolutamente todos los cuadros" para reproducir en la película las frases, que son los subtítulos que aparecen intermitentemente en fe sin obras muerta es. "Son sus palabras escritas literalmente, incluso la falta de un acento, porque así recuperamos ese aspecto gráfico suyo –dijo Serra–. Tàpies era un gran cartelista, uno de los cinco mejores de la historia del arte. Pero para mí las frases son solo unos motivos".

En un ejercicio de sinceridad habitual en él, Serra admitió, eso sí, que todos los trabajos que hace para el mundo del arte –ha hecho también para el Macba, la Documenta de Kassel y la Bienal de Venecia– tienen un propósito que sobrepasa los encargos de los centros y los festivales, y es de hallazgos "en dosis menores y de una forma más sofisticada y profunda" en sus películas de ficción, "en las que el peso de la interpretación humana tiene mucha más importancia".

Serra, director de orquesta

En el turno de preguntas, el antiguo director de la Filmoteca Esteve Riambau tomó la palabra para interrogar a Serra sobre la música de la pieza, "lo más extraño en el universo de Tàpies". El cineasta reconoció que el formato de la pieza, sin ningún diálogo, le permitía desahogarse y dar protagonismo a la música de Verdaguer, que en el contexto de una película de ficción habría tenido una presencia "más tímida y matizada". Y se comparó con un director de orquesta, "para quien no existe música, sino sonido, y va creando sonido con los instrumentos hasta que aparece la música". "El montaje es igual, pero la mayoría de directores tienen un guión, algo que decir o una gran obsesión, son muy presuntuosos –aseguró–. Yo lo veo todo al mismo nivel: la trama, el actor, lo que dice, la imagen, el sonido... Y a través de eso intento crear una suerte de sensación hipnótica que te hace creer en el impón".

El director se fue encendiendo a medida que enfilaba su argumento. "La gente es tonta –afirmó sobre la mayoría de directores–. Tienen una idea y se dedican a ponerla en imágenes para contarla. Pero si tienes un disco duro con 500 horas de imágenes y 500 de sonido de material heterogéneo, lo que tienes que hacer es interpretarlo con tu intuición y entender las reverberaciones. que ésta". Y añadió: "Yo no tengo ninguna idea ni nada que decir, sólo imágenes y sonidos. Contar una idea que has tenido no lleva a ninguna parte, sólo a hacer cosas esquemáticas que ya se han visto 50.000 veces, y no deja espacio para la inocencia. Y yo soy inocente. IA".

En este sentido, Serra reivindicó "la imaginación" y "una inocencia máxima", y alertó sobre la falta de originalidad del cine actual. "En un año, el 80% de películas las hará una IA, y mejor. Si las películas son ya una copia, una IA siempre copiará mejor porque tiene más datos". Paradójicamente, el director admitió que viendo fe sin obras muerta es en la Filmoteca se ha sorprendido pensando en Vampiro/Cuadecuco de Pere Portabella, sobre todo en lo que se refiere a las texturas y al "uso de ángulos incorrectos" para filmar las acciones de los actores, que en ese filme son en realidad los deEl conde Drácula, de Jess Franco, protagonizada por Christopher Lee, de la que Portabella rodó una especie de making of experimental en 1971. "Vampiro me influenció mucho, sobre todo porque esos actores son una mierda; todo eso era una basura, pero lo filmas desde el ángulo equivocado y es buenísimo –aseguró–. Un actor malo lo filmas con la cámara de forma normal y está muerto, pero lo filmas de lado, sin que lo sepa, y eso es otra dimensión, es vida".

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