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Confinados con Olivier Assayas en la Berlinale

El director francés se entrega a la autoficción en 'Hors du temps', que revive los primeros meses de la pandemia

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El director Olivier Assayas entre los actores Micha Lescot y Vincent Macaigne

Enviado especial al Festival de BerlínCuando pocos meses después del estallido de la pandemia empezaron a surgir películas relacionadas con el cóvid, parecía que la experiencia del confinamiento y la pandemia se esparciría como un virus entre los cineastas y teñiría el cine de los primeros años de la década. Finalmente no fue así y, aunque las sensaciones de aislamiento y paranoia han estado muy presentes en el cine reciente y la pandemia se utiliza a menudo como marco de historias de géneros tan diversos como el thriller, la comedia y el terror, en realidad son pocas las ficciones que abordan de forma directa la experiencia del confinamiento, esos meses tan extraños de nuestra vida en los que el tiempo se suspendió y la incertidumbre lo dominaba todo.

Hors du temps (Fuera del tiempo) es precisamente el título de la película que Olivier Assayas ha presentado este sábado en la Berlinale, en la que dos hermanos, uno cineasta y otro periodista musical, pasan el confinamiento juntos y con sus parejas en la casa familiar donde crecieron de pequeños. Sin hijos y en el idílico paisaje rural de un pueblecito francés –un confinamiento privilegiado, pues–, entre los hermanos afloran las tensiones por las diferentes maneras de asumir las medidas de seguridad sanitaria. Y poca trama más encontramos en esta plácida comedia de costumbres que reivindica de forma explícita el trabajo figurativo de pintores como Monet y David Hockney (el artista favorito del hermano cineasta) y que reclama, por tanto, el derecho del cine a retratar también la realidad más prosaica y nuestra relación con la naturaleza.

El personaje del director, por cierto, se llama Paul, pero habla de proyectos que quiere rodar con Kristen Stewart, de su rodaje reciente en Cuba, de las influencias de su película Irma Vep... Es decir, que Assayas no disimula en absoluto (al contrario) la condición autobiográfica del relato. Es el paso natural después de explorar el tema de la autoficción en la comedia Dobles vidas y, sobre todo, después de los juegos entre realidad y ficción de la serie Irma Vep, en el que el actor que interpretaba su alter ego era el espléndido Vincent Macaigne, el mismo que en Hors du temps. Macaigne imprime al personaje una cierta comicidad ligada a sus manías, neurosis pandémicas y elitismo cultural, pero ni así logra evitar que acabe resultando algo cansino. Assayas es demasiado complaciente en su (auto)retrato y, ya sea por pudor o por desinterés, no profundiza en los demás personajes, sobre todo los femeninos. Resultan más logradas las autoficciones de la expareja de Assayas, Mia Hansen-Love, quien también cuenta, claro está, con su avatar de ficción en este roman à clef más interesante cuando observa la naturaleza que a sus personajes.

El incesto que vuelve

La escritora Christine Angot también se mueve en el género autobiográfico desde su primer libro, El inceste (El incesto, en la edición en castellano de Seix Barral), sobre los abusos sexuales que le infligió su padre desde los 13 años. El tema, que retomaba a las posteriores Una semana de vacaciones (Anagrama, 2014) y El viaje por el este (Anagrama, 2022), reaparece en su debut como directora, Une familia, estrenado en la Berlinale, en el que sale a buscar a la mujer con la que estaba casada su padre durante la época de los abusos para pedirle explicaciones por el silencio posterior. La escena es incómoda y brutal, sobre todo por los equilibrios morales y las justificaciones de la mujer.

Angot se encara también con su pusilánime madre y su primer marido, testigo silencioso cuando los abusos a su mujer se reanudaron. Pero la escena más violenta del documental es un fragmento de un magacín televisivo de principios de siglo en el que los presentadores tratan a la autora con condescendencia y desprecio, ridiculizándola hasta que ella acaba abandonando el plató: un correctivo en toda regla por haber roto el tabú de los abusos en la sociedad francesa.

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